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Todas las excusas de la Reserva Federal para justificar su inacción contra la inflación
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¿se avecina una actuación más agresiva?

Todas las excusas de la Reserva Federal para justificar su inacción contra la inflación

Los inversores siguen comprando la historia de que la inflación desaparecerá por sí sola, pero el riesgo de que no lo haga es cada vez mayor

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Cada vez que la Reserva Federal se inventa una excusa para justificar la elevada inflación y esgrime las razones de por qué no durará, los datos acaban con ella.

La inflación ha resultado no ser temporal y se ha acelerado, alcanzando el máximo mensual desde enero de 1990. Es elevada incluso cuando se compara con los precios prepandemia, así que no se trata solamente de recuperar el periodo deflacionista de la primavera pasada. Ya no se trata solamente de un grupo reducido de cadenas de suministro alteradas por el covid, o de la demanda de coches de segunda mano y otros artículos populares. Hasta la tarjeta ‘quedas libre de la cárcel’ del objetivo de inflación media flexible (FAIT, por sus siglas en inglés), la política de hace un año de la Fed para establecer un objetivo medio de inflación, se está agotando.

La única explicación restante es que la inflación seguirá siendo transitoria —no tan temporal como se esperaba, pero desaparecerá por sí sola—. Los inversores siguen comprando la historia, pero cada vez es más probable que la Fed tenga que actuar de forma mucho más agresiva.

Aquí están las excusas para la inflación:

Temporal

Por primera vez desde 1989, la inflación mensual se ha situado por encima de un 2% anualizado durante 12 meses consecutivos. Aquellos que apostaban por que la inflación sería temporal y siguen argumentando que se desvanecerá por sí sola tienen que dar explicaciones.

Foto: EC

Precios prepandemia

Durante el verano, el presidente de la Fed, Jerome Powell, subrayó la caída en precios de muchos artículos cuya demanda había caído durante la pandemia y simplemente estaba recuperándose últimamente. Para los que podían y querían viajar, los precios de los billetes de avión fueron por poco tiempo tan baratos como en 1995, mientras que los ‘outfits’ del teletrabajo implicaron que, en diciembre, los trajes y los abrigos de hombre eran más baratos de lo que mostraban los datos desde 1978.

Muchos de dichos precios aún no se han recuperado del todo. Pero el aumento de otros precios desde que Powell señaló esos puntos ha más que compensado el ahorro, con la tasa de inflación anualizada para todos los artículos desde febrero de 2020 situándose por encima del 4%.

Dificultades pandémicas

Powell señaló que los aumentos de precio se limitaban a un rango de productos relativamente estrecho para los que la demanda había repuntado y las cadenas de suministro se habían contraído. Subrayó los bienes duraderos, en que los precios de los automóviles se habían disparado —y declaró que parecía que los precios de los coches de segunda mano se habían estabilizado—. El alivio fue breve, ya que los coches de segunda mano y los bienes duraderos más generales retomaron su aumento en octubre. Los bienes no duraderos se han incorporado, subiendo un 4,7% anualizado desde antes de la pandemia. El precio de un artículo medio en la cesta del IPC también está subiendo rápido.

Foto: Sede del Banco Central Europeo. (EFE)

Otra forma de verlo es eliminar los precios que más suben y que más bajan. La Reserva Federal de Cleveland dice que, sin el 16% superior e inferior de artículos, el aumento de precios mensual de octubre fue el mayor desde que inició sus cálculos en 1983. Powell prefiere una medida diferente de la de la Reserva Federal de Dallas, que retira un mayor porcentaje de los precios que más suben que de los que menos lo hacen, pero incluso así han subido y es probable que sigan subiendo cuando se publiquen los datos de octubre.

Podría ocurrir que las alteraciones en la cadena de suministro se hayan expandido a otras áreas, gracias a la naturaleza puntual de los confinamientos en todo el mundo, por lo que las presiones de precios se disiparán cuando la economía global vuelva finalmente a algo parecido a la normalidad. Pero también resulta razonable pensar que algo ha cambiado, tanto en nuestra aceptación de unos precios más altos como en el deseo de las empresas por trasladar unos salarios y costes de producción en auge.

FAIT

El año pasado, la Fed introdujo una política de compensación de su objetivo no alcanzado del 2% de inflación permitiendo excederlo, y denominándolo objetivo de inflación media flexible. Creo que es difícil de justificar, pero incluso con sus condiciones, se está quedando sin fuelle. No existe un periodo formal sobre el que se pretenda medir la media, pero los precios al consumo han aumentado actualmente exactamente un 2% anualizado desde que el objetivo del 2% fue introducido en 2012. Dicho de otro modo: todo el mísero periodo de ‘nueva normalidad’ de desinflación prepandemia se ha borrado en poco más de un año de aumento de precios.

Foto: Edificio de la Reserva Federal de EEUU (EFE)

La Fed sigue teniendo margen para continuar con el FAIT, porque utiliza el indicador de precios del gasto en consumo personal, que son más bajos que los precios al consumo. Si los precios del gasto en consumo personal aumentan en línea con la subida del IPC de octubre en los próximos tres meses, la Fed acertaría con el objetivo del 2% desde 2012. Sin duda, la palabra ‘flexible’ está ahí porque la Fed no quiere verse atada, así que puede hacer cualquier cosa.

Transitoria

Si nos deshacemos de todas las excusas, lo que queda es esperanza: la esperanza de que la inflación se irá por sí sola. El dato de inflación sorprendentemente elevado de octubre convenció a los inversores para apostar por aumentos de tipos con mayor antelación que anteriormente, con los futuros de fondos federales cotizados para una probabilidad de un 20% de dos o más aumentos de tipos para el próximo junio. Pero, si bien los inversores esperan que la Fed responda un poco antes, a largo plazo son optimistas tanto con la inflación como con los tipos, esperando que desaparezca la presión.

La tasa de inflación incluida en los mercados de bonos para el periodo de cinco años que empieza dentro de cinco años ha subido un poco, pero un 2,3% (del IPC) sigue siendo coherente con que la Fed consiga su objetivo. Esto es lo suficientemente razonable para cualquiera que confía en que la Fed terminará frenando la inflación galopante.

Lo que resulta sorprendente es que los inversores tampoco esperan realmente medidas drásticas. Las rentabilidades reales de los bonos del Tesoro protegidos contra la inflación se sitúan en o cerca de sus niveles más bajos en la historia. Si los inversores pensaban que los tipos reales iban a tener que subir, las rentabilidades de los bonos del Tesoro protegidos contra la inflación a más largo plazo deberían aumentar bastante, y simplemente no lo han hecho.

Puede que la Fed esté equivocada al decir que la inflación es transitoria

Hay dos grandes errores que la Fed podría cometer.

El primero, puede que la Fed esté equivocada al decir que la inflación es transitoria, ya que los consumidores y las empresas demuestran estar más dispuestos a aceptar una mayor inflación. Esto crearía una espiral salarios-precios autocumplida, al contrario de lo que pueda parecer. Entonces, la Fed tendría que imponer medidas muy drásticas porque habría esperado demasiado para actuar, elevando los tipos rápidamente y golpeando la economía y los precios de activos, como en muchos de los ciclos de tipos de la segunda mitad del siglo XX.

El segundo error es que la Fed esté en lo correcto, pero llegue a pensar que se equivoca. No hay ciencia que mida las expectativas de inflación (hay estudios por doquier, y el mercado de bonos es notablemente poco fiable), por lo que a la Fed podría preocuparle fácilmente que la gente piense que la inflación durará, pero estar equivocada. Entonces, aumentaría los tipos rápidamente, golpeando una economía que se estaba enfriando de todas formas.

Navegar entre esos dos caóticos desenlaces es complicado, pero al menos por ahora los inversores piensan que la Fed hará bien las cosas.

*Contenido con licencia de ‘The Wall Street Journal’.

Cada vez que la Reserva Federal se inventa una excusa para justificar la elevada inflación y esgrime las razones de por qué no durará, los datos acaban con ella.

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