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La millennial socialista que conquistó NY y el asalto femenino a primera línea de la política
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MUJERES DEMÓCRATAS AL PODER

La millennial socialista que conquistó NY y el asalto femenino a primera línea de la política

La victoria contra todo pronóstico de Ocasio-Cortez confirma una tendencia: las mujeres toman al asalto la primera fila política, y lo están consiguiendo. Al menos en el Partido Demócrata

Foto: Alexandria Ocasio-Cortez, ganadora de las primarias demócratas en Nueva York.
Alexandria Ocasio-Cortez, ganadora de las primarias demócratas en Nueva York.

La victoria contra todo pronóstico de Alexandria Ocasio-Cortez, una latina socialista de 28 años del Bronx, en las primarias neoyorquinas, sólo confirma una tendencia: las mujeres se han movilizado para tomar al asalto la primera fila política, y lo están consiguiendo. Al menos en el Partido Demócrata. Un eco más del terremoto político que sacudió Estados Unidos en 2016.

“¡Esto es el principio!”, declaró Ocasio-Cortez, en medio del alboroto, al conocer su candidatura a un escaño de la Cámara de Representantes el próximo noviembre. “¡Porque el mensaje que esta noche enviamos al mundo es que no está bien poner a los donantes por delante de tu comunidad!”. Se refería, entre otras cosas, al dinero recaudado por su campaña: diez veces menos que la de su rival, uno de los demócratas más poderosos del Congreso.

Era la primera se presentaba a un cargo público. Hace apenas siete meses, Ocasio-Cortez servía cócteles en un restaurante mexicano de la calle 16. Uno de los muchos empleos que desempeñó, según ella, para ayudar a pagar la hipoteca de su madre, una trabajadora de la limpieza.

En el otro extremo del resultado, un peso pesado demócrata: Joe Crowley, de 56 años. Sus diez mandatos consecutivos en el Congreso le habían granjeado el apodo de "King of Queens", el rey de su distrito, y se había situado como posible candidato a presidir la Cámara de Representantes en caso de vuelco demócrata. Hasta que una primeriza sin apenas recursos lo barrió del paisaje.

Un ejemplo más del cambio tecnónico que viven los demócratas, donde las mujeres están conquistando las candidaturas para las legislativas. De momento, en torno a la mitad de las mujeres que se han presentado han tenido éxito. Y pueden representar una cuarta parte del total de las candidaturas demócratas al Congreso en noviembre. Una cifra histórica.

Foto: Opositores y simpatizantes de Trump se enfrentan durante una marcha de apoyo al presidente, en Berkeley, California. (Reuters)

“Las mujeres en Estados Unidos, y globalmente, tienen una historia de estar en primera línea del activismo y del compromiso con la comunidad, pero este no siempre se traduce en campañas para cargos públicos”, declara a este diario Kelly Ditmars, profesora de ciencias políticas en Rutger University-Camden e investigadora del Center for American Women and Politics. “Es una dinámica prometedora que esperamos que siga después de este ciclo electoral”, añade.

Hace una semana, en Virginia, un estado “púrpura”, poco partidista, las aspirantes mujeres ganaron la mayoría de los comicios. Jennifer Wexton, por ejemplo, se llevó por delante a dos antiguos miembros del Gobierno de Barack Obama. Igual que Vangie Williams, Elaine Luria o Abigail Spanberger, que ganó por goleada a un veterano de guerra condecorado en Afganistán.

Sin embargo, a diferencia de Ocasio-Cortez, la mayoría de candidatas que presentaron una plataforma de izquierda perdieron las primarias. “Muchas de las mujeres que están en posición de ganar en noviembre, las mejor situadas, han estado en las políticas de partido, en las legislaturas del estado; no son candidatas outsider”, dice Dittmar. “En Pensilvania, en Texas, en Nuevo México, donde Deb Haaland sería la primera mujer nativa americana en el Congreso. Estas candidatas no han salido de la nada. Es importante saberlo”.

placeholder Verónica Escobar reacciona tras ganar las primarias demócratas en El Paso, Texas. (Reuters)
Verónica Escobar reacciona tras ganar las primarias demócratas en El Paso, Texas. (Reuters)

Uno de los factores que explican esta movilización, según Dittmars, es la victoria de Donald Trump en 2016. “Para algunas, [la motivación] ha sido ver a Trump teniendo éxito y, por tanto, están preocupadas respecto a las políticas de esta Administración”, dice. “Otras fueron más afectadas por la derrota de Hillary Clinton que por la victoria de Trump. La derrota de una mujer que estaba, sobre el papel, más cualificada que la mayoría de candidatos presidenciales a día de hoy. Y el reconocimiento de que (...) necesitábamos que más mujeres afrontasen ese riesgo: presentarse a un cargo público para cambiar esos números de la representación de la mujer”.

El rechazo a Donald Trump entre las mujeres es notorio. Según una encuesta de NBC y 'The Wall Street Journal' el pasado abril, sólo el 27% de las mujeres con educación universitaria apoya al presidente. Un número menor a la media nacional de apoyo, que suele oscilar en torno al 42%.

Otro motivo sería el impulso del movimiento feminista en los últimos meses, causado, en parte, por la ola de acusaciones de abuso sexual contra hombres poderosos de diferentes ámbitos. “Realmente creo que el zeitgeist de [los movimientos sociales] 'Time’s Up' y 'Me Too' han hecho erupcionar el liderazgo de las mujeres”, dijo Jenifer Fernández, vicepresidenta de Women Donors Network. “Es irónico que esto ocurra después de que Hillary perdiese”.

Las candidatas “están haciendo campañas que usan su género y su experiencia como mujeres como un activo electoral”, continúa Dittmar. “Se puede decir que es otro credencial que añaden a su cargo público. Y este no siempre ha sido el caso. Muchas veces, en el pasado, las mujeres candidatas restaban importancia a su género porque había una preocupación de que se cuestionaran sus credenciales por el hecho de ser mujer”.

placeholder Stacey Abrams, candidata en las primarias demócratas de Georgia, durante un acto de campaña. (Reuters)
Stacey Abrams, candidata en las primarias demócratas de Georgia, durante un acto de campaña. (Reuters)

El Partido Republicano también está viviendo un cambio. Los candidatos clásicos del partido, representantes de un discurso más tradicional, están cayendo frente a quienes imitan y apoyan el estilo populista de Donald Trump. Los aspirantes favoritos del presidente ganaron sendas primarias en Nueva York y Carolina del Sur, como habían hecho en otros estados.

Alexandria Ocasio-Cortez, que ganó con un 57,5% de los votos de un total de 30.000 papeletas, se convertirá previsiblemente en la congresista más joven de la historia, ya que su distrito ha votado demócrata de forma aplastante desde hace nueve ciclos electorales. Su plataforma “socialista” (un término históricamente tóxico en Estados Unidos, hasta hace un par de años) recoge universalizar el seguro médico público, empleo de calidad garantizado por el Gobierno, universidad gratis y abolición de la policía migratoria. Dice que también apoyaría, si se diese el caso, el 'impeachment' de Donald Trump.

La victoria contra todo pronóstico de Alexandria Ocasio-Cortez, una latina socialista de 28 años del Bronx, en las primarias neoyorquinas, sólo confirma una tendencia: las mujeres se han movilizado para tomar al asalto la primera fila política, y lo están consiguiendo. Al menos en el Partido Demócrata. Un eco más del terremoto político que sacudió Estados Unidos en 2016.

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