Es noticia
El Palacio de Invierno tendrá que esperar: ¿Qué pasa con el ala socialista Demócrata?
  1. Mundo
ELECCIONES ESTADOS UNIDOS

El Palacio de Invierno tendrá que esperar: ¿Qué pasa con el ala socialista Demócrata?

Bernie Sanders o Alexandria Ocasio-Cortez parecen haber dejado de lado sus diferencias con el sector moderado de Biden, pero quizás no tengan la misma paciencia si Trump vuelve a ganar

Foto: La congresista Alexandria Ocasio-Cortez, junto al senador Bernie Sanders, en un acto de campaña en febrero. (Reuters)
La congresista Alexandria Ocasio-Cortez, junto al senador Bernie Sanders, en un acto de campaña en febrero. (Reuters)

El pasado enero, Estados Unidos, como el resto del mundo, era un lugar totalmente distinto. La economía crecía sin parar desde hacía una década, el coronavirus era un problema chino y los seguidores del senador Bernie Sanders se preparaban para ganar las primarias demócratas, vencer a Donald Trump y hacer de EEUU una especie de gran Dinamarca multicolor. Decenas de millones de estadounidenses de todas las edades, desde los cayos de Florida hasta el desierto de Arizona, pasando por las Rocosas y las grandes llanuras del Medio Oeste, iban a echarse masivamente en brazos del socialismo. Solo un retrógrado o un simplón cuestionaría esta realidad.

Pero los llamados 'Bernie bros', el ala dura y vociferante de las bases sanderistas, acusados de amedrentar en internet o en persona a quienes cuestionasen el programa del senador, no sabían que los moderados del partido se impondrían de nuevo. Si en 2016 fue Hillary Clinton la encargada de enfrentarse a Trump, en 2020 ha sido Joe Biden, otro miembro de la vieja guardia, quien ha recogido la batuta de la nominación y trata de guiar a los progresistas hacia la victoria.

Foto: Donald Trump, en una reunión de la OTAN en 2018. (Reuters)

Todavía quedan algunos días para ver si Biden ha sido la opción adecuada, pero las filas socialistas del partido parecen haber dejado a un lado sus diferencias. El senador de Vermont fue el primero en liderar con el ejemplo: "Te necesitamos en la Casa Blanca. Haré todo lo que pueda para ver que eso ocurre, Joe", dijo Bernie Sanders durante una solemne conversación en directo con Biden, el pasado abril.

A diferencia de en 2016, donde Sanders concedió la nominación de Clinton a regañadientes, este año el apoyo ha sido inmediato y aparentemente sin dudas. Los demócratas de todos los ámbitos dicen que esta vez la apuesta es mucho mayor: hace cuatro años Donald Trump tenía, pese a la rudeza de su campaña, algo de enigmático. Ahora la izquierda lo considera el Anticristo: la suma de todos los vicios y defectos del sistema norteamericano; un torpedo a los pilares de la democracia, a sus esencias y a sus libertades.

Supervivencia o ideales

La joven estrella socialista, la congresista Alexandria Ocasio-Cortez (conocida muchas veces por sus siglas, AOC), ha resumido estas elecciones en una palabra: supervivencia. "Votar a Joe Biden ya no va de hasta qué punto estáis de acuerdo con él", dijo en un vídeo subido a su cuenta de Twitter, a apenas tres semanas de las elecciones. "Es un voto para hacer que nuestra democracia viva un día más".

Las palabras de los líderes también se notan en las calles. Grupos socialistas como LeftRoots, dedicados a fomentar la participación política de las minorías y a propagar su visión socialista, se han volcado en la campaña de Biden. "En este momento, derrotar no solo a Trump, sino también a las fuerzas que él representa, es la tarea número uno", dijo al portal 'In These Times' Milena Velis, una de las directoras del grupo. "Esto se debe al peligro real que esta minoría autoritaria y supremacista blanca, que desea tomar el control del país, representa para nuestras comunidades".

Todo apunta a que se trata, sin embargo, de un momento pasajero. Una coyuntura particular en la que el centro y la izquierda del partido han firmado una tregua para acabar con el enemigo común. Hasta hace seis meses, las rencillas eran habituales. La propia Ocasio-Cortez dijo abiertamente que el Partido Demócrata tenía, de facto, varios partidos dentro. "En cualquier otro país, Joe Biden y yo no estaríamos en el mismo partido", declaró la congresista en enero. Y añadió que el partido era "una tienda de campaña demasiado grande", con demasiadas corrientes en su seno.

Biden también tenía apuntes que hacer: "Más que la regla, son la excepción", dijo en 2019 del apodado 'Escuadrón', un grupo de cuatro congresistas socialistas y mujeres de color, entre ellas Ocasio-Cortez. "Necesitamos ese tipo de energía, pero eso no es la mayoría de los demócratas que fueron elegidos la última vez".

Los números del Congreso parecen darle la razón. Entre la fuerza mediática de los socialistas y su fuerza real hay mucha distancia. Solo Alexandria Ocasio-Cortez genera más interacciones en Twitter que el resto de principales líderes demócratas combinados y que muchos grandes medios de comunicación. Aunque, como escribe David Brooks en 'The New York Times', se trata solo de un espejismo.

"El ala mediática del Partido Republicano quiere pretender que AOC, el Escuadrón, Bernie Sanders y Elizabeth Warren son el Partido Demócrata porque quiere que usted piense que los demócratas son un puñado de socialistas", dijo Brooks el mes pasado. "El Twitter progresista está mucho más a la izquierda que el Partido Demócrata real y también enfatiza a AOC, Sanders y Warren por que eso es lo que le conmueve el corazón", cuando, en realidad, solo es una fracción minoritaria.

Foto: La candidata demócrata Elizabeth Warren. (Reuters)

Por contra, el grupo demócrata más numeroso, la 'New Democrat Coalition', formado por 103 congresistas de la Cámara de Representantes, no suele llenar las portadas o "incendiar Twitter". Sus líderes, como Derek Kilmer, Val Demings, David Scott o Darren Soto, suelen estar lejos de los titulares y las polémicas, pero tienen las manos metidas en la masa de la legislación que se discute y aprueba todos los días.

Cuando el actual Congreso tomó posesión a principios de 2019, ninguna de sus nueve grandes prioridades recogía propuestas socialistas. El 'Green New Deal' y el 'Medicare para Todos' cosecharon su buena dosis de atención en las redes y en las televisiones, pero tienen pocas posibilidades de ser barajados. El liderazgo demócrata sabe que nunca pasarían por el filtro de los centristas, por no hablar de los republicanos.

El día después del Día D

Aun así, pese a no tener un peso en escaños tan significativo, el ala socialista es la novedad, la facción creciente, carismática y con capacidad para dominar la conversación pública. Una ideología en expansión, sobre todo entre los jóvenes, y que puede llegar a disputar el control del partido en un futuro cercano. Ahora hay una tregua, pero ¿qué ocurrirá cuando pasen las elecciones? Si gana Biden, ¿cómo van a colaborar estas corrientes? ¿Tendrán los socialistas una representación en el gabinete Biden? O más acuciante: ¿qué pasa si Trump es reelegido?

De momento, Joe Biden, pese a haber adoptado algunas propuestas socialistas en materia fiscal o de salario mínimo, está marcando las distancias. Durante la convención demócrata del verano, figuras republicanas como el general Colin Powell o el exgobernador de Ohio John Kasich disfrutaron de un amplio espacio para hablar y explicar su apoyo a Biden. Ocasio-Cortez, en cambio, tuvo poco más de un minuto, que culminó dando su apoyo oficial al senador "Bernard Sanders" como candidato a la presidencia de EEUU. La congresista explicó que se trataba de una formalidad, pero las audiencias, y sobre todo el Partido Demócrata, captaron el mensaje.

La campaña de Biden ha prometido ser "la administración más progresista desde Roosevelt", pero esto no significa que incluya a socialistas


El candidato demócrata está sobre todo interesado en recuperar el voto obrero blanco de regiones industriales en estados como Wisconsin, Michigan y Pensilvania. Un electorado tradicional, particularmente reacio a las ideas socialistas que pueden triunfar en Queens o en el Bronx. "Mirad el historial", declaró Biden durante un mitin en Florida. "No hay ni una sílaba que jamás haya pronunciado que pueda llevar a creer que yo era un socialista o un comunista". El aspirante respondía a los ataques republicanos que lo acusan de estar en manos de la extrema izquierda.

Si gana las elecciones, la campaña de Biden ha prometido ser "la administración más progresista desde FDR [Franklin Delano Roosevelt]", pero esto no significa que incluya a socialistas en su gabinete. Sus allegados y posibles colaboradores son gente que ya trabajó con él y con Barack Obama, o moderados como Tony Bliken y el exaspirante de las primarias, Pete Buttigieg. El elemento más izquierdista que se rumorea es Elizabeth Warren, que ni siquiera se considera socialista.

Si Biden pierde y Donald Trump es reelegido, casi mejor no imaginar lo que puede suceder en el Partido Demócrata. En 2016 los socialistas vieron cómo Hillary Clinton mordía el polvo y recordaron a sus correligionarios que Sanders hubiera sido una mejor opción. Si la historia se repite en 2020, y los centristas suman dos derrotas consecutivas frente a Trump, quizás ya no tengan la misma paciencia.

El pasado enero, Estados Unidos, como el resto del mundo, era un lugar totalmente distinto. La economía crecía sin parar desde hacía una década, el coronavirus era un problema chino y los seguidores del senador Bernie Sanders se preparaban para ganar las primarias demócratas, vencer a Donald Trump y hacer de EEUU una especie de gran Dinamarca multicolor. Decenas de millones de estadounidenses de todas las edades, desde los cayos de Florida hasta el desierto de Arizona, pasando por las Rocosas y las grandes llanuras del Medio Oeste, iban a echarse masivamente en brazos del socialismo. Solo un retrógrado o un simplón cuestionaría esta realidad.

Joe Biden Partido Demócrata Bernie Sanders Hillary Clinton Barack Obama Elecciones EEUU
El redactor recomienda