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Educados con Youporn: por qué los hombres marroquíes no saben hacer el amor
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'PORNIFICACIÓN' DEL SEXO

Educados con Youporn: por qué los hombres marroquíes no saben hacer el amor

En países como Marruecos, los hombres creen que las relaciones sexuales son como las que ven en las páginas pornográficas. Y esto supone un elevado coste para la sociedad

Foto: Hombre mira pornografía en la televisión. (iStock)
Hombre mira pornografía en la televisión. (iStock)

Aysha* tuvo que salir de Marruecos para tener su primer orgasmo. Como muchas mujeres, sufrió en sus carnes, literalmente, la distorsionada formación afectivo-sexual de los marroquíes. En una sociedad donde el sexo es tabú, los hombres se educan desde tiernas edades con porno de baja calidad que luego exigen poner en práctica con sus parejas. Quieran ellas o no.

"Casi todos los compañeros sexuales de una noche de mi juventud me trataban como si estuviesen en una película porno", explica esta feminista de 35 años, quien desde hace tres años vive en España empoderando a mujeres migrantes. “Chúpamela, hazme esto, hazme lo otro, déjame correrme en tu cara. No había besos, tampoco caricias, ni estimulación del clítoris, solo penetración”, relata.

Marruecos es uno de los países que más porno consume del mundo. Es uno de los cinco donde más se busca ‘sexo’ en Google y lidera a los 22 países árabes reflejados en los datos de Google Trends. Además, es el tercero del globo que más busca ‘videos x’, solo por detrás de Argelia y Francia.

Foto: Varios fieles rezando en Marruecos. (EFE)

Las féminas marroquíes, jóvenes y no tan jóvenes, cada vez están más concienciadas de que sus compañeros sexuales no las tratan como deberían. Las coaccionan para practicar ciertos actos que no les apetece a veces exigiendo de malas formas emular las fantasías pornográficas que ven en la pantalla de sus móviles. Echan de menos las caricias estimulantes, las carantoñas y que les practiquen sexo oral.

“No tienen información ni interés en aprender a hacerlo mejor. Y como nosotras no hemos probado otra cosa, ni nos descubrimos a nosotras mismas, tampoco les podemos enseñar”, reconoce Aysha. Romper el tabú fue paulatino. Comenzó a leer sobre cuestiones sexuales, a charlar sobre el tema con amigas extranjeras y decidió dejar de tener relaciones sexuales con hombres marroquíes. “Se que la situación ha cambiado un poco entre algunos jóvenes marroquíes más liberales. Pero, al final, acabé por irme a vivir a España”, reconoce. Y aquí comenzó a disfrutar de la cama.

Sexo bestial sin erotismo

Los prejuicios sobre la educación sexual dejan a los marroquíes con Internet como única vía para informarse. Pero sustituir la educación sexual por porno de baja calidad -ese que denigra a la mujer convirtiéndola en mero objeto donde volcar fantasías y fetiches- viene con un elevado precio para la sociedad.

El primero, en forma de una violencia soterrada contra la mujer que pocas veces se hace pública. Este año, un hombre desfiguró a su pareja por negarse a tener relaciones sexuales con él. Para los expertos, este tipo de incidentes son un aviso de cómo el porno refuerza los patrones de dominación sexual masculinos extendidos más allá del mundo árabe.

Para los expertos, este tipo de incidentes explican cómo el porno refuerza los patrones de dominación sexual masculinos extendidos en el mundo árabe

“Si tu única fuente de inspiración, formación y educación respecto al sexo es el porno crees que las mujeres están a tu entera disposición. No admites un ‘no’ como respuesta para las prácticas que has visto en las películas y que deseas experimentar en la vida real y no sabes nada sobre preliminares, caricias eróticas y mimos provocadores”, explica la socióloga Soumaya Naamane a El Confidencial. “El sexo se lleva a cabo de una manera bestial, sin romanticismo ni afecto ni erotismo”, añade la experta marroquí en sexualidad.

También afecta a los hombres, que quieren un sexo largo, tal y como ven en sus pantallas, y miembros de película. Todos quieren ser Rocco Siffredi. Comienzan a tomar pastillas y todo tipo de productos para conseguirlo. Y llegan las frustraciones.

“Todos estos varones desconocen que porque el sexo sea más largo no significa que sea más placentero para la mujer. Alargan las fases de penetración, pero no de juegos y preliminares para estimular a las féminas. Y añade Soumaya, “El sexo que repiten por imitación de las pelis porno no es un sexo de calidad sino solo una 'performance'. Sexo animal, muy bruto, que en muchos casos incomoda y violenta a las mujeres”.

‘No te toques la vulva’

Las mujeres marroquíes no solo sufren de relaciones sexuales poco placenteras. También se les niega el autoplacer. Desde niñas les han inculcado un repudio hacia sus genitales y han alimentado la culpabilidad que siente ante la masturbación y el disfrute personal, hasta el punto de que ni siquiera existe un pálabra en árabe para definir la masturbación femenina -ya que el término solo aplica para la masturbación masculina-.

“Es como si no existiera y nunca hubiera existido. Como si no pudiera existir. Un verdadero tabú del que muy pocas mujeres hablan”, explica Soumaya.

Las marroquíes están como en España hasta no hace tanto. Pocas saben dónde está el clítoris, cómo acariciarlo o incluso se avergüenzan de pronunciar ese nombre. Mucho menos se atreverían a pedir o enseñar a sus maridos, novios o compañeros sexuales cómo rozarlo, tocarlo, excitarlo, besarlo. Pero eso no impide que los hombres exijan el sexo oral abusivo típico de las páginas porno.

“Muchas mujeres aquí tienen esa mirada seria, huidiza, preocupada, como si estuvieran –ellas, el mundo, alguien- siempre apunto de romper alguna regla. Es duro pensar el mundo como un bazar de reglas frágiles y a mí mismo elefante”, escribía en 2010 el reportero argentino Martín Caparrós sobre las mujeres de Marruecos. El elefante, el hombre heterosexual, blanco y occidental, que puede avanzar con pesadas zancadas y destrozar todas y cada una de las reglas que son inquebrantables para ellas.

En Marruecos también está prohibido por ley tener sexo fuera del matrimonio y está penado hasta con un año de cárcel

Por si fuera poco, en Marruecos también está prohibido por ley tener sexo fuera del matrimonio y está penado hasta con un año de cárcel según el artículo 490 del Código Penal. La edad media para contraer matrimonio es de 28 años para ellas y 31 para ellos. Por ello, los expertos hablan del 'celibato obligatorio prolongado' de los jóvenes. Pero, ¿es un celibato? ¿Qué hacen hasta ese momento los hombres y mujeres marroquíes? Obviamente, masturbarse y tener relaciones sexuales extramaritales. Pero no de forma segura, ni placentera.

Sexo anal y abusos

La prohibición de mantener relaciones sexuales hasta el matrimonio ha generado un aumento del sexo anal, una práctica que permite a las mujeres conservar el himen hasta la boda y a los hombres replicar una de las ficciones pornográficas. Pero esa misma ausencia de educación sexual y pornografía de baja calidad hace que las relaciones se consumen sin preservativo, provocando un aumento de VIH en los jóvenes.

La amenaza legal provoca que los hombres quieran evadir sus responsabilidades si hay un embarazo inesperado o enfermedades de transmisión sexual. “No quieren exponerse, ya que lo que están haciendo está prohibido por la ley. Y toda esa frustración acumulada ante la demonización del acto sexual provoca casos de abusos callejeros, intimidaciones y violencia sexual”, opina el sexólogo Abdessamad Dialmy.

Foto: Ciudadanos marroquíes protestan en Rabat contra la homofobia. (EFE)

Más de la mitad de las mujeres marroquíes han sufrieron algún tipo de violencia el año pasado -física, sexual, psicológica, económica, electrónica-, según la última encuesta nacional del Ministerio de la Familia publicada en mayo. La Ley 103-13 para combatir la violencia contra las mujeres, adoptada hace más de un año, ha logrado algunos avances, como la creación del delito de acoso sexual.

Sin embargo, según las asociaciones feministas, el nuevo marco legal no ha logrado mejorar el trato a las víctimas, ni tampoco cubre la violencia sexual dentro del matrimonio.

Educación y placer

Charlar con Izaskun Zarrandikoetxea es una delicia y, en este caso, necesario. Esta mujer vasca dirige Mundo Ivaginario, una organización que trabaja en programas de empoderamiento con mujeres magrebíes y subsaharianas en riesgo de exclusión social en Bilbao. Esto, por supuesto, incluye tratar la sexualidad y placer femeninos.

“La educación sexual está presente en todos los ámbitos: en la escuela, en la religión, en la familia. El problema es que es una educación sexual inadecuada. Y este repercute a todo desde la base, desde que son chiquititos”, explica Zarrandikoetxea en una entrevista con El Confidencial. “Si hubiese una educación sexual óptima, sabrían que el porno en sí mismo no está mal, pero hay que verlo sabiendo lo que es, tomándose el porno como una ficción. No puedes ver Superman y creerte que puedes volar”, explica Izaskun a El Confidencial.

"Hay que ver el porno sabiendo lo que es, tomándoselo como una ficción. No puedes ver Superman y creerte que puedes volar”


En sus programas y talleres les empieza hablando de salud para, poco a poco, explicarles sobre la anatomía de sus genitales, la fisionomía de la vulva y la importancia de conocerse, descubrir su sexualidad y sus placeres.

“Cuando empiezas a hablar con ellas te das cuenta de que casi nunca han hablado de la regla, de la vagina, del clítoris, de explorarse los genitales. Les da vergüenza. Se ponen rojas y empiezan las risitas. Pero cuando se crea un espacio de seguridad, se empiezan a soltar”, cuenta.

El objetivo de Mundo Ivaginario es incorporar programas similares en la educación marroquí, para enseñar a las mujeres -y también a los hombres- a abordar su sexualidad de forma más sana. La importancia de los sentimientos y también sobre la autonomía del gozo. Entender que el placer viene de ellas mismas y que no necesitan necesariamente a un hombre para disfrutar y ser felices.

“No solo en el sexo, en todos los aspectos”, relata. “Si te da el viento en la cara y sientes placer es porque tu cuerpo siente placer. No te lo da el viento”.

Aysha* tuvo que salir de Marruecos para tener su primer orgasmo. Como muchas mujeres, sufrió en sus carnes, literalmente, la distorsionada formación afectivo-sexual de los marroquíes. En una sociedad donde el sexo es tabú, los hombres se educan desde tiernas edades con porno de baja calidad que luego exigen poner en práctica con sus parejas. Quieran ellas o no.

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