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Petroleros ardiendo en Ormuz: por qué la tensión con Irán la vas a acabar pagando tú
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¿GUERRA CON LOS IRANÍES?

Petroleros ardiendo en Ormuz: por qué la tensión con Irán la vas a acabar pagando tú

“El primer disparo en el Golfo Pérsico elevará el precio del barril por encima de los 100 dólares”, declaró hace unas semanas uno de los principales asesores militares de Irán

Foto: Petrolero ardiendo en Omán. (Reuters)
Petrolero ardiendo en Omán. (Reuters)

Si hemos de guiarnos por los mercados, la posibilidad de un nuevo gran conflicto armado en Oriente Medio es más real de lo que ha sido en la última década y media. Que el precio del petróleo se dispare, como ha hecho, entra dentro de lo esperable tras el ataque contra dos buques petroleros en el Golfo de Omán, que sucede al sabotaje de otros dos barcos frente a las costas de los Emiratos Árabes Unidos hace apenas un mes. Pero además, el incidente está hundiendo las bolsas regionales: muchos inversores están vendiendo a toda prisa sus acciones en la zona, ante el temor de que el estallido de una conflagración les despoje de todo valor.

Al ataque contra los cargueros le ha precedido, unas horas antes, el lanzamiento de un misil por parte de las milicias huthíes de Yemen contra el Aeropuerto Internacional de Abha, en Arabia Saudí, que ha herido a 26 personas. No es la primera vez que los combatientes yemeníes respaldados por Irán llevan a cabo ataques de este tipo en territorio saudí, pero el episodio contribuye a elevar enormemente la tensión.

Foto: Un soldado, dentro del portaaviones estadounidense USS Abraham Lincoln. (EFE)

Lo que suceda a partir de ahora dependerá, en gran medida, de quién sea el responsable de lo sucedido. Hay una posibilidad: que se trate de un ataque de falsa bandera obra de alguno de los servicios de inteligencia enemigos de Irán en la región, que ven cómo el impulso belicista de los halcones de la Administración Trump contra Teherán se ha ido disolviendo ante la aversión del propio presidente a las aventuras militares.

Es la tesis que defiende el propio Gobierno de Irán, que niega toda responsabilidad, y cuyo Ministro de Exteriores Javad Zarif ha calificado el incidente de “más que sospechoso”. El presidente Hasan Rohaní ha comparecido en la televisión pública para asegurar que “la seguridad es de gran importancia para Irán en la región sensible del Golfo Pérsico, en Oriente Medio, en Asia y en todo el mundo. Siempre hemos intentado asegurar la paz y la estabilidad en la región”.

Pero es muy posible, sin embargo, que el ataque sí sea obra de los iraníes, acuciados por un ahogamiento económico sin precedentes (una situación “peor que durante la guerra Irán-Irak”, advirtió recientemente Rohaní) que ha debilitado la posición de los moderados del régimen y ha dado alas a los radicales.

Esto es visible en sucesos como los que han tenido lugar en la última semana, en las que las autoridades han cerrado 547 cafés y restaurantes en apenas 10 días en Teherán por no adherirse a los “principios islámicos”, y se han difundido en la prensa conservadora vídeos de fiestas en legaciones extranjeras, por las que los exaltados exigen ahora las cabezas de varios diplomáticos occidentales. El ala dura vuelve a tener la baza dominante, a la que le favorece una estrategia de la tensión con sus enemigos exteriores.

Foto: Melania y Donald Trump, junto a la reina de Inglaterra. (Reuters)

En mayo, al sabotaje contra los dos barcos frente a las costas emiratíes se sumó un ataque con un dron casi simultáneo contra un oleoducto saudí en el puerto de Yanbu, reivindicado también por los combatientes huthíes. La publicación Middle East Eye reveló a principios de este mes que pocos días antes se había producido otro sabotaje contra un pozo petrolero en Emiratos Árabes Unidos, que solamente causó daños materiales.

En ese sentido, todas estas acciones servirían para mandar el mensaje de que Irán tiene la capacidad de hacer mucho daño a la economía mundial sin llegar al extremo de cerrar el Estrecho de Ormuz, un acto que inmediatamente desataría una guerra que Teherán no desea realmente. Y la participación -reivindicada por ellas mismas- de las milicias huthíes subraya la probable responsabilidad iraní.

¿Qué dice Estados Unidos?

Los emiratíes han guardado silencio sobre el incidente en su yacimiento petrolífero, y el informe presentado ante la ONU sobre el sabotaje a petroleros señala su perfección técnica, lo que apunta a la implicación de un estado, pero se cuida mucho de señalar una autoría iraní. El motivo, casi con certeza, es que los Emiratos no desean verse arrastrados a una guerra con Irán para la que han puesto todos los cimientos pero para la que no perciben el necesario respaldo de Washington, lo que debilita la tesis de un ataque de falsa bandera (o al menos de la participación emiratí en éste). Todo esto importar poco porque EEUU ha culpado sin ambajes a Irán.

Ante cualquier escalada bélica, para Teherán el procedimiento estándar sería cerrar el Estrecho de Ormuz, por el que pasan unos 18,5 millones de petróleo al día, aproximadamente el 20% de todo el crudo mundial. A eso se le suma la posibilidad de que los huthíes impidan también el paso por el Estrecho de Bab El Mandeb, en el Mar Rojo, la vía de tránsito de otro 5% adicional del petróleo de todo el mundo. Un escenario de pesadilla con el que los líderes iraníes amenazan regularmente.

Foto: El destructor iraní Sahand. (EFE)

El impacto económico de esta situación sería enorme, aunque tal vez no demasiado duradero: en primer lugar, el Pentágono tiene listos planes para utilizar la fuerza y forzar la reapertura de los estrechos, y no cabe duda de que tarde o temprano lo conseguiría. Además, los expertos estiman que, incluso en el peor de los casos, el mercado sería capaz de adaptarse a la situación y regresar a la normalidad en el plazo de un mes, por lo que probablemente este cierre no sería la hecatombe económica que muchos vaticinan.

Eso no quiere decir que no vaya a afectar al bolsillo de los ciudadanos de todo el mundo: si este tipo de incidentes continúan, se producirá un reajuste de las rutas de suministro, se encarecerán las tarifas de los seguros de los barcos petroleros y algunas navieras dejarán de operar al considerar el riesgo inasumible, todo lo cual acabará por repercutir en los precios de casi todos los productos, sobre todo si la inestabilidad se prolonga.

“El primer disparo en el Golfo Pérsico elevará el precio del barril por encima de los 100 dólares. Un petróleo a cien dólares será insoportable para Europa, EEUU y sus socios como Japón y Corea del Sur”, declaró hace dos semanas el general Yahya Rahim Safavi, uno de los principales asesores militares de Irán. Esperemos que no tengamos que comprobarlo.

Si hemos de guiarnos por los mercados, la posibilidad de un nuevo gran conflicto armado en Oriente Medio es más real de lo que ha sido en la última década y media. Que el precio del petróleo se dispare, como ha hecho, entra dentro de lo esperable tras el ataque contra dos buques petroleros en el Golfo de Omán, que sucede al sabotaje de otros dos barcos frente a las costas de los Emiratos Árabes Unidos hace apenas un mes. Pero además, el incidente está hundiendo las bolsas regionales: muchos inversores están vendiendo a toda prisa sus acciones en la zona, ante el temor de que el estallido de una conflagración les despoje de todo valor.

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