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¿Cuántos infectados por coronavirus hay de verdad? La manipulación global de las cifras
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ALGUNOS POR IGNORANCIA, OTROS A CONCIENCIA

¿Cuántos infectados por coronavirus hay de verdad? La manipulación global de las cifras

Nadie se cree los números de infectados por el Covid-19 proporcionados por algunos países, pero es todo cuanto tenemos. Conocer los verdaderos números desvelaría una noticia buena y una mala

Foto: Cuatro hombres juegan a las cartas en San Fiorano, una de las localidades italianas en cuarentena por el virus. (Reuters)
Cuatro hombres juegan a las cartas en San Fiorano, una de las localidades italianas en cuarentena por el virus. (Reuters)

Los últimos datos señalan que hay 87.137 infectados por el Covid-19 en más de 40 países, una cifra que todo el mundo observa con escepticismo.

En España, por ejemplo, llevamos contabilizados 94 casos, pero si empleáramos los métodos de cálculo que usa China —que descarta los positivos por coronavirus que no han mostrado síntomas—, solo llevaríamos computados cuatro o cinco casos: los más graves. Si usáramos los métodos de Irán, confirmaríamos nuestro primer caso dentro de una semana.

En el país donde surgió este nuevo tipo de coronavirus, están registrados la mayoría de los afectados, 79.698 ciudadanos. Los expertos, sin embargo, hablan de que la mayoría de los casos reales están pasando inadvertidos para la estadística oficial.

“Estimamos que alrededor de dos tercios de los casos de Covid-19 exportados desde la China continental han permanecido indetectados por todo el mundo, potencialmente resultando en múltiples cadenas de transmisión humano-humano fuera de China, todavía sin detectar”, explicaron hace unos días investigadores del Imperial College enviados por la OMS.

¿Cuántos enfermos han salido de China?

En primer lugar, cuando el virus apareció en diciembre muchos doctores no sabían cómo detectarlo. O, mejor dicho, cómo distinguirlo de una neumonía convencional. Los protocolos han ido cambiando, de test de laboratorio por PCR —demasiado lentos de practicar y no siempre tan precisos como es necesario— a escáneres de pecho, un método que, según un estudio reciente, diagnostica el Covid-19 con más rapidez y fiabilidad que los análisis.

En un momento dado, entre el 12 y el 13 de febrero, los casos en Hubei pasaron de repente de 45.000 a 60.000. El motivo fue que las autoridades empezaron a contar todos aquellos casos con síntomas pero que no habían sido sometidos a un test. Sin embargo, el criterio volvió a cambiar y dos días más tarde, aquellos casos que fueron confirmados clínicamente (pero no mediante un test) dejaron de engrosar la lista de afectados.

Para acabar de enredar las cosas, las autoridades de Hubei anunciaron esa semana que los casos que retroactivamente habían sido eliminados de la lista de "infectados" porque no reunían los nuevos requisitos serían agregados al cómputo global de todas formas. En el resto de China está sucediendo lo mismo. En Heilongjiang, al noreste de China, 13 personas dieron positivo al virus, pero al no haber desarrollado síntomas no se contabilizaron.

Wu Zunyou, el director del Centro Chino de Control y Prevención de Enfermedades, insiste en que lo que ellos están haciendo es lo correcto, porque tener presencia del virus no equivale automáticamente a estar infectado, simplemente que esa persona tiene restos del Covid-19 en nariz o boca porque lo tomó del entorno. Además, Zunyou ha sostenido que solo las personas con síntomas —señal de que el virus está incubándose— son capaces de transmitir la enfermedad a otros.

Fuera de China, los científicos discrepan. En primer lugar, porque para alcanzar a tener niveles detectables de coronavirus en el organismo, éste tiene que entrar en incubación y replicarse. Y en segundo lugar, porque como parece cada vez más claro, los individuos que han dado positivo al Covid-19 son capaces de transmitirlo pese a no tener síntomas.

Es justo lo que ocurrió con el 'caso cero' en Alemania: una mujer aparentemente sin síntomas que llegó desde Shanghái a finales de enero e infectó a un ejecutivo de 33 años, que a su vez traspasó la enfermedad a dos de sus compañeros. En un primer momento, esta cadena descolocó a los investigadores, que ni siquiera pudieron hablar con la mujer y decidieron colocar sus conclusiones en 'stand by'. Pero días más tarde, el caso de una mujer china de 20 años (positivo sin síntomas) que contagió a cinco familiares acabó por apuntalar esta teoría.

Las cuentas de Irán

El caso de Irán, un régimen muy cerrado y con poco historial de transparencia en crisis públicas es especialmente representativo. El disparate entre su número oficial de infectados con coronavirus y el real merece un capítulo aparte. Como en China, lo único seguro que tenemos —y con matices— es el número de muertes confirmadas: 54, el segundo lugar del mundo con más fallecimientos tras el 'outlier' de Hubei.

Este número, sin embargo, también se disputa. La BBC publicaba el viernes pasado una estimación real, basada en fuentes hospitalarias, de 210 víctimas.

placeholder Mujeres iraníes con mascarilla esperan un taxi en Teherán. (EFE / EPA)
Mujeres iraníes con mascarilla esperan un taxi en Teherán. (EFE / EPA)

El 19 de febrero, en Qom, la ciudad santa para el islam chií y un centro de peregrinación, se informó de los primeros dos contagios: dos personas sin historial de haber viajado a China ni contacto con ciudadanos chinos. Apenas cinco horas después, habían fallecido. Esta falta de enlace con China ha provocado, según admitieron las propias autoridades iraníes, un retraso en diagnosticar el coronavirus. La falta de una cadena de contagio clara desde China a Irán en estos dos primeros casos implicaría, por ejemplo, que estas dos personas no son el 'paciente cero' de la epidemia en Irán. Y la rapidez de progresión de la enfermedad en esos dos pacientes, que fallecieron en apenas unas horas tras informarse de la infección, implica que el virus se detectó muy tarde: tuvieron casi dos semanas para contagiar a su entorno.

Apenas dos días después, el país celebró elecciones parlamentarias, mientras la cifra de contagiados y muertos —ofrecida por las autoridades— se mantuvo estable. Afirmando que el brote estaba "bajo control", el gobierno iraní animaba a la población a salir a votar incluso en Qom, donde se concentraban casi todos los contagiados y sin que se hubiera encontrado al 'paciente cero' que comenzó la infección. Políticamente, necesitaban unas elecciones con una fuerte participación. Solo un día después de cerrar las urnas, el lunes 24, las muertes subieron bruscamente a 12 y los infectados a 61, convirtiendo a Irán en apenas unas horas en el foco más letal del coronavirus fuera de China (porcentualmente, la tasa de mortalidad sería entonces del 20%). Frente a las cifras oficiales, autoridades locales en Qom afirmaban que los muertos llegaban ya a los 50, un número casi al nivel de los contagios oficiales declarados.

A día de hoy, Irán ha admitido ya 978 infectados (frente a los 254 que admitía el viernes, una subida de casi 400 en 24 horas) y 54 muertos. Entre los contagiados hay incluso altos cargos del aparato político iraní, desde una vicepresidenta —que el día anterior a anunciar el contagio había mantenido una reunión de gabinete en la que estaba presente el propio presidente, Hasán Rohaní— al viceministro de Sanidad o al exembajador para el Vaticano, que finalmente falleció.

El país persa supera en víctimas a cualquier otra región china o país del mundo, pero su número 'oficial' de afectados era el viernes de 338. Muy por debajo de Italia o Corea del Sur. ¿Tiene entonces el coronavirus en Irán una mortalidad desmesurada? No, más bien un alarmante ejercicio de encubrimiento de nuevos casos.

Un 'pre-print' —estudio no sujeto a revisión por pares— aparecido estos días y elaborado en Canadá trataba de paliar ese silencio oficial calculando en qué cifras pueden estar moviéndose los infectados en Irán. Sus datos iniciales hablaban de 18.300, luego actualizados a 23.070.

Pueden ser incluso más. El estudio calcula un arco de víctimas que sobrepasa las 50.000 personas infectadas, pero las medidas del gobierno siguen siendo incompletas, es decir, totalmente ineficaces para detener una epidemia.

placeholder Irán está siendo uno de los países más golpeados, pero ¿cuánto? (EFE/ EPA)
Irán está siendo uno de los países más golpeados, pero ¿cuánto? (EFE/ EPA)

En los santuarios, como muestra de fervor religioso, los peregrinos apoyan el rostro en las cristaleras que rodean los mausoleos. Pese a las medidas que ha tomado Irán —cierre de colegios o cancelación del rezo del viernes—, los santuarios como el de Fátima en Qom, hermana del imán chií Reza, siguen abiertos. Ciudad centro teológico del islam chií, donde vivía el ayatolá Jamenei, recibe estudiantes de todo el mundo, incluidos ciudadanos chinos.

Irán se ha convertido, de hecho, en un foco de contagio en la región. Al menos once países han reportado más de 90 casos de coronavirus en personas que habían viajado recientemente a Irán: Kuwait (43), Baréin (33), Irak (6), Omán (2), Pakistán (2), Afganistán (1), Canadá (1), Estonia (1), Georgia (1), Líbano (1) e incluso España, en Valladolid.

Echando números...

Los países europeos son, en ese sentido, los más fiables para valorar la morbilidad o la mortalidad real de esta nueva enfermedad. Sin embargo, esta semana Italia también ha decidido cambiar su sistema de recuento. Comenzará por excluir, como China, a las personas sin síntomas (pese a que puedan ser sospechosos por proximidad) de los test de diagnóstico con la esperanza de que esto se traduzca en una reducción drástica del número de contagiados.

Capítulo aparte merecen aquellos países que no han reportado casos: en Corea de Norte por su aislacionismo puede resultar comprensible, ¿pero puede alguien creerse que Indonesia, el cuarto país más poblado del mundo y con conexión constante con China, no haya declarado aún un solo caso? Igualmente inverosímiles (según un estudio realizado al respecto) son las cifras de otros países del Sudeste Asiático como Camboya, que solo ha declarado un caso de Covid-19.

placeholder Desinfección de la plaza Gwanghwamun en Seúl. (EFE / EPA)
Desinfección de la plaza Gwanghwamun en Seúl. (EFE / EPA)

En Estados Unidos, tras su segundo caso no importado, los expertos se preguntan a cuánto ascenderá la bolsa de enfermos no detectados en el país. En total, han declarado 66 casos, pero han realizado apenas 445 test para confirmar el coronavirus. Corea del Sur, el segundo país del mundo con más casos, está testando a 10.000 personas al día.

Todo —la ciencia, la estadística, el sentido común— apunta a que el número de infectados por Covid-19 en China y el resto del mundo supera con creces esas 83.074 personas. Esto es una mala noticia, en el sentido de que todos esos mensajes sobre los esfuerzos para controlar la epidemia pueden ser inútiles.

Pero también es una buena noticia, porque si llevamos los mismos 2.977 muertos con, probablemente, el doble o el triple de personas infectadas, significa que el virus es bastante menos letal de lo que la comunidad médica internacional se temía en un primer momento.

Los últimos datos señalan que hay 87.137 infectados por el Covid-19 en más de 40 países, una cifra que todo el mundo observa con escepticismo.

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