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Wall Street podría ponerse las botas gracias a esta pastilla contra la obesidad
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Wall Street podría ponerse las botas gracias a esta pastilla contra la obesidad

Los tratamientos contra la obesidad se limitan actualmente a inyecciones, pero las píldoras podrían ampliar el mercado y reducir los costes

Foto: Bolsa de Nueva York. (Getty/Spencer Platt)
Bolsa de Nueva York. (Getty/Spencer Platt)
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La moda del Ozempic ha capturado la imaginación nacional, junto con la de Wall Street. El potencial financiero de los fármacos que provocan una pérdida de peso significativa no es difícil de comprender. Con que sólo una pequeña parte del 40% de los estadounidenses obesos tomara estos medicamentos, las empresas que los ofrecieran podrían obtener grandes éxitos de taquilla.

Pero para llegar a los millones de pacientes potenciales, los fabricantes tienen que ofrecer algo más que datos sobre la pérdida de peso. Aspectos como el precio, la comodidad y el acceso también son importantes. De momento, Ozempic, de Novo Nordisk, y su hermano, Wegovy, así como Mounjaro, de Eli Lilly (aprobado para la diabetes pero aún no para la obesidad), son caros (cuestan más de 10.000 dólares al año) y sólo están disponibles en forma de inyecciones.

Una píldora eficaz podría cambiar las cosas al facilitar a los médicos la prescripción de los medicamentos y a los pacientes su cumplimiento. Un proceso de fabricación más sencillo también podría abaratar el precio, aunque no será rápido.

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En un estudio de fase intermedia, la dosis más alta de una pastilla experimental de Eli Lilly, el orforglipron, produjo una pérdida de peso del 14,7% en la semana 36, según datos publicados el viernes en la revista New England Journal of Medicine. El mes pasado, Novo Nordisk, que fabrica el medicamento semaglutida bajo las marcas Ozempic y Wegovy, dijo que una versión en pastilla de ese fármaco ayudó a los adultos de un ensayo a perder una media del 15,1% de su peso corporal a lo largo de 68 semanas en un estudio de fase avanzada. Los resultados fueron comparables a los de las inyecciones quincenales de Wegovy.

Novo espera presentar este año la solicitud de autorización reglamentaria en EEUU y Europa, aunque el lanzamiento podría demorarse mientras la empresa aumenta su capacidad de fabricación y hace frente a la escasez de Ozempic y Wegovy. Mientras tanto, Pfizer ha estado probando dos fármacos orales y el lunes anunció que seguiría adelante con uno de ellos, el danuglipron. Los analistas calificaron el anuncio de atraso porque la píldora se toma dos veces al día, pero Pfizer escribió que también está desarrollando una versión modificada que se tomaría una vez al día.

Disha Narang, directora de Medicina de la Obesidad del Hospital Northwestern Medicine Lake Forest, afirma que disponer de un agente oral igual de eficaz sería muy importante para algunos pacientes que, por cualquier motivo, se muestran más reacios a utilizar inyectables.

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Tanto las inyecciones como los comprimidos pertenecen a una clase de fármacos denominados agonistas del péptido-1 similar al glucagón, que básicamente imitan una hormona intestinal, el GLP-1, que indica al cerebro que la persona está saciada. Este mecanismo se aprobó inicialmente para tratar la diabetes, pero las farmacéuticas están intentando ampliar su uso para la pérdida de peso. Novo y Lilly han estado realizando estudios a largo plazo para comprobar si los fármacos pueden reducir en última instancia otros riesgos para la salud asociados a la obesidad, como la apnea del sueño, la insuficiencia cardiaca y las enfermedades renales.

Las acciones de Eli Lilly y Novo se han más que duplicado en los últimos tres años, y ambas empresas son ahora las dos mayores farmacéuticas del mundo. Eli Lilly, la única empresa farmacéutica cuya capitalización bursátil supera los 400.000 millones de dólares, cotiza ahora a 44 veces los beneficios futuros. Esto contrasta con el múltiplo de 15 del índice farmacéutico NYSE Arca.

En parte, estas elevadísimas valoraciones se deben a la apuesta de que los ingresos anuales de estos medicamentos podrían llegar a superar los 100.000 millones de dólares. Según algunos analistas, sólo Mounjaro de Lilly podría superar los 50.000 millones de dólares en ventas anuales para la diabetes y la obesidad. Los estudios sobre los fármacos orales han despertado aún más expectación en Wall Street, donde los inversores consideran que allanan el camino para una mayor adopción de tratamientos contra la obesidad más baratos.

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En la actualidad, las inyecciones contra la obesidad están reservadas sobre todo a endocrinos y especialistas en obesidad. Una píldora diaria podría facilitar a los médicos de atención primaria su prescripción más generalizada.

"Los tratamientos orales van a dotar al sector de la capacidad de acercarse a una población sanitaria más amplia", afirma Chris Shibutani, analista farmacéutico de Goldman Sachs. Shibutani explica que no se trata sólo de perder peso. Entrarán en juego otros factores como el precio, la comodidad y los efectos secundarios, lo que significa que habrá espacio para más de uno o dos medicamentos.

"No todos los pacientes tendrán el mismo objetivo en cuanto a la magnitud de la pérdida de peso", afirma. "Es como cuando vas a comprar un coche, la cantidad de caballos de potencia puede ser importante, pero no todo el mundo necesita llegar de cero a 60 a la misma velocidad".

Foto: La semaglutida ayuda al páncreas a producir más insulina. (Polina Tankilevitch para Unsplash)

Las píldoras también podrían reducir el precio y preservar al mismo tiempo los márgenes de los fabricantes, explica Will Sevush, estratega sanitario de Jefferies. Sevush señala que el orforglipron de Lilly es una molécula pequeña, mientras que la formulación oral de semaglutida de Novo es un péptido oral, que tiene restricciones de ayuno y requiere una gran cantidad de ingredientes farmacéuticos activos para su fabricación. Afirma que los comprimidos de moléculas pequeñas como el orforglipron podrían ser hasta un 70% más baratos que los inyectables y generar beneficios similares.

Algunos analistas como Shibutani y Sevush afirman que el tratamiento de la obesidad podría acabar combinando fármacos orales e inyectables. Al principio, afirman, se administrará a los pacientes inyecciones de mayor eficacia que reduzcan considerablemente su peso. Una vez que hayan perdido peso, los médicos podrán pasar a una fase de mantenimiento, en la que las pastillas, más fáciles de tomar, tendrían más sentido, aunque produjeran menos pérdida de peso.

Los especialistas en obesidad insisten en que el problema de la obesidad en Estados Unidos no desaparecerá hasta que el país tome conciencia de sus hábitos alimentarios poco saludables. Los medicamentos, en forma de pastillas o inyecciones, podrían ayudar, pero también son necesarios cambios en el estilo de vida. Pero eso no impedirá que las empresas farmacéuticas y sus inversores se aprovechen de la moda de la pérdida de peso mientras tanto. El lanzamiento de las versiones orales de los fármacos no hará sino intensificar el apetito de Wall Street.

*Contenido con licencia de “The Wall Street Journal”

La moda del Ozempic ha capturado la imaginación nacional, junto con la de Wall Street. El potencial financiero de los fármacos que provocan una pérdida de peso significativa no es difícil de comprender. Con que sólo una pequeña parte del 40% de los estadounidenses obesos tomara estos medicamentos, las empresas que los ofrecieran podrían obtener grandes éxitos de taquilla.

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