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Las "ciudades de tiendas de campaña" ya ocupan Alemania
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FRÍO INVERNAL Y ATAQUES contra LOS REFUGIADOS

Las "ciudades de tiendas de campaña" ya ocupan Alemania

Alemania está desbordada. Miles de refugiados llegan al día, todos los días desde hace meses. Un inmenso reto logístico, financiero y político para la mayor economía europea. El "déficit cero" peligra

Foto: Migrantes y refugiados esperan sobre un puente cerca de Passau, en la frontera entre Austria y Alemania, para cruzar a territorio germano (Reuters).
Migrantes y refugiados esperan sobre un puente cerca de Passau, en la frontera entre Austria y Alemania, para cruzar a territorio germano (Reuters).

Se acerca el invierno. El sol lleva días desaparecido en gran parte de Alemania y ahora manda una lluvia fina, fría e intermitente. El mercurio empieza a caer inexorable, apuntando hacia los mínimos, ya claramente bajo cero, que alcanzará en enero y febrero. Mientras tanto, decenas de miles de refugiados, adultos y menores que han recorrido miles de kilómetros, superado mares y mafias, duermen en tiendas de campaña.

Tiene siete u ocho años. La piel morena y los ojos rasgados. Lleva un gorro ajustado y encima dos capuchas, la de un jersey a rayas desvaído y la de un abrigo impermeble demasiado grande para su cuerpo delgado. En las manos, que extiende frente a su pecho, un folio doblado escrito en alemán con unas precarias mayúsculas: 'Uns ist kalt' (tenemos frío).

La chica, podría ser siria o de Asia centrcal, no dice nada. Guarda silencio en la primera fila de una pequeña protesta de unos 80 refugiados frente a un centro de acogida improvisado en Hamburgo, en el noroeste de Alemania. Allí se alcanzan ya los cero grados algunas noches. El emplazamiento es una "ciudad de tiendas de campaña", como se lo ha llegado a denominar en los medios, que acoge a miles personas llegadas a la ciudad en los últimos días. "Con los niños es muy duro. Dormimos en el contenedor (de mercancías) de los baños, que tiene una calefacción", explica a la televisión pública ARD un peticionario de asilo con un niño de apenas dos años en brazos.

No es una excepción. En Mainz, en el oeste, la situación no es mejor. Unas 400 personas duermen en dos grandes carpas en el aparcamiento de un centro comercial abandonado. En toda Baviera, en el sur, por donde acceden al país la mayoría de refugiados tras cruzar los Balcanes y Austria, son más de 1.000 los acogidos en tiendas de campaña. En Spandau, una localidad próxima a Berlín, otros cientos viven en barracones para 10 personas en las instalaciones del antiguo cuartel militar de Schmidt-Knobelsdorf. Los casos se repiten por todo el territorio alemán.

Además, en la capital ya se han registrado los primeros casos de bronquitis y neumonía entre los refugiados, que para tramitar sus peticiones de asilo deben hacer cola en la calle, muchas veces durante días, debido a la sobresaturación de la Oficina de Sanidad y Asuntos Sociales de la ciudad-estado, que no da abasto.

placeholder Migrantes hacen cola ante la oficina de Asuntos Sociales en Berlín mientras esperan tramitar su solicitud de asilo, el 12 de octubre de 2015. (Reuters)
Migrantes hacen cola ante la oficina de Asuntos Sociales en Berlín mientras esperan tramitar su solicitud de asilo, el 12 de octubre de 2015. (Reuters)

Tiendas de campaña y contenedores

Según datos de los estados federados, a mediados de octubre un total de 42.000 refugiados estaban acogidos en centros provisionales que no estaban preparados para el invierno. Tiendas de campaña y contenedores de mercancías reconvertidos, principalmente. La Cruz Roja ha exigido que los demandantes de asilo sean llevados cuanto antes a instalaciones preparadas para los meses más fríos. "Las ciudades de tiendas de campañas son ya una solución de emergencia absoluta y son inaceptables para el invierno", aseguró recientemente el presidente de la Cruz Roja alemana, Rudolf Seiters. A su juicio, la puesta en marcha de albergues "calientes y resistentes al clima" es "uno de los grandes retos para las próximas semanas".

La situación de emergencia es tal que el Gobierno alemán ha aprobado, dentro de un paquete de medidas relacionadas con la crisis de los refugiados, una flexibilización de los criterios de construcción de centros de acogida temporales. La eliminación de permisos y la reducción de los estándares de eficiencia energética, entre otros aspectos, deben servir para acelerar la construcción de estos albergues y facilitar la habilitación de inmuebles para este uso.

Mientras tanto, en ciertos estados federados se baraja mantener algunas tiendas de campaña con chorros de aire caliente durante el invierno, pese a las críticas de las ONG, quienes alegan que, además de las incomodidades, al no estar aisladas, las tiendas de campaña pierden el calor rápidamente y no mantienen una temperatura mínima aceptable. Matthias Nowak, del colectivo Malteser Hilfdienst, explica además que las tiendas de campaña son una medida de emergencia que no es válida para el invierno porque los refugiados tendrían que salir constantemente de ellas para acceder a los baños y a los comedores, caminando a menudo sobre la nieve.

"Intentamos evitar a toda costa las tiendas de campaña en invierno", asegura Christian Reuter, director ejecutivo de la Cruz Roja alemana. No obstante, reconoce que es difícil debido al flujo incesante e imprevisible de refugiados que llegan a Alemania. Varios miles al día. Todos los días desde hace meses. En varios fines de semana del verano llegaron al país más personas que las 15.000 que ha aceptado acoger España en los próximos dos años.

placeholder Refugiados son trasladados a otro centro de acogida temporal desde Schwarzenborn, al noreste de Fráncfort, el 15 de octubre de 2015. (Reuters)
Refugiados son trasladados a otro centro de acogida temporal desde Schwarzenborn, al noreste de Fráncfort, el 15 de octubre de 2015. (Reuters)

La hostilidad de la ultraderecha

Además, los refugiados sufren cada vez más la abierta hostilidad de vecinos contrarios a las políticas de la canciller Angela Merkel y la intimidación física y verbal de grupos de ultraderecha perfectamente organizados. La localidad de Heidenau, en el este de Alemania, copó durante semanas los titulares porque la policía tuvo que acordonar un antiguo centro comercial reconvertido en albergue de refugiados y escoltar los autobuses donde llegaban los peticionarios de asilo para defenderlos de ataques con piedras y cortes de carretera. Varias refugiadas con velo han denunciado también, en esta localidad y en otras, haber sido acosadas en las calles al grito de "extranjeros fuera". Las pintadas racistas también se están multiplicando.

La presión xenófoba ha escalado enteros de forma paralela a la llegada masiva de peticionarios de asilo. Los servicios de inteligencia reconocen que el número de delitos contra centros de refugiados se ha duplicado en lo que va de año con respecto al mismo periodo de 2014. Una treintena larga de albergues de refugiados han sido incendiados de forma premeditada en todo el país.

La violencia xenófoba, no obstante, no se ha quedado en los inmuebles. El 17 de octubre, la política independiente Henriette Reker fue atacada a cuchilladas durante un acto electoral. El agresor, que fue inmediatamente detenido, afirmó haber actuado por motivos xenófobos. La víctima se había posicionado a favor de la política de acoger refugiados de Merkel. Cinco días más tarde, un joven albano fue apuñalado por un alemán tras gritarle "cerdo extranjero". El comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa, Nils Muiznieks, se ha mostrado "muy preocupado" por el aumento del racismo, la xenofobia y los delitos con motivación racial.

placeholder Refugiados y migrantes en un centro de acogida temporal ubicado en un pabellón en Hanau, Alemania. (Reuters)
Refugiados y migrantes en un centro de acogida temporal ubicado en un pabellón en Hanau, Alemania. (Reuters)

Reto logístico, financiero y político

El Gobierno alemán ha dejado de anunciar sus previsiones para el conjunto del año, después de que a principios de verano elevase la cifra hasta los 800.000, un número récord que cuadruplica el registro del año pasado. Esto equivaldría ya al 1% de la población alemana. Y muchos expertos coinciden en que la cifra definitiva será mayor. Según un supuesto informe secreto al que tuvo acceso el tabloide 'Bild', el país podría registrar este año hasta 1,5 millones de peticionarios de asilo. Estas cifras dan una idea del reto logístico, financiero y político que supone la crisis de los refugiados para la mayor economía europea.

Según un reciente informe de los institutos económicos de referencia, el Gobierno federal se gastará unos 15.000 millones de euros entre este año y el que viene en atender a los peticionarios de asilo. Y a esta suma hay que añadirle lo que emplearán los estados federados y los municipios, que son quienes, por reparto de competencias, tienen la atribución de acoger y dotar de lo básico a los refugiados. No obstante, ante la avalancha, Berlín ha asumido la coordinación y gran parte del gasto, una decisión que -según algunos expertos- puede hacer peligrar el objetivo del "déficit cero".

El desafío logístico es evidente. Las ciudades de tiendas de campaña y los asentamientos formados por contenedores de mercancías son ejemplo de ello. De hecho, los edificios públicos, desde antiguas oficinas a cuarteles abandonados pasando por colegios sin uso, están agotándose en toda Alemania. También las sedes vacías de cadenas comerciales quebradas. Así, se están llegando a producir decisiones controvertidas. En Friedland, una localidad de 1.180 habitantes, residen actualmente más de 3.100 refugiados en un albergue previsto originamente para 700. En Sumte, un pueblo con apenas un centenar de personas y sin siquiera supermercado, está previsto que en breve se acoja en las oficinas de una antigua empresa a unos 1.000 peticionarios de asilo.

En el ámbito político, la situación también es límite. Alrededor de la mitad de la población, según diversas encuestas, no comparte la postura de Merkel. Incluso en su propio partido, la Unión Cristianodemócrata (CDU), se han alzado voces contrarias. La Unión Socialcristiana (CSU), los tradicionales socios bávaros de la canciller, es en este tema su principal crítico -este domingo, Merkel cedió a sus exigencias de aplicar medidas restrictivas a la llegada de refugiados-. La euroescéptica Alternativa para Alemania (AfD) prepara una "ofensiva de otoño" con las crisis del euro y de los refugiados como principales puntas de lanza. Por último, la manifestación de los Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente (Pegida) vuelve a reunir a miles de personas, entre 15.000 y 20.000.

Mientras tanto, la canciller defiende su política de asilo y su postura ante la crisis de los refugiados. "Lo conseguiremos", asegura una y otra vez. El flujo de peticionarios de asilo se mantiene. Parece que, pese a las dificultades, el camino y sus riesgos mortales, el invierno alemán y los brotes xenófobos, para la mayoría de peticionarios de asilo Alemania resulta mejor que volver a sus países de origen.

Se acerca el invierno. El sol lleva días desaparecido en gran parte de Alemania y ahora manda una lluvia fina, fría e intermitente. El mercurio empieza a caer inexorable, apuntando hacia los mínimos, ya claramente bajo cero, que alcanzará en enero y febrero. Mientras tanto, decenas de miles de refugiados, adultos y menores que han recorrido miles de kilómetros, superado mares y mafias, duermen en tiendas de campaña.

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