Sabadell guiña el ojo a Unicaja: Oliu busca apoyos en el Banco de España y ofrecería a Málaga la sede

Banco Sabadell mueve sus hilos de cara a una posible fusión con Unicaja. La entidad catalana ha mantenido contactos en los últimos meses con supervisores y políticos para preparar el terreno. Aunque a día de hoy no hay asesores ni negociaciones oficiales en marcha, estos pasos silenciosos hacen que en el sector se esperen movimientos más decididos en los próximos meses. Este grupo se guarda dos comodines para la negociación: que la Fundación Unicaja, máximo accionista de Unicaja, sería también el primer inversor del nuevo grupo y que la sede se podría mover de Alicante a Málaga, según fuentes financieras consultadas por El Confidencial.

Ha sido el propio presidente de Sabadell, Josep Oliu, el que ha protagonizado algunas de estas maniobras. Así, según fuentes próximas al Banco de España, el banquero catalán ha acudido en diversas ocasiones a trasladar a la primera línea del supervisor conversaciones con la Fundación Unicaja y lo interesante de la operación.

Desde Sabadell, no niegan estas conversaciones, pero sí que haya nada oficial en marcha: "No hay nada al respecto, ninguna operación inorgánica. Como hemos manifestado en anteriores ocasiones, estamos cómodos con nuestro perímetro actual, con riesgo y asignación de capital bien diversificados; el único foco está en seguir mejorando nuestra rentabilidad y la creación de valor para nuestros accionistas". Estas declaraciones contrastan con las que hizo su consejero delegado, César González-Bueno, hace apenas dos semanas, abriendo la puerta a fusiones: "Si hubiese algo en venta, lo miraríamos". Por su parte, desde Unicaja no quisieron hacer comentarios.

Las primeras conversaciones entre Sabadell y los accionistas de Unicaja tuvieron lugar el pasado verano, como publicó Ara. Fueron contactos entre primeros espadas con el objetivo de acercar posturas, pero no fueron a más, ya que Unicaja no abrió la puerta a ello. Pero desde el entorno de Sabadell reconocen que hay mucho interés y fe en que en el corto plazo puedan darse las condiciones oportunas para crear una nueva gran entidad.

Para Sabadell, esta operación supondría un golpe de timón como el que dio CaixaBank con Bankia en 2020: ganó tamaño y cuota de mercado, generó sinergias y afloró valor en bolsa que los inversores no veían hasta entonces. Ambas entidades cotizan con descuentos sobre su valor en libros: del 56%, en el caso de Sabadell, y del 62%, en el de Unicaja. Juntos, valdrían en bolsa hoy unos 8.500 millones, y si recuperaran su valor en libros estarían cerca de los 18.000 millones.

En los análisis hechos hasta ahora, tanto en Barcelona como entre los accionistas malagueños, esta posible fusión cuenta con grandes puntos a favor y grandes obstáculos. A favor, destaca que son dos entidades complementarias tanto geográficamente como por modelo de negocio. Sabadell está muy implantado en el negocio de empresas y en regiones como Cataluña, Madrid, Comunidad Valenciana y la cornisa cantábrica. Por su parte, Unicaja tiene más foco en banca de particulares y presencia en Andalucía, Asturias, Cantabria, Extremadura y Castilla-La Mancha.

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Ó. Giménez J. Zuloaga

Otro punto determinante es que el banco absorbido, Unicaja, tendría dos grandes incentivos para la fusión: que sus accionistas serían los mayores inversores del nuevo banco y la posibilidad de mantener la sede en Málaga. Para Sabadell, este regalo podría zanjar la polémica de su sede social, que se llevó a Alicante en 2017 tras la declaración unilateral de independencia (DUI) para frenar la fuga de depósitos. Con una fusión y mudanza a Málaga, alejaría definitivamente las amenazas de partidos como Junts para que devuelva la sede a Cataluña.

En el caso de los accionistas, y asumiendo una prima del 20% como pagó CaixaBank por Bankia, el núcleo duro de Unicaja Banco (Fundación, Mayoral y Tomás Olivo) controlaría un 16-17% de Sabadell, lo que les daría al menos dos puestos del consejo. Los mayores accionistas de Sabadell son BlackRock, con un 4%, y el mexicano David Martínez, con un 3,7%, que se diluirían.

Los principales frenos para la operación están en Unicaja. La entidad acaba de salir de una crisis de gobernanza tras dos años y medio desde la fusión con Liberbank. Y ahora que acaban de recomponer su consejo, no parece lógico que se lancen a una fusión. Y menos cuando en la entidad malagueña creen que hay mucho margen de mejora en los resultados con la nueva gestión, que lidera el CEO, Isidro Rubiales, al que apoyará a partir de abril el nuevo presidente, José Sevilla, ex número dos de Bankia. En Málaga, creen que negociar una fusión a día de hoy sería tirar a la basura todo el potencial de mejora.

Otro elemento en contra, determinante, es la fiscalidad de la Fundación Unicaja. Esta institución tiene algo más del 30% en el banco, que será un 31% tras la recompra de acciones anunciada. Si bajara del 30%, como pasaría en la fusión, dejaría de ser parte del mismo grupo fiscal, con un considerable impacto negativo. Esta institución solo daría este paso si lo que recibiera a cambio compensara con creces las pérdidas.

Preguntado sobre esta posibilidad, el presidente de la fundación, José Manuel Domínguez, señaló en una entrevista con este medio en octubre que no había nada con Sabadell, pero que "podría haber alguna operación corporativa que fuera interesante, y habría que ponerlo de manifiesto mediante un análisis, pero encima de la mesa no tenemos nada, al menos que yo tenga conocimiento". Estas declaraciones siguen pareciendo válidas a día de hoy, pero todo apunta a que este análisis será necesario en los próximos meses.