Es noticia
La baja inflación examina la simetría de las respuestas del Banco Central Europeo
  1. Mercados
  2. Inversión
los precios llevan 8 meses bajo el 1%

La baja inflación examina la simetría de las respuestas del Banco Central Europeo

La estabilidad de los precios es el principio y final para el BCE; su esencia. Lo ha demostrado cuando han subido; ahora le toca hacerlo cuando caen

Todo empezó en octubre en 2013. Ese mes, la inflación de la Eurozona descendió inesperadamente hasta una tasa interanual inferior al 1%. En cuanto Mario Draghi tuvo constancia de esa desagradable sorpresa, actuó. Logró el suficiente consenso en el seno del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) como para rebajar los tipos de interés oficiales del 0,5 al mínimo histórico del 0,25%. Aún siguen ahí, porque esa fue la última actuación de la institución monetaria.

Hasta hoy. Porque hoy volverá a disparar, y lo hará en buena medida porque los precios siguen encareciéndose en la Eurozona a ritmos interanuales inferiores al 1%. Ocho meses lleva siendo así. Es más, para meter más presión, en mayo la inflación se ha enfriado de nuevo, según los datos provisionales, hasta el 0,5%.

La secuencia, por tanto, cada vez está más alejada de la tierra prometida que persigue el BCE, que no es otra que mantener la inflación por debajo, pero cerca, del 2% a medio plazo. Y esta realidad obliga al BCE a responder para salvaguardar su simetría. Si en otras épocas -previas a Draghi-, la entidad hizo gala de un gatillo fácil para subir los tipos cuando la inflación se separaba durante una temporada de esa meta del -casi- 2%, ahora debe demostrar que cuando los precios no se calientan, sino que se enfrían, también tiene cintura para reaccionar.

El propio Draghi, consciente de esa presión y de que la vigilancia de los precios no solo debe existir cuando suben sino también bajan -o amenazan con hacerlo-, ha declarado en sus últimas intervenciones que debe actuar. Y no solo porque tema el actual escenario de desinflación -desaceleración de la subida de los precios-, sino sobre todo porque le asusta que el largo periodo de baja inflación que encara la Euronza perjudique aún más al crédito y al consumo y, de paso, arruine la incipiente la recuperación y, entonces ya sí, degenere directamente en deflación -caída general y continuada de los precios-.

Por el momento, Draghi insiste en que no hay riesgo de deflación en la Eurozona, pero no quiere tentar la suerte. Y si debe aplicar medidas que fabriquen inflación -un juego del destino, tratándose del BCE-, lo hará.

¿Cuántas? ¿Cuáles? La respuesta dependerá fundamentalmente de cuánto revise a la baja sus previsiones sobre los precios. Hace tres meses, en una reunión en la que Draghi mostró un aire condescendiente que contrasta sobremanera con las urgencias actuales, el BCE situaba la inflación para este año en el 1%; desde ahí repuntaría levemente hasta el 1,3% en 2015 y hasta el 1,5% en 2016, para escalar en el último trimestre de ese año hasta el 1,7%. La institución actualizará hoy esos pronósticos, y no es casual que haya querido juntar la presentación de sus nuevas cifras con la adopción de medidas expansivas. Draghi sabe le pueden otorgar una coartada perfecta. Y las quiere poner de su parte. Sobre todo si quiere descargar munición de la de verdad.

Todo empezó en octubre en 2013. Ese mes, la inflación de la Eurozona descendió inesperadamente hasta una tasa interanual inferior al 1%. En cuanto Mario Draghi tuvo constancia de esa desagradable sorpresa, actuó. Logró el suficiente consenso en el seno del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) como para rebajar los tipos de interés oficiales del 0,5 al mínimo histórico del 0,25%. Aún siguen ahí, porque esa fue la última actuación de la institución monetaria.

Mario Draghi Banco Central Europeo (BCE) Precios Inflación Eurozona
El redactor recomienda