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No des por muerta la globalización: simplemente se está transformando
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No des por muerta la globalización: simplemente se está transformando

México es uno de los países mejor situados para aprovechar la guerra comercial entre Estados Unidos y China porque, entre otras razones, tiene salarios más bajos

Foto: Foto: EC Diseño.
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Vuelve a estar de moda hablar de desglobalización. Sin embargo, es más probable que se produzca una reestructuración continua de los flujos comerciales que cree nuevos ganadores geopolíticos, si son lo bastante astutos como para aprovecharse de la situación.

El comercio mundial sufrió un duro golpe en 2022. Los flujos de materias primas de Rusia a Europa se redujeron hasta casi desaparecer. Los bloqueos en China siguieron perturbando las cadenas de suministro. El Gobierno de Biden puso en marcha enormes subvenciones para la fabricación de semiconductores y baterías de vehículos eléctricos en Estados Unidos, industrias ahora dominadas por Asia. A nivel empresarial, tras los disturbios en Zhengzhou (China), Apple aceleró sus planes de diversificar la fabricación del iPhone fuera del país.

Foto: Joe Biden se reúne por videoconferencia con el líder chino Xi Jinping. (Reuters/Jonathan Ernst)

A los políticos les gusta pregonar la seguridad nacional y el regreso de los empleos a territorio nacional, pero no son fáciles de conseguir. El expresidente de EEUU Donald Trump desató una ola previa de debate sobre la desglobalización en 2018 con sus aranceles a los productos chinos. Hasta ahora, han tenido el efecto de impulsar las importaciones estadounidenses de naciones del sudeste asiático como Vietnam, Indonesia y Tailandia, a expensas de China, en lugar de reducir las importaciones en general.

Del mismo modo, la guerra en Ucrania ha rediseñado el mapa energético mundial, de forma que las exportaciones rusas de energía ahora se dirigen a China e India, y las importaciones europeas provienen de Estados Unidos y Oriente Medio, sin aumentar la autosuficiencia de Europa. La región quiere cambiar esta situación por medio de las energías renovables, pero se trata de un plan a largo plazo que, irónicamente, es probable que conlleve un aumento de las importaciones de materias primas no energéticas, como el cobre. Resulta revelador que los proyectos de parques eólicos se vean frenados por las cadenas de suministro mundiales y los cuellos de botella en la obtención de permisos locales.

Es lógico que la globalización no pueda invertirse con facilidad. El retorno de la inflación desde la pandemia ha servido para recordar que los consumidores no aceptan fácilmente el coste de mayores fricciones comerciales. Las subvenciones pueden marcar la diferencia en algunos sectores políticamente sensibles, como los microchips y las baterías. Pero, incluso en estos casos, se abrirán nuevas rutas comerciales o se ampliarán las existentes para sustituir a las amenazadas. Por ejemplo, las nuevas fábricas estadounidenses de baterías necesitarán grandes cantidades de insumos procedentes de regiones mineras como Australia, Chile y Canadá.

Foto: El embajador de México en Perú, Pablo Monroy. (EFE/Paolo Aguilar)

México también podría ser uno de los grandes ganadores de la guerra comercial entre Estados Unidos y China. Tiene salarios más bajos que China, un sector manufacturero consolidado, anclado en la industria automovilística, y la posición geográfica perfecta para servir al mercado estadounidense, sobre todo desde el auge de las videoconferencias, que ha aumentado la importancia de estar en la misma zona horaria.

Los analistas de Bank of America ya ven indicios de que esta reestructuración está teniendo lugar, ya que, en octubre, las importaciones estadounidenses de productos manufacturados mexicanos eran un 60% superiores a las de antes de la pandemia. Curiosamente, México ha aumentado su cuota de las importaciones estadounidenses en algunos sectores industriales de baja tecnología, como plásticos y textiles, mientras que la de China se ha reducido.

La cuestión es que los países que quieran sustituir a China en el suministro a Estados Unidos tendrán que invertir mucho. El ascenso de China no se debió únicamente a la mano de obra barata. Bob Koopman, catedrático de la American University y antiguo economista jefe de la Organización Mundial del Comercio, señala que la modernidad de las infraestructuras fue un factor importante para atraer a las empresas mundiales y utilizar el país como centro de fabricación.

México podría ser uno de los grandes ganadores de la guerra comercial entre EEUU y China

La política local también influye. El nuevo Gobierno de izquierdas de Chile propuso este verano un drástico aumento de las regalías mineras, antes de llegar a un acuerdo en octubre sobre un plan más favorable a la inversión. La disputa de México con EEUU y Canadá relativa a su política energética, que, según las empresas al norte de la frontera, las deja en desventaja, pone de relieve el riesgo de que no se aproveche la oportunidad actual de la "deslocalización cercana".

Incluso los países mejor situados para aprovechar los cambios potencialmente sísmicos del comercio mundial tendrán que esforzarse.

*Contenido con licencia de The Wall Street Journal.

Vuelve a estar de moda hablar de desglobalización. Sin embargo, es más probable que se produzca una reestructuración continua de los flujos comerciales que cree nuevos ganadores geopolíticos, si son lo bastante astutos como para aprovecharse de la situación.

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