Un superalimento a prueba de sequías se pone de moda. Un problema: no sabe a nada

El primer ministro Narendra Modi pasó la primera mitad de 2023 trabajando en un proyecto secreto: una canción sobre el mijo.

La melodía pop-rock -interpretada por un cantante ganador de un Grammy, con una parte en la que Modi habla de la prosperidad y el esplendor del mijo- ensalza las virtudes de un cereal milenario que se cultiva en Asia y África desde hace miles de años. El gobierno de Modi declaró 2023 Año del Mijo, afirmando que este cereal podría contribuir a paliar el hambre en el mundo, mejorar la salud y ayudar a los pequeños agricultores.

Los restaurantes sirven recetas creativas, y las estrellas de Bollywood y los cocineros famosos aparecen en las redes sociales para hablar de los beneficios del mijo para la salud. El cofundador de Microsoft, Bill Gates, incluso probó a hacer gachas de mijo durante una visita en marzo. Las escuelas públicas han incluido platos a base de mijo en los almuerzos gratuitos que se sirven a los alumnos, y este cereal está presente en las cafeterías del Parlamento de la India.

Sólo hay un problema: "sigue sin tener sabor", afirma Mohdiq Ram, que se describe a sí mismo como "foodie".

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Ram dice que creció odiando los rotis de mijo que hacía su madre, un pan plano habitual en la cocina india. Tras ver el bombardeo publicitario de este año, este profesor particular de 25 años probó algunos platos en un restaurante de Nueva Delhi. Le decepcionaron.

Aanchal Sharma, de 20 años, opinó que sólo encontraba apetitosos los rotis de mijo bañados en mantequilla clarificada. "Aumentas de peso a menos que hagas ejercicio", advierte la estudiante universitaria. "Cuando te los comes, enseguida te entran ganas de echarte la siesta".

A pesar del respaldo del máximo dirigente de la India, algunos restauradores y cocineros dicen que les cuesta convencer a los indios que ven el cereal como algo que comen los pobres de las zonas rurales.

B. Rajesh Kumar Singh, vicechef ejecutivo del ostentoso hotel Taj Mahal de Nueva Delhi, afirma que las reacciones de los comensales que piden menús exclusivamente a base de mijo se dividen por generaciones.

A los mayores de 40 años les gusta el mijo porque les recuerda a lo que comían en el pueblo con sus abuelos, explica Singh. Los veinteañeros y treintañeros se sienten desconcertados y desanimados.

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"Las cosas sanas siempre tienen menos sabor", afirma. "Pero en la cultura nueva, siempre queremos que las cosas sean sabrosas, dulces, como comer una pizza".

El mijo -hay múltiples variedades- fue un alimento básico para más de 500 millones de personas en Asia y África durante siglos, según el Departamento de Ciencia y Tecnología de la India. India es el primer productor mundial de mijo, con el 42% de la producción mundial, seguido de Níger, China y Nigeria, según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos.

Pero en las últimas décadas, el mijo -un cereal masticable con un ligero sabor a nuez- ha desaparecido de la dieta india, ya que el gobierno ha animado a los agricultores a cultivar variedades de trigo y arroz de alto rendimiento.

El interés por el mijo ha resurgido a medida que el cambio climático y los conflictos políticos tensan los sistemas alimentarios mundiales. El mijo es un cultivo resistente que puede sobrevivir incluso en zonas asoladas por la sequía y la pobreza del suelo. El grano es rico en nutrientes como calcio, hierro y proteínas.

Falguni Shah, el músico que colaboró en la canción de Modi, cuenta que el líder, de 73 años, le propuso escribir una canción sobre las virtudes del mijo en diciembre, cuando se reunieron tras ganar su premio Grammy al mejor álbum infantil.

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"Ni siquiera sabía que era compositor", dijo la cantante, conocida como Falu. "Fue una gran sorpresa".

La canción "trasciende de un alma a otra, sin siquiera hablar", dijo.

La Casa Blanca sirvió el cereal en junio como parte de una cena de estado a base de plantas organizada para Modi, que es vegetariano. (Ensalada de mijo marinado y granos de maíz a la parrilla, y pasteles de mijo crujientes, según el menú de la Casa Blanca).

En la cumbre del G-20 celebrada en Nueva Delhi en septiembre, el mijo se utilizó mucho en cenas oficiales y privadas. El primer ministro japonés, Fumio Kishida, y su esposa probaron pasta de mijo, tarta de mango y brownies de mijo durante su estancia en el hotel Lalit durante la cumbre, dijo Ravi Kant, chef ejecutivo del hotel.

"Su cara decía '¡Guau!", describe Kant. Los mayordomos del hotel que servían al primer ministro le transmitieron la entusiasta respuesta de este. "Les encantó".

La oficina de Kishida no respondió a las peticiones de comentarios.

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Los proponentes del mijo, como la Dra. Tara Satyavathi, directora del Instituto Indio de Investigación sobre el Mijo, afirman que sólo hay que educar a la gente sobre el valor del mijo y cómo cocinar las variedades adecuadamente. El mijo no tiene gluten y hay que remojarlo bien en agua antes de cocinarlo.

El instituto colabora con nuevas empresas para innovar en productos como pastas y tortillas de mijo. Grandes empresas alimentarias como Hindustan Unilever venden galletas y bebidas de mijo.

Satyavathi afirma que ha observado la trayectoria de la quinoa, de humilde alimento agrícola a superestrella mundial de la salud, como hoja de ruta para su cereal favorito. "El mijo será más popular que la quinoa", afirma.

Ram, el foodie de Nueva Delhi, cuenta que se quedaría con el arroz. "Me gustan las especias, la sal y la buena cocina". "El mijo sabe sano, pero no está bueno".

*Contenido con licencia de “The Wall Street Journal”