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Internet da alas a los lobos solitarios de extrema derecha en el norte de Europa
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LA RED favorece la autorradicalización

Internet da alas a los lobos solitarios de extrema derecha en el norte de Europa

El 'encapuchado de la espada' que la semana pasada mató a dos personas en un colegio sueco no es más que la punta del iceberg de un movimiento anti-inmigración cada vez más agresivo

Foto: La familia del joven asesinado en la escuela Kronan de Trollhättan, Suecia, durante una marcha homenaje, el 25 de octubre de 2015 (Reuters).
La familia del joven asesinado en la escuela Kronan de Trollhättan, Suecia, durante una marcha homenaje, el 25 de octubre de 2015 (Reuters).

El ataque racista a la escuela de Trollhättan ha conmocionado a Suecia. Aunque a pocos les sorprende lo sucedido. En realidad, es como la punta del iceberg, la cara más trágica y grave de las crecientes tensiones que afloran desde hace años en el norte de Europa y que la crisis de los refugiados está incrementando todavía más.

La nueva derecha anti-inmigrante obtiene cada vez más votos en los comicios, mientras que en internet proliferan los foros y blogs de tinte xenófobo, cuyo discurso es cada vez más agresivo y explícito. “Cuanto más odio hay en el ambiente, más fácil es que algunos pasen de la palabra a la acción”, señala en declaraciones a El Confidencial Jonathan Leman, investigador de Expo, un centro especializado en estudios sobre el racismo.

Su observación encaja a la perfección con el perfil de Anton Lundin-Petterson, el joven de 21 años que el jueves pasado sembró el pánico en la escuela Kronan de Trollhättan. Armado con una espada y un cuchillo, mató a un alumno y a un profesor, e hirió gravemente a otras dos personas, antes de ser abatido mortalmente por la policía.

La elección del centro no fue fruto del azar. El asesino lo eligió en base a su alto porcentaje de alumnos inmigrantes. Su motivación racista queda clara en una carta de despedida que dejó en su apartamento. También lo confirman las cámaras de seguridad, que muestran cómo elige a sus víctimas por el color de la piel, dejando de lado a las de tez blanca y atacando a las que tienen un origen étnico distinto.

Quienes le conocían aseguran que era un chico solitario, retraído y poco comunicativo. Amaba la música 'heavy' y solía vestir de negro. Por lo demás, parecía normal. Más elocuente es su rastro en internet, donde dejó constancia de su simpatía por la ideología nazi y los movimientos contrarios a la inmigración.

En su cuenta de YouTube, por ejemplo, publicó varios vídeos del bloguero neofascista Angry Foreigner. En uno de ellos, titulado 'Welcome to Sweden', el 'youtuber' sugiere que los inmigrantes son los causantes del alto índice de violaciones que hay en Suecia y acusa al 'establishment' político de “cuidar a los ciudadanos de OTROS países mientras que los jubilados, escolares y discapacitados suecos son completamente ignorados”.

Lundin-Petterson también compartía numerosos documentales y fragmentos de películas que glorifican a Adolf Hitler. Destacan los vídeos sobre la maquinaria de guerra nazi, y en uno, titulado 'Deutschland Über Alles' y colgado por un tal Dillerto hace siete años, se afirma que los alemanes “se vieron forzados a hacer" aquella guerra. Asimismo, el asesino simpatizaba con los Demócratas Suecos, el partido contrario a la inmigración que ha ido ganando peso en los últimos años y que ya es la tercera fuerza política en el Parlamento sueco. En YouTube le dio al “me gusta” a varios vídeos dedicados a esta formación, y en su perfil de Facebook apoyó su campaña para realizar un referendo sobre la inmigración.

Suecos encienden velas a las puertas de la escuela Kronan de Trollhättan tras el ataque, el 23 de octubre de 2015. (Reuters)

Paralelismo con Breivik

Salta a la vista el paralelismo entre el atacante de la escuela sueca y Anders Breivik, el terrorista de ultraderecha que hace cuatro años atentó contra el Gobierno y la rama juvenil del Partido Laborista en la vecina Noruega. Con 77 muertos y cientos de heridos, la envergadura del doble ataque perpetrado por el noruego fue mucho mayor. Breivik tenía 10 años más, era más peligroso y empleó mucho más tiempo en preparar el atentado. Sin embargo, son muchos los puntos de su biografía que coinciden con la de Lundin-Petterson.

Ambos eran personas solitarias que pasaban largas horas jugando a videojuegos violentos y que, a lo largo de su vida, habían tenido pocos o incluso ningún amigo. Sin antecedentes criminales y con una vida aparentemente normal, ninguno de los dos había levantado sospechas. Ambos apoyaban a partidos contrarios a la inmigración y se radicalizaron a través de internet, “lo que demuestra el creciente poder que tiene la red, tanto para propagar las buenas causas como para alimentar el odio”, destaca Leman.

“La amenaza es doble”, explica este experto. “Por un lado, tenemos a grupos bien organizados de extrema derecha, racistas y antidemocráticos, dispuestos a llevar a cabo acciones violentas, y por el otro está este otro tipo de fenómeno de foros, blogs, redes sociales, páginas web. Es mucho más amplio y desperdigado, pero sus seguidores también defienden un tipo de nacionalismo radical y ven en los extranjeros el origen de todos los problemas”.

En su opinión, lo que consigue la red es envalentonar a las personas que en otra época no habrían podido compartir sus ideas más que con amigos o familiares. “Ahora pueden sintonizar con gente que está lejos, a miles de kilómetros”. Y el comprobar que no son los únicos que piensan así les da alas para poner en práctica sus proyectos homicidas.

Tras el atentado, de hecho, ya han aparecido muchos comentarios en la cuenta de YouTube elogiando lo que hizo. “Siempre te recordaremos como quien emprendió una cruzada contra los musulmanes con una jodida espada para devolvernos nuestra tierra”, escribe un tal Ebop. Otro, apodado Ogier the Dane, asegura que “los inmigrantes son una mierda. Quedaros en vuestro país”.

Leman considera que los únicos responsables de estos ataques son sus perpetradores. Sin embargo, destaca el papel que tiene la derecha anti-inmigrante cuando utiliza “un lenguaje apocalíptico, diciendo, por ejemplo, que la llegada de los inmigrantes significa el fin de nuestro país”. “Caer en este tipo de fatalismos, lanzando generalizaciones y simplificando demasiado la realidad, alimenta el radicalismo”, asegura.

Tanto es así que Claus Forberg, un político del Partido del Progreso, la formación que se opone a los inmigrantes y que actualmente forma parte del Gobierno de Noruega, llegó a afirmar en una página de Facebook que podía “casi entender” a Lundin-Petterson, unas palabras que fueron fuertemente condenadas en su país, incluido su propio partido, y por las que se ha visto obligado a pedir perdón.

Lo cierto es que el ataque de la semana pasada no es un hecho aislado. En lo que va de año, Suecia ha registrado al menos 20 incendios intencionados contra centros de refugiados, mientras que en la vecina Alemania, la policía desarticuló la semana pasada a un grupo ultraderechista que planeaba atentados contra albergues de refugiados. Una noticia que llegaba solo una semana después de que un exaltado apuñalara a la candidata a la alcaldía de Colonia Henriette Reker, precisamente por sus posturas favorables a la inmigración.

Salim Assi (c) y otros inmigrantes que viven en Dinamarca reciben en Rodby a refugiados que van camino de Suecia. (Reuters)

Ataques en los países más aperturistas

Coincidencia o no, los gobiernos de Suecia y Alemania son precisamente los que más abiertos se han mostrado ante la ola de refugiados que está llegando a Europa. Y, en consecuencia, son también los que más solicitantes están recibiendo. Se estima que Alemania cerrará el año con unos 800.000 y Suecia con hasta 190.000. El reto para alojarlos es grande, como también lo es el de conseguir que se integren.

La semana pasada, el Gobierno sueco, integrado por una coalición de socialdemócratas y verdes, admitió por primera vez que el país está llegando al límite de su capacidad y, en un intento por frenar la avalancha de llegadas, anunció que ya no concederá más permisos de residencia permanentes a los refugiados, como venía haciendo hasta ahora, sino solo temporales. Asimismo, acelerará la expulsión de los solicitantes a los que se haya denegado el asilo.

Las nuevas medidas, que han sido acordadas con la oposición conservadora, a excepción de la derecha anti-inmigrante, también buscan mejorar la integración. A partir de ahora, por ejemplo, los municipios estarán obligados a acoger a los refugiados que se les asignen en base a un sistema de cuotas. El objetivo es evitar que los inmigrantes se concentren en determinadas áreas, generando bolsas de pobreza y exclusión social.

Es un hecho que, en los últimos años, la criminalidad en este tipo de barrios ha ido en aumento, convirtiéndose en uno de los argumentos estrella de quienes consideran que los inmigrantes solo cometen delitos y se llevan en ayudas sociales los elevados impuestos que pagan todos los ciudadanos para sostener el Estado del bienestar.

Un suceso que estos días está siendo recordado por muchos blogs y medios alternativos contrarios a la inmigración es el doble asesinato que un solicitante de asilo eritreo cometió este verano en una tienda de Ikea. Mató a una mujer de 55 años y a su hijo de 28. Ambos eran blancos y de nacionalidad sueca.

Algunos no tardaron en asegurar que el crimen había sido cometido en nombre del islam. Sin embargo, la investigación ha desvelado que el asesino es cristiano y que, según su propio testimonio, cometió la acción por desesperación, tras conocer que su solicitud había sido rechazada y que las autoridades iban a expulsarle de Suecia.

Escandinavia sí ha sufrido, en cambio, otros ataques de tipo islamista. El último y más dramático tuvo lugar a principios de este año en Copenhague, cuando un danés de origen palestino atentó durante una charla sobre libertad de expresión y una sinagoga, causando dos víctimas mortales. Motivados por racismo, fanatismo religioso o mera violencia, son ataques que demuestran los nuevos desafíos a los que se enfrenta Europa en un clima cada vez más tenso.

El ataque racista a la escuela de Trollhättan ha conmocionado a Suecia. Aunque a pocos les sorprende lo sucedido. En realidad, es como la punta del iceberg, la cara más trágica y grave de las crecientes tensiones que afloran desde hace años en el norte de Europa y que la crisis de los refugiados está incrementando todavía más.

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