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¿El litro de gasolina y gasóleo a tres euros este verano? Improbable, pero no imposible
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Los precios siguen batiendo records

¿El litro de gasolina y gasóleo a tres euros este verano? Improbable, pero no imposible

Nos despertamos hoy, de nuevo, con precios medios de récord: gasolina a 2,11 euros por litro y gasóleo a 1,99. Y desde el sector automovilístico y las petroleras creen que seguirá subiendo este verano

Foto: Llenar un depósito cuesta unos 30 euros más que hace un año. Y creciendo. (EFE/Biel Aliño)
Llenar un depósito cuesta unos 30 euros más que hace un año. Y creciendo. (EFE/Biel Aliño)

Vayamos con la de cal: días atrás, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, confirmó que se prorrogarían las medidas anticrisis, de manera que la rebaja de 20 céntimos por litro de la que disfrutamos los españoles seguirá vigente, al menos, hasta el próximo 30 septiembre. Y ahora vayamos con las de arena: la situación internacional no mejora, el conflicto bélico de Ucrania se enquista y el BCE asume que el proceso inflacionista seguirá desbocado, lo que se acompaña ya en el caso concreto de nuestro país de algunas opiniones en contra de la medida de los 20 céntimos, como la expresada desde el CES (Consejo Económico y Social), un órgano consultivo del Gobierno en cuestiones socioeconómicas que tachaba la ayuda de "ineficaz" y "regresiva", y de nuevas propuestas tendentes a que los combustibles derivados del petróleo sean cada vez más caros y menos interesantes, como el llamamiento realizado hace unas semanas por el Banco de España sobre la necesidad de subir más los impuestos a gasolina y gasóleo como fórmula para financiar la lucha contra el cambio climático.

Así las cosas, los españoles nos hemos despertado un día más con récord histórico en los paneles de precios de las estaciones de servicio, pues la gasolina sin plomo 95 vuela ya a 2,11 euros por litro, la de 98 octanos surca la estratosfera con sus 2,27 euros de coste medio y el gasóleo también pulveriza registros con sus 1,99 euros por litro, a pocos días probablemente de alcanzar esa barrera psicológica de los dos euros que hace unos meses se veía tan lejos. Aunque a esas cifras hay que restar, por supuesto, los 20 céntimos de ayuda, conviene trabajar con el coste real del litro para magnificar el problema en su justa medida.

Foto: Repostaje de un vehículo en una gasolinera. (EFE/Ana Escobar)

La tendencia es tan preocupante que ya hay una nueva barrera psicológica: tres euros por litro. Desde el sector automovilístico y las petroleras no descartan que alcancemos esa cifra a lo largo de este año, e incluso antes de llegar a ese 30 de septiembre en el que, si nada cambia, finalizaría la rebaja del Gobierno. Porque, además, los expertos coinciden en otro punto: es imposible saber cuándo y dónde parará la escalada de precios, toda vez que la guerra de Ucrania ha entrado en una fase que anima a pensar en su larga duración. De hecho, los precios de los combustibles están en máximo históricos a pesar de que el barril de petróleo aún dista de su récord, en torno a 144 euros en 2008, pero, si la situación empeorase y el barril volviera a llegar tan arriba o más, su influencia sobre el coste de la gasolina y el gasóleo sería catastrófico.

Posible desabastecimiento

La Agencia Internacional de la Energía, por ejemplo, realizaba hace unos días una llamada de atención sobre todo esto, y no hablaba precisamente de precios altos, sino de posible desabastecimiento en Europa, pues se atisba en el horizonte la contracción de los mercados petroleros y China estaría ya restringiendo las exportaciones de crudo. Y, con guerra en el este de nuestro continente, barril de petróleo más caro y esa potencial escasez de suministro, los precios que alcancen los carburantes en España y nuestro entorno son de imposible cálculo. Ninguno de los expertos a los que hemos preguntado cree que lleguemos a los tres euros durante este verano, y ni siquiera este año, pero ninguno se atreve a descartar tampoco ese escenario, de funestas consecuencias sobre la movilidad personal y el transporte, y lógicamente sobre la inflación y el resto de los bienes de consumo, ya que esta situación de precios récord coincide en el tiempo con gas caro y electricidad cara. La tormenta perfecta.

Con un factor agravante, en el caso concreto de la gasolina y el gasóleo: desde algunos ámbitos próximos al ecologismo, e incluso en la parte del Ejecutivo español más comprometida y militante con la lucha frente al cambio climático, se estaría viendo con buenos ojos la situación actual, una especie de 'no hay mal que por bien no venga' que hace cada vez menos interesante el uso de vehículos con motor de combustión, lo que, según sus tesis, conduciría a miles de automovilistas hacia el vehículo eléctrico como forma de escapar de unos combustibles tan caros. Sin embargo, el reciente informe sobre el estado de la electromovilidad en España, publicado por Anfac, sigue denunciando la dramática lentitud de nuestro país en cuanto a la instalación de una red de recarga pública suficiente, además de constatar el ritmo cansino al que aumentan las ventas de vehículos enchufables en nuestro país. Es decir, por ahora no parece que la subida del combustible tenga ese pretendido efecto desalentador y 'reeducante'.

Foto: Un trabajador de una gasolinera de Madrid. (EFE/Fernando Alvarado) Opinión

Si sumamos a eso que los precios de los vehículos eléctricos aún son muy superiores a los de motor de combustión, que la gestión de las ayudas del Moves III es tan lenta e ineficaz que no está logrando los objetivos marcados o que una proporción mayoritaria de españoles, por su tipo de vivienda o el urbanismo de su barrio, no tiene posibilidad de instalar cargadores propios, el callejón empieza a tener difícil salida, y uno de los expertos consultados lo resume con una frase: "Si alguien cree que los combustibles carísimos llevarán a la gente en masa a comprar coches eléctricos, es que no conoce este país ni cómo vive el ciudadano medio, y con lo que podrían encontrarse pronto es con una sociedad que viaja menos y que no compra vehículos, o que los compra viejos, contaminantes y baratos para compensar de algún modo su alto coste de uso diario y poder seguir desplazándose".

Vayamos con la de cal: días atrás, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, confirmó que se prorrogarían las medidas anticrisis, de manera que la rebaja de 20 céntimos por litro de la que disfrutamos los españoles seguirá vigente, al menos, hasta el próximo 30 septiembre. Y ahora vayamos con las de arena: la situación internacional no mejora, el conflicto bélico de Ucrania se enquista y el BCE asume que el proceso inflacionista seguirá desbocado, lo que se acompaña ya en el caso concreto de nuestro país de algunas opiniones en contra de la medida de los 20 céntimos, como la expresada desde el CES (Consejo Económico y Social), un órgano consultivo del Gobierno en cuestiones socioeconómicas que tachaba la ayuda de "ineficaz" y "regresiva", y de nuevas propuestas tendentes a que los combustibles derivados del petróleo sean cada vez más caros y menos interesantes, como el llamamiento realizado hace unas semanas por el Banco de España sobre la necesidad de subir más los impuestos a gasolina y gasóleo como fórmula para financiar la lucha contra el cambio climático.

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