Los antiguos osos bailarines en Bulgaria

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El oso Dancho, de solo nueve meses, baila al son de la música que toca su dueño en Sofía, Bulgaria, en 1994, cuando todavía era usual encontrarlos en las calles del país. (Reuters)
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El oso Dancho, de solo nueve meses, baila al son de la música que toca su dueño en Sofía, Bulgaria, en 1994, cuando todavía era usual encontrarlos en las calles del país. (Reuters)

Un gitano búlgaro descansa junto a su oso bailarín en Sofía, Bulgaria, en 2003. (Reuters)
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Un gitano búlgaro descansa junto a su "oso bailarín" en Sofía, Bulgaria, en 2003. (Reuters)

Un veterinario comprueba el estado de salud de un oso pardo en el parque de Belitsa, donde llevaron a los osos bailarines liberados, en 2003. (Reuters)
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Un veterinario comprueba el estado de salud de un oso pardo en el parque de Belitsa, donde llevaron a los "osos bailarines" liberados, en 2003. (Reuters)

Un oso pardo en el parque de Belitsa, Bulgaria, donde fueron liberados los últimos osos bailarines en 2007. (Reuters)
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Un oso pardo en el parque de Belitsa, Bulgaria, donde fueron liberados los últimos "osos bailarines" en 2007. (Reuters)

Un veterinario junto a un antiguo oso bailarín en Bulgaria. (Reuters)
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Un veterinario junto a un antiguo "oso bailarín" en Bulgaria. (Reuters)

Un equipo de veterniarios comprueba el estado de salud del oso Misho, uno de los últimos tres osos bailarines que quedaban en Bulgaria en 2007, antes de liberarlo en la reserva de Belitsa. (Reuters)
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Un equipo de veterniarios comprueba el estado de salud del oso "Misho", uno de los últimos tres "osos bailarines" que quedaban en Bulgaria en 2007, antes de liberarlo en la reserva de Belitsa. (Reuters)

Dos osos pardos en la Reserva de los Osos Bailarines, Bulgaria, en 2004. En ese momento, al menos 13 antiguos osos bailarines liberados vivían en la reserva. En los siguientes años se les unirían los últimos osos bailarines que quedaban
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Dos osos pardos en la Reserva de los Osos Bailarines, Bulgaria, en 2004. En ese momento, al menos 13 antiguos "osos bailarines" liberados vivían en la reserva. En los siguientes años se les unirían los últimos osos bailarines que quedaban

Un gitano búlgaro descansa junto a su oso en Sofía en julio de 2003. (Reuters)
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Un gitano búlgaro descansa junto a su oso en Sofía en julio de 2003. (Reuters)

Dos ex osos bailarines se bañan en una piscina en el parque natural al que fueron liberados. Tuvieron que ser reeducados en las habilidades necesarias para ser osos en libertad, tras haber sido criados para bailar ante el público durante to
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Dos ex osos bailarines se bañan en una piscina en el parque natural al que fueron liberados. Tuvieron que ser "reeducados" en las habilidades necesarias para ser osos en libertad, tras haber sido criados para bailar ante el público durante to

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(Reuters)

La práctica no era única de Bulgaria. En otros países, como Pakistán, también se criaba a los osos para que bailaran en público. En la foto, dos osos negos asiáticos son forzados a bailar en las calles de Islamabad. (Reuters)
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La práctica no era única de Bulgaria. En otros países, como Pakistán, también se criaba a los osos para que bailaran en público. En la foto, dos osos negos asiáticos son forzados a bailar en las calles de Islamabad. (Reuters)

La práctica está casi erradicada. En la foto, dos osos negros del Himalaya bailan frente a la primera ministra pakistaní Benazir Bhutto. (Reuters)
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La práctica está casi erradicada. En la foto, dos osos negros del Himalaya bailan frente a la primera ministra pakistaní Benazir Bhutto. (Reuters)

 

A principios de los 2000, todavía quedaban osos bailarines en Europa. Eran osos obligados a bailar sobre sus dos patas traseras al son de una tonadilla para delicia y sorpresa de turistas y transeúntes. En el proceso de entrenamiento, se les perforaba la nariz, la parte más sensible del animal, para colocarles un anillo de metal que facilitara su control. Cuando Bulgaria se preparaba para entrar en la UE, la práctica de esos osos bailarines, que sostenía a una importante comunidad de gitanos búlgaros, se convirtió en una costumbre bárbara que eliminar. Los osos fueron arrebatados a sus dueños y se les liberó en un parque natural especialmente para ellos. Pero los animales, criados desde crías a base de golpes y golosinas, de dolor y vodka para embotar sus instintos, ya no podían vivir en libertad. Se les tuvo que enseñar a buscar comida, a hibernar, a defenderse, a aparearse... A ser osos. Siempre bajo la atenta mirada de los científicos y cuidadores que vigilaban su proceso de asimilación.

El periodista polaco Witold Szablowski publica en España el libro 'Los osos que bailan. Historias reales de gente que añora vivir bajo la tiranía' (Capitán Swing). 

[Lee el artículo completo: Los osos nostálgicos de la URSS: "Lo que obtuvimos no fue libertad, fue capitalismo"]

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