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Alarma entre los empresarios italianos por la crisis de la frontera con Austria
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5 millones de camiones la cruzan anualmente

Alarma entre los empresarios italianos por la crisis de la frontera con Austria

El Gobierno de Viena amenaza con reinstaurar los controles con sus vecinos del sur, a lo que Roma responde desafiante. Las consecuencias económicas pueden ser de gran alcance

Foto: Un soldado de las Fuerzas Armadas Federales de Austria durante un chequeo rutinario en el paso fronterizo de Gries Am Brenner, cerca de Italia, en junio de 2018. (Reuters)
Un soldado de las Fuerzas Armadas Federales de Austria durante un chequeo rutinario en el paso fronterizo de Gries Am Brenner, cerca de Italia, en junio de 2018. (Reuters)

Por tercer año consecutivo, un Gobierno en Austria ha vuelto a amenazar con restablecer los controles en sus pasos fronterizos sureños, en particular los que marcan el confín de este país con Italia y Eslovenia. Como ya en 2016 y 2017, también esta semana la razón sugerida ha remitido al tema migratorio. La novedad es que, por primera vez, el Gobierno a cargo ahora en Roma no ha reprobado el anuncio. Más bien lo contrario. De modo que se ha disparado la alarma del empresariado italiano.

“También estamos dispuestos a restablecer los controles mañana mismo”, respondió a las autoridades austríacas el martes el poderoso ministro de Interior y líder de la Liga, Matteo Salvini. “¿Austria quiere cerrar la frontera? Muy bien, para nosotros es negocio. Son más los [inmigrantes] que regresan a Italia que los que van hacia Austria”, redobló, sin aportar más información sobre el flujo de inmigrantes que realmente cruzan. Los cuales, según estimaciones de la policía tirolesa -difundidas este miércoles por el diario Il Corriere- serían además realmente muy pocos. En concreto: unos 2 en mayo y cero en junio.

Foto: Merkel y Kurz dialogan durante la cumbre europea dedicada a la migración el pasado jueves (REUTERS)

Ante este escenario, Stefan Pan, vicepresidente de Confindustria (el principal gremio de empresarios de Italia), resume así la postura empresarial ante la guerra de palabras entre Italia y Austria: “Estamos absolutamente en contra del cierre de la frontera”. “El [cruce ítalo-austríaco del] Brennero es la principal arteria que conecta los países manufactureros de Europa. Italia, Austria y Alemania están hoy conectados casi como si fueran una cadena de montaje a cielo abierto”. Y añade, sin medios términos: “Si esta arteria se daña, el riesgo es que Europa tenga un infarto”.

Tanto así, dice, que no se ha perdido tiempo en discutir sobre el asunto. “Hablamos del tema el mismo martes durante una reunión. También se lo hemos dicho al Gobierno, así como hemos hecho en otras ocasiones. Y estamos en contacto con los empresarios austríacos y alemanes, que están de acuerdo con nosotros”, relata Pan, quien conoce el tema desde cerca.

placeholder El ministro del Interior italiano y líder de la ultraderechista Liga, Matteo Salvini, en Roma, el pasado 25 de junio. (EFE)
El ministro del Interior italiano y líder de la ultraderechista Liga, Matteo Salvini, en Roma, el pasado 25 de junio. (EFE)

Un daño potencial de 63.000 millones

Él mismo nació en Bolzano (Bozen, en alemán), en la provincia italiana trilingüe de Tirol del Sur/Alto Adigio, y ha sido presidente de los industriales de la zona antes de pasar a la gestión nacional del gremio de los empresarios. El acuerdo Schengen, firmado en la homónima ciudad luxemburguesa en 1985 y en vigor desde 1995, con el que los países europeos suprimieron los controles en sus fronteras interiores, lo ha visto ponerse en marcha con sus propios ojos.

“Si se interrumpe la libre circulación de las mercancías, eso dañará las cadenas de producción, aumentará la ineficiencia, subirán los precios. Y todo eso afectará al PIB europeo”, insiste. “Hay que pensar en el enorme daño que provocaría a la industria manufacturera y también al turismo”, concluye, al esgrimir asimismo la amenaza “al proyecto de paz” que incumbe sobre la Unión Europea (UE).

Foto: Cartel pro-independencia del Tirol del Sur en la frontera entre Italia y Austria

Al fin y al cabo, eso es lo que dicen los estudios. De acuerdo con un informe del instituto alemán Bertelsmann titulado “The economic costs of non-Schengen. What the numbers tell us” ("El coste económico del no-Schengen. Lo que nos dicen los números"), que ha recogido varios estudios sobre el asunto, el fin de Schengen implicaría un coste anual añadido para el comercio europeo de al menos 47.000 millones de euros.

A este dinero habría que añadir el gasto derivado de los mayores costes para la movilidad laboral y el turismo, así como lo que debería invertirse para restablecer las infraestructuras destinadas a los controles fronterizos, recuerda el instituto Bertelsmann. Todo sumado, el coste total añadido podría llegar a 63.000 millones de euros al año, se lee en el informe.

¿Y cuánto costaría el cierre de la frontera de Austria y Italia? Según estimaciones de la asociación de transportistas de Italia, divulgadas en los últimos años, el eventual cierre -aun temporal- pondría en riesgo el tránsito de los casi 5 millones de camiones que pasan por allí anualmente y los 14.000 millones de euros en mercancías que cruzan la frontera norte del país transalpino. Se estima que, como mínimo, estos vehículos perderían unos 20 minutos más en pasar dicho confín.

placeholder Cartel señalando la frontera de Austria en la localidad italiana de Brenner, en 2016. (Reuters)
Cartel señalando la frontera de Austria en la localidad italiana de Brenner, en 2016. (Reuters)

¿Cierre inminente?

A renglón seguido, además, está también la cuestión de qué consecuencias podría tener la medida para la macroregión Eusalp —reconocida por la UE— que integran 7 países europeos de la Unión (Austria, Francia, Alemania, Italia y Eslovenia) junto con Suiza y Liechtenstein y cuyo objetivo en estos años ha sido precisamente el de mejorar el transporte de pasajeros y mercancías en esta zona. Más aún dado que, al parecer, desde Austria ya se habrían programado algunos días en los que los controles fronterizos se aplicarán, en concreto, del 9 al 13 de julio y, en septiembre, del 17 al 21, según publicaba este miércoles la prensa italiana.

De ahí que, en estas horas, la alarma no haya pasado inadvertida en los despachos de muchos ministros italianos y austríacos menos dados a la retórica agresiva y altisonante. Quien cierre el cruce del Brennero “deberá asumirse la responsabilidad” de esa acción, declaró el titular de Exteriores italiano, Enzo Moavero Milanesi. “En términos económicos, cerrar el Brennero sería un desastre económico”, dijo, por su parte, el ministro de Transportes austríaco, Norbert Hofer, al estimar que los retrasos derivados de las colas de los cambios podrían costar “100 euros por cada uno” de esos vehículos.

En esta línea, el mismo grito de alerta ha llegado del presidente italiano, Sergio Mattarella. “Es poco responsable” poner en riesgo Schengen y, por tanto, “la libertad de los europeos”, dijo el presidente de Italia, desde un mitin en Riga, Estonia. “Hay muchas cosas que caracterizan a la Unión Europea y su histórica integración, pero hay dos que revelan su alma: el Erasmus y Schengen”, añadió Mattarella.

Foto: El presidente italiano, Sergio Mattarella, a su llegada al European University Institute en Florencia (REUTERS)

Y lo mismo desde Bruselas. “Sin lugar a dudas, no es cerrando las fronteras [internas] de la UE que se resuelven los problemas”, afirmó el presidente del Parlamento europeo, Antonio Tajani, quien en la próxima semana tiene previsto un viaje a Roma. “Alemania cierra sus fronteras con Austria. Austria hace lo mismo con Italia. Si comenzamos a cerrar las fronteras, Europa regresará al pasado. La Segunda Guerra Mundial empezó justamente por un problema de confines y las nuevas generaciones no deben dar nada por hecho”, dijo, por su parte, Dīmītrīs Avramopoulos, el comisario europeo para las migraciones.

Quizá conciente de que en los anteriores años Austria acabó por retroceder en sus propósitos y que el tema provoca tensión dentro de su misma alianza gubernamental -que integran también sus socios del Movimiento 5 Estrellas-, Salvini no ha vuelto de momento a hablar sobre la cuestión. Eso sí, pocas dudas hay de que el tema estará en la mesa, durante sus encuentros la próxima semana con su homólogo alemán, Horst Seehofer, y el Canciller de Austria, Sebastian Kurz, en la ciudad austríaca de Innsbruck.

Por tercer año consecutivo, un Gobierno en Austria ha vuelto a amenazar con restablecer los controles en sus pasos fronterizos sureños, en particular los que marcan el confín de este país con Italia y Eslovenia. Como ya en 2016 y 2017, también esta semana la razón sugerida ha remitido al tema migratorio. La novedad es que, por primera vez, el Gobierno a cargo ahora en Roma no ha reprobado el anuncio. Más bien lo contrario. De modo que se ha disparado la alarma del empresariado italiano.

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