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La presión por engordar su balance sitúa al BCE al borde de más medidas desesperadas
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rumores de compra de deuda corporativa

La presión por engordar su balance sitúa al BCE al borde de más medidas desesperadas

Draghi lanzó un compromiso: aumentar el balance del BCE en un billón de euros. No lo tendrá fácil. El mercado lo sabe. Y eso dispara los rumores en torno a la entidad

Foto: El presidente del BCE, Mario Draghi
El presidente del BCE, Mario Draghi

Mario Draghi debe andarse con tiento. Hasta la fecha, el presidente del Banco Central Europeo (BCE) se había convertido en un auténtico mago de los tiempos a la hora manejar las expectativas de los inversores. Pero ante la impaciencia creciente y en medio de la sensibilidad existente en los mercados, aumenta el riesgo de que las expectativas corran más que sus palabras y sus actos. Como ocurrió ayer. Bastó un rumor en torno al BCE para que los inversores descorcharan las compras en la renta variable y en la deuda pública y privada y las ventas en el euro.

En concreto, la agencia Reuters avanzó que la entidad comandada por el banquero italiano también baraja comprar deuda corporativa -la emitida por las empresas- en el mercado secundario -en el que los títulos cotizan tras haber sido emitidos-. Sería una alternativa para reforzar los programas de compras de cédulas hipotecarias (CBPP3), que ya se ha activado esta semana, y de titulizaciones bancarias (ABSPP), que aún está pendiente de aplicación.

Aunque fuentes próximas al BCE desmintieron luego esa posibilidad, lo cierto es que el rumor caló en el mercado. "Esta vez, la noticia que se filtraba era que la autoridad monetaria estaría considerando comprar bonos corporativos en el mercado secundario, decisión que se acordaría en diciembre y se iniciaría en el primer trimestre de 2015", apuntan desde Intermoney. Y añaden: "Aunque el BCE se apresuraba a desmentir dicha información, los inversores, ya acostumbrados con filtraciones similares y que luego han resultado ser veraces, respondían con compras en los mercados europeos".

¿Por qué le resultó tan creíble al mercado esa posibilidad? Por una cuestión sencilla: los inversores son muy conscientes de que Draghi no lo tendrá fácil para engordar el balance del BCE en un billón de euros netos, que es el anuncio que realizó durante el verano. Por el momento, con la primera ronda de las operaciones condicionadas de financiación bancaria a largo plazo (TLTRO) apenas lo ha incrementado en 41.000 millones de euros, hasta los 2,029 billones de euros.

A la espera de la segunda ronda, que tendrá lugar el 11 de diciembre, y del impacto de las primeras compras que está haciendo bajo el CBPP3 y que hará bajo el ABSPP, al mercado no le salen las cuentas. Y da por hecho que el BCE tendrá que poner más carne en el asador si en verdad quiere devolver su balance a los 3 billones de euros -o muy cerca de esta cifra- ya alcanzados en 2012 y a los que Draghi aludió en la reunión de septiembre.

Entre esas medidas a las que aún puede recurrir figura la opción de comprar deuda empresarial, algo que no ha hecho hasta la fecha. Con esta alternativa pretendería dinamizar las emisiones corporativas y proporcionar así una vía de financiación adicional para las empresas sin esperar a que los bancos reactiven el crédito al sector privado. Y, sobre todo, encontraría en esas adquisiciones otra vía intermedia antes de forzar la máquina por completo con la propuesta de pasar a comprar deuda pública. Draghi sabe que este terreno es aún más delicado que el que ya está pisando. Pero el mercado sabe que el tiempo corre y que el BCE se siente cada vez más presionado. Por eso los rumores suenan ahora tan creíbles.

Mario Draghi debe andarse con tiento. Hasta la fecha, el presidente del Banco Central Europeo (BCE) se había convertido en un auténtico mago de los tiempos a la hora manejar las expectativas de los inversores. Pero ante la impaciencia creciente y en medio de la sensibilidad existente en los mercados, aumenta el riesgo de que las expectativas corran más que sus palabras y sus actos. Como ocurrió ayer. Bastó un rumor en torno al BCE para que los inversores descorcharan las compras en la renta variable y en la deuda pública y privada y las ventas en el euro.

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