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Poliamor en Marruecos (solo para hombres): "Exijo no ser considerada una puta"
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EL MIEDO DE LOS ISLAMISTAS

Poliamor en Marruecos (solo para hombres): "Exijo no ser considerada una puta"

Entre los musulmanes, la poligamia solo está permitida para los hombres. Pero las mujeres también quieren este derecho. ¿Es posible que esto suceda a corto plazo en Marruecos?

Foto: Ciudadanos marroquíes protestan en Rabat contra la homofobia. (EFE)
Ciudadanos marroquíes protestan en Rabat contra la homofobia. (EFE)

Entre los musulmanes, la poligamia solo está permitida para los hombres. Pero las mujeres marroquíes también quieren gozar de este derecho. O, la abolición definitiva de este privilegio para los hombres. Una opción o la otra. Si no está mal visto que los hombres sean, de un modo y otro, polígamos, infieles o poliamorosos… ¿por qué ellas tiene que llegar vírgenes al matrimonio y “reservarse” para un solo hombre? Si no, adjetivo al canto: p-u-t-a.

Mujeres y hombres de Marruecos imaginan que podría pasar en el país gobernado por los islamistas, si ellas reivindicaran su derecho a ser polígamas y plantearan a sus maridos relaciones abiertas y relaciones de poliamor.

Foto: Migrantes subsaharianos cristianos rezan en una iglesia de Rabat, Marruecos. (Reuters)

¿Es posible que esto suceda a corto plazo en Marruecos? De ningún modo. Pero El Confidencial, con testimonios de hombres y mujeres marroquíes, ha jugado a vaticinar un hipotético mundo al revés en el que son las mujeres las que plantean a sus esposos introducir un segundo marido o un amante en la relación, hasta ese momento monógama.

-¿Te gustaría decirle a tu marido que te has encaprichado o enamorado de otro hombre, que le quieres de igual manera que a él, pero que no puedes renunciar a ninguno de los dos?

-Claro, cómo no. Pero tal y como está contemplada la sociedad marroquí actual es impensable.

-Lo sé, pero intenta imaginártelo. ¿Cómo sería?

-Pues en el caso de que los hombres nos permitieran llegar a este punto… Me lo quiero imaginar precioso y maravilloso. Dos hombres a los que quiero mucho, por igual, conmigo. En perfecta armonía. Que se lleven bien el uno con el otro. Risas, conversaciones interesantes entre los tres. Cada uno de buena gana con los hijos del otro. Juegos, música. Risas. Pero lo cierto es que hasta que la mujer no tenga independencia económica y no este bien considerada cultural y socialmente es imposible que esto suceda de tal forma. La realidad sería bien distinta de cómo me lo estoy imaginando… Todos los días cocinando y lavando la ropa de dos hombres. O tres. ¡Imagínate! Y de cada uno de nuestros hijos. Ama de casa. De dos hombres. Dos dan más trabajo que uno. Además, creo que ni si quiera harían el esfuerzo que hacen las mujeres en los matrimonio polígamos por convivir y llevarse bien entre ellas. Sería un desastre.

La que habla es Khadiya. Tiene 35 años. Está casada con un hombre mayor que ella y tiene dos hijos. Ella trabaja a media jornada en una librería. Es abierta de mente y culta. Y, además, tiene razón: para empezar a plantearnos que las mujeres puedan tener relaciones sexuales y afectivas con varios hombres a la vez o, simplemente, enlazando relaciones, una después de otra, habría que empezar por reconocer su posición en la esfera económica y laboral. Mientras tanto, seguirán dependiendo de los hombres y aceptando las proposiciones de su marido a casarse con una segunda, tercera o cuarta esposa.

En el año 2004 se reformó la Mudawana, el Código de la Familia marroquí. Y se empezó a regularizar la poligamia, por orden expresa de Mohamed VI, quien siempre ha rechazado practicar la poligamia aunque su padre, el rey Hassan II, tuvo cuatro mujeres. En esa reforma, se introdujo por primera vez la obligación de tener que pedir permiso a la primera mujer para casarse por segunda vez. Una vez se consigue esta primera autorización, la decisión definitiva la dictamina un juez de familia, dependiendo de tus ingresos económicos, etc. Pero aún así, este permiso -el de la primera mujer- no es del todo real, “ya que las mujeres están en desigualdad de condiciones económicas y sociales”, tal y como expone la activista feminista Omnia Nur, una de las impulsoras del 20-F, la primavera árabe marroquí.

Foto: Una mujer marroquí reflejada en el espejo de una barbería en la Medina de Rabat. (Reuters)

El psicólogo Reda Mhasni, psicoanalista experto en temas de crisis de parejas, matrimonios y divorcios, está de acuerdo con ella. Explica que en la mayoría de las casos, cuando la primera mujer se niega, inmediatamente al día siguiente, tiene una petición de divorcio. Por lo tanto, “esa decisión, la mujer no la está tomando con una capacidad de decisión plenamente libre, sino influenciada por su dependencia económica, social y afectiva del hombre”, añade Mhasni. Y además, hay una serie de resquicios legales, que te permite casarte con la segunda esposa incluso no teniendo el consentimiento de la primera. “Muchos se dan de alta como solteros en el registro de otra área o zona, ya que todos estos registro funcionan de manera territorial, y se casa con otra mujer esa misma zona donde previamente se ha registrado como soltero”, continúa.

¿Quién es polígamo de verdad?

Con todo, la poligamia es una práctica minoritaria en Marruecos. Una encuesta realizada recientemente estimó que el 44% de los marroquíes está a favor de la poligamia. Siempre y cuando puedan permitírsela económicamente. Sin embargo, solo el 0,26% de los matrimonios registrados son polígamos, según datos expuestos en “Regards sur le droit de la famille dans les pays du Maghreb” y confirmados por el Ministerio de Justicia marroquí. Cada año se celebran entre 800 y 900 matrimonios. Desde 2013 no hay cifras oficiales, pero ese año se produjeron, exactamente, 787 casos. Sobre todo en hombres con alto poder adquisitivo. Solo el 3% de estos matrimonios se producen en familias más pobres.

No es una cifra muy elevada en comparación a la totalidad de los enlaces matrimoniales que se producen en el reino alauí en un año, pero, “alta de igual modo teniendo en cuenta el daño que produce en las mujeres”. Tal y cómo expone el psicólogo clínico y terapeuta Mhasni, los celos y las situaciones de presión a las que están sometidas estas mujeres son muy perjudiciales para su equilibrio mental y su bienestar. “La psicología clínica nos enseña que los celos no son patológicos en sí mismo, pero la poligamia musulmana niega el derecho a los celos y a determinados malestares que la convivencia con otra mujer, en la misma casa, en total situación de inferioridad respecto al hombre provocan”, desarrolla Mhasni.

Utópica locura colectiva

- “¿Pero qué dices? ¿Que tengamos las mujeres cuatro esposos? Tú estás loca. Loca, loca”.

- Imagínate un mundo al revés en el que seas tú la que vas a trabajar y cuando llegas del trabajo tienes a tres o cuatro hombres en casa esperándote. Y tienes que repartir tu tiempo entre ellos. Cada noche dormir con uno, tener hijos con cada uno de ellos.

Fatna, de 50 años, se lleva las manos a la cabeza. No puede evitar soltar una sonrisilla tímida e inocente cuando le hago la proposición. Alucina. Como si estuviera oyendo que un ovni va a venir a recogerla a Rabat, donde vive, para llevársela a otro planeta. “Eso no puede ser. El Corán especifica que solo los hombres pueden tener cuatro mujeres. Además, yo no sabría qué hacer con tantos hombres en casa. Sí estoy acostumbrada a estar sola, con mi hija, ¿cómo pasar de estar sola a estar con cuatro hombres a la vez? A lo mejor se aliarían entre ellos y a mi no me harían ni caso. Solo para trabajar para ellos en la casa. O, a lo mejor, estarían todo el día bebiendo, de pelea y bronca. O saliendo con otras mujeres. No, no. Ni en bromas. Estoy mejor sola”, concluye Fatna, divorciada y madre soltera de una hija de 12 años. Su ex le puso la mano encima en más de una ocasión. Consiguió separarse y, desde entonces, no quiere ni oír hablar nada de volver a convivir ni casarse con un hombre. ¡Menos con dos o con cuatro!

placeholder Manifestación feminista en Marruecos. (EFE)
Manifestación feminista en Marruecos. (EFE)

Por su parte, Facial, un joven de 32 años, tras muchos esfuerzos por imaginarse esa situación, no puede hacerlo. “Si ellas se empiezan a organizar para conseguir ser polígamas o demandar abiertamente tener amantes acabarían mal. Es impensable. No pueden plantearlo. Va en contra del Islam, tendrían que reinterpretar el Corán y no creo que los islamistas se lo permitieran nunca. Jamás”, se alarma.

Según Omnia Nur, los islamistas y el Partido Justicia y Desarrollo (PJD), también islamista, jamás consentiría que las sociedad marroquí se cuestionara el Corán ni el Islam. Ni en esta materia ni en ninguna otra. “Saben que si empezamos a cuestionarnos el islam, a partir de ahí podríamos empezar a cuestionar y poner en duda cualquier cosa. El conformismo en el que se basa la sociedad marroquí explotaría. No les interesa que esto ocurra, porque se verían perjudicados en muchas otras cosas sobre las que está construida la política y la sociedad marroquí. Es más fácil pensar si así lo quiere Dios, pues así tendrá que ser. Casi todas las voces que pelean sobre este tema en Marruecos, lo hacen desde el anonimato”, explica Nur.

Foto: Musulmanes rezan en el segundo día del Ramadán en la mezquita de Fuengirola, cerca de Málaga, en una imagen de archivo (Reuters).
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Precisamente esa reinterpretación del Corán es por lo que apuestan las feministas islámicas. Muchos consejos de sabios, miles de consejos sabios, por los siglos de los siglos, han hecho las interpretaciones del Corán que consideraban pertinentes, todas favorables a los derechos y privilegios de los hombres. Las feministas musulmanas exigen una reinterpretación del Corán hecha por mujeres. Para ellas lo que es machista no es el Islam, si no las interpretaciones que se han hecho del texto sagrado. “¡Cómo vamos a tener las mujeres varios maridos, nunca se sabría de qué hombre es cada hijo!”, argumentan.

Doble moral

El sociólogo experto en sexualidad, Abdessamad Dialmy, escritor de una bibliografía extensa de más de una veintena de ensayos sobre sexo y género en el islam, expone que para hablar de poligamia deberíamos empezar hablando de la liberación de las relaciones sexuales consentidas entre adultos. En su opinión, es imposible imaginarse un mundo en el que las mujeres puedan practicar el poliamor si no se permiten las relaciones sexuales consentidas entre adultos y se deja a un lado la falsa moral de vivir la sexualidad en el anonimato y a escondidas. Con todo lo que esto conlleva: sexo anal que provoca mayor índice de sida en los jóvenes marroquíes, peligrosos abortos clandestinos, hímenes falsos en la noche de bodas... Y esta doble moral afecta mucho más a las mujeres que a lo hombres.

“Que los hombres tengan más relaciones sexuales, sean infieles y practiquen sexo con amantes siempre ha estado bien visto. En cambio, si lo hace una mujer es considerada una puta. Esto viene desde la época de la esclavitud porque a los señores se les permitía tener relaciones sexuales con su mujer y la concubina. La esclavitud en Marruecos se prohibió en 1926 y la marcha final de los esclavos en 1940, pero este pensamiento colectivo sigue prevaleciendo”, explica Dialmy.

Y eso es precisamente lo que quiere Fadoua. “A mí me da igual que me dejen casarme con 4 hombres o no. Prefiero empezar por acostarme con los hombres que me dé la gana y no tener que ocultarlo para que no me llamen puta y me señalen por la calle, en el mejor de los casos. O ir a la cárcel, en el peor. Exijo mi derecho a dejar de ser considerada una puta por acostarme con los hombres que me de la gana”, explica a El Confidencial. Pero es que aparte de esa carga moral de ser señalada como una puta, como una mujer no deseable, con la que nadie va a querer casarse, simplemente porque ha estado con varios hombres, es que es ilegal. Y esta ilegalidad de las relaciones sexuales entre personas adultas fuera del matrimonio da lugar a muchísimos chantajes y situaciones que no hacen sino que aumentar la situación de desventaja de la mujer, según reconoce el psicólogo matrimonial Mhasni.

Foto: Marroquíes en una protesta contra los abusos policiales en Alhucemas. (Reuters)

Según su punto de vista, la mujer está considerada como una propiedad privada. Por eso ella nunca va a poder estar en posesión de dos, tres o cuatro hombres. Ellas “carecen de individualización, educación, capacidad crítica y medios alternativos para enfrentarse a todo esto”. De hecho, de las mujeres que defienden todas estas prácticas patriarcales, Mhasni dice que sufren “un síndrome de Estocolmo respecto a su marido y, de esa manera, defienden los mismos fantasmas que el hombre”.

En el otro extremo, y como un rara avis, están los jóvenes marroquíes que llevan relaciones abiertas. Los pocos que existen lo llevan completamente en secreto. Jamás podrán hablar a sus familiares ni a nadie de su entorno sobre esa realidad. “Si mi madre no me dejaba ni ponerme un tampón, hasta que no estuviera casada… cómo le voy a contar que tengo una relación abierta con un chico”, exclama una joven marroquí menor de 30 años que no quiere desvelar su identidad. “Fui yo la que se lo plantee a mi chico después de mi estancia en Europa y él alucino, pero le hice entender ciertos factores que eran beneficiosos para la relación y acepto. Aunque se que esto no es muy normal en este país”, sigue explicando.

“Mejor una esposa que una amante”

Aunque cada vez la poligamia musulmana sea una práctica menos común, es entre los islamistas dónde más se practica. “Una esposa sale más barata que una amante. La esposa siempre busca ahorrar el dinero de su marido y de sus hijos, mientras que la amante quiere sacarte todo el dinero”, decía entre risas el ex primer ministro, Abdelilah Benkiranne, en una reunión con dirigentes islamistas. “El hombre que no diga desear la poligamia, miente”, expresó también en una entrevista con una revista saudí. En la que seguía explicando que él no práctica la poligamia por el amor que siente por su mujer.

Por otro lado, el actual Ministro de Derecho Humanos, Mustafa Ramid, que ha calificado en más de una ocasión de ‘basura’ a los gays, también es polígamo. Ramid fue, a su vez, el impulsor de un Código Penal que aumentaba las penas de prisión para las relaciones sexuales fuera del matrimonio entre personas adultas. Otro ministro, el de Empleo, también protagonizó un escándalo de poligamia con su fisioterapeuta, 30 años más joven que él. El ministro le pidió matrimonio, pero su primera esposa se opuso.

“Todo esto nos da una idea acerca de lo socialmente aceptada que están las relaciones polígamas y las infidelidades entre los hombres. Y lo instaurado que está el islam político en la sociedad marroquí. Mientras sigamos la línea del islam político es imposible pretender hacer ningún cambio social en contra del patriarcado y apostar por la libertad sexual de las mujeres”, concluye Mhadi.

El miedo de los islamistas

Para Omnia Nur, la revolución feminista hacia la libertad sexual tiene que empezar en el interior de cada uno. Según sus palabras, la revolución del 20 de febrero falló precisamente por esto, porque no estaban preparados a nivel individual. Buscar ahora mismo una alianza entre mujeres para reclamar relaciones de poliamor es prácticamente imposible. Quizá dentro de unos años, si cada uno ha hecho el esfuerzo necesario y se ha educado a las nuevas generaciones como es debido, no estarán tan cerca de conseguirlo, según Nur.

Mhadi añade: “Esto del mundo al revés en cuanto a la poligamia o la libertad poliamorosa de las mujeres no es tan descabellado. Al fin y al cabo es de lo que tienen miedo los islamistas. Piensan: vamos a protegernos y ampararnos en leyes que nos protejan que si no ellas conseguirán los mismos privilegios que nosotros”.

Entre los musulmanes, la poligamia solo está permitida para los hombres. Pero las mujeres marroquíes también quieren gozar de este derecho. O, la abolición definitiva de este privilegio para los hombres. Una opción o la otra. Si no está mal visto que los hombres sean, de un modo y otro, polígamos, infieles o poliamorosos… ¿por qué ellas tiene que llegar vírgenes al matrimonio y “reservarse” para un solo hombre? Si no, adjetivo al canto: p-u-t-a.

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