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La UE, pendiente de la supervivencia política de May
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más inestabilidad a solo nueve meses del brexit

La UE, pendiente de la supervivencia política de May

La dimisión de Davis, seguida de la de su subordinado Steve Baker y de la de Johnson —uno de los 'brexiters' más populares—, pone a May en la cuerda floja

Foto: La primera ministra británica, Theresa May (d), y el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk (i), en el 10 de Downing Street. (EFE)
La primera ministra británica, Theresa May (d), y el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk (i), en el 10 de Downing Street. (EFE)

Nadie va a echar de menos a Boris Johnson, el hasta este lunes ministro de Exteriores británico e irreverente 'brexiteer', en Bruselas. Tampoco habrá muchos que lamenten la despedida de David Davis, negociador británico para el Brexit que, en la práctica, había dejado de llevar las riendas de las conversaciones con la UE. Pero la decisión de ambos de dimitir, apenas tres días después de que Theresa May anunciara que su Gobierno había logrado al fin "una posición colectiva para el futuro de las negociaciones" del Brexit, supone un duro revés para la 'premier' británica.

"Esto prueba que en [la reunión de] Chequers los puntos de vista del Gobierno británico coincidían", ha comentado con su característica retranca Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, tras ser informado de la noticia. Poco ha durado la unidad. En Chequers, May había logrado el consentimiento de su gabinete para crear un área de libre comercio para bienes industriales y agrícolas con el bloque, basada en un “reglamento común”. Las dimisiones se han hecho esperar, pero ya han llegado.

placeholder Johnson, irreverente y 'brexiter' duro, abandona el barco tras la marcha de Davis. (Reuters)
Johnson, irreverente y 'brexiter' duro, abandona el barco tras la marcha de Davis. (Reuters)

Más allá de la ironía de Juncker, la debilidad del Gobierno británico no es motivo de alegría para la UE, que lleva meses esperando impaciente que May ponga en orden su casa, consensúe una posición negociadora con su Gobierno y envíe a sus representantes a negociar un acuerdo contrarreloj. Parecía que el acuerdo de Chequers, con el que May imponía una versión suave del Brexit a sus ministros más rebeldes, había sido al fin una victoria de la 'premier'.

Pero la dimisión de Davis, seguida de la de su subordinado Steve Baker y de la de Johnson —uno de los 'brexiteers' más populares—, pone a May en la cuerda floja. La 'premier' ha sido siempre muy cuestionada desde que asumió el cargo, pero las críticas contra ella y el ruido de sables han aumentado desde que perdió su mayoría absoluta en las elecciones adelantadas que convocó por sorpresa en junio de 2017 con la esperanza de fortalecer su mandato.

Mal asunto para los europeos, que saben de sobra que un capitán que se dedica a achicar agua de su barco no puede a la vez mantener el timón con rumbo firme. Peor aún sería que el Gobierno británico cayese y quedase un vacío de poder con imprevisibles resultados.

placeholder Dominic Raab, un halcón duro del Brexit, será el nuevo negociador británico. (EFE)
Dominic Raab, un halcón duro del Brexit, será el nuevo negociador británico. (EFE)

Solo nueve meses para el día B

Quedan solo nueve meses para que Reino Unido salga de la UE. Haya acuerdo o no sobre los términos del divorcio, sobre el periodo de transición y sobre el futuro acuerdo entre la Unión y el país. Y las negociaciones, por el momento, están en pañales, pese a que se quería cerrar un acuerdo ya en octubre para que dé tiempo a tenerlo todo a punto para marzo de 2019.

"Los políticos vienen y van, pero los problemas que crean a la gente se quedan. El caos causado por el Brexit es el mayor problema de la historia de las relaciones entre Reino Unido y la Unión Europea, y está muy lejos de resolverse", ha comentado por su parte Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo.

placeholder Theresa May, ante su gabinete, en el tenso encuentro de Chequers. (EFE)
Theresa May, ante su gabinete, en el tenso encuentro de Chequers. (EFE)

No obstante, si May logra ahora hacerse con las riendas, si mantiene unido a su Gobierno, si logra contener una posible rebelión en su partido —el nombramiento del duro 'brexiteer' Dominic Raab trata precisamente de aplacarla— y si sobrevive a la presión de la oposición —los laboristas de Jeremy Corbyn ya están cuestionando su idoneidad para seguir dirigiendo al país durante la recta final de las negociaciones del Brexit, y los liberales piden una nueva consulta sobre la pertenencia a la UE—, la jugada puede ser positiva para la UE.

Al fin y al cabo, May era una defensora sin apasionamientos de permanecer en la UE y parece dispuesta ahora —tras varios bandazos— a favorecer una visión más moderada del Brexit, más en línea con lo que sus socios al otro lado del Canal de la Mancha prefieren. Así que algunos incluso se atreven ya a soñar.

"Solo puedo lamentar que la idea del Brexit no se haya marchado junto a Davis y Johnson. Pero... ¿quién sabe?", ha tuiteado Tusk, tras reflexionar sobre lo que supone la cascada de dimisiones, la última de las cuales le ha sorprendido junto a Juncker en una rueda de prensa. Aunque, por el momento, el Brexit sigue significando Brexit. Y va a suceder en nueve meses, aunque nadie sepa aún cómo.

Nadie va a echar de menos a Boris Johnson, el hasta este lunes ministro de Exteriores británico e irreverente 'brexiteer', en Bruselas. Tampoco habrá muchos que lamenten la despedida de David Davis, negociador británico para el Brexit que, en la práctica, había dejado de llevar las riendas de las conversaciones con la UE. Pero la decisión de ambos de dimitir, apenas tres días después de que Theresa May anunciara que su Gobierno había logrado al fin "una posición colectiva para el futuro de las negociaciones" del Brexit, supone un duro revés para la 'premier' británica.

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