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El pulso que esconde el ascenso de Rivera y el pinchazo de Escotet
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El pulso que esconde el ascenso de Rivera y el pinchazo de Escotet

El mundo del dinero encierra claves de poder y de intereses que explican el sentido de muchas operaciones y movimientos. Ibex Insider ofrece pistas para entender a sus protagonistas

Foto: Partido entre Racing de Ferrol y Deportivo. (EC)
Partido entre Racing de Ferrol y Deportivo. (EC)
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A Coruña es un hervidero desde hace siete días. La culpa la tiene el fútbol y el drama del histórico Deportivo, eliminado por segundo año consecutivo en el play off de ascenso, aunque lo que de verdad se ha dirimido es quién detenta el poder (no solo futbolero) en la región. La crisis deportivista habría sido menos crisis si al mismo tiempo el Racing, modesto club del vecino Ferrol, a solo 50 kilómetros al norte por carretera, no hubiera ascendido a Segunda División, consumando una meteórica racha de éxitos desde 2019, temporada que militó en la antigua Tercera División.

En la capital financiera de Galicia, el día después todas las miradas fueron contra Juan Carlos Escotet, presidente y propietario de Abanca y, por herencia, del propio Deportivo de La Coruña, deudor millonario de las antiguas cajas de ahorro gallegas. El financiero hispano-venezolano, sin casi exposición pública pese a la notoriedad que le concede su condición de dueño del Depor, salió al paso de las críticas y de la decepción con el despido fulminante del presidente del club, del consejo de administración y de toda la dirección deportiva, al contrario de lo hecho hace justo un año.

Foto: Pescanova. (Reuters/Nacho Doce)

Esta vez, a diferencia de lo dicho en julio de 2022, no hubo palabras de templanza. "En algún momento ocurrirá. Con cualquiera de nuestras participadas, cuando ya lo son y hay una apuesta estratégica, que en algunos casos es forzada, mantenemos la política que siempre ha sido costumbre en esta casa", explicó entonces Escotet para referirse al penúltimo fracaso del Deportivo. Aquella confianza en el presidente del Deportivo, el ingeniero Antonio Couceiro, exconsejero de la Xunta y reconocido en el mundo empresarial gallego, ha terminado ahora de forma abrupta.

Este golpe sobre la mesa tiene mucho que ver con la película de éxito protagonizada en paralelo por un puñado de deportivistas al frente del Racing de Ferrol. El espacio que ocupa Escotet con el Depor provocó que otros pesos pesados de los negocios gallegos canalizaran sus ganas de fútbol bajo otra marca en horas bajas. Hace cinco años, la doble tragedia de la familia Silveira, dueña del club, hizo que el equipo ferrolano pasara a manos, por un precio casi simbólico (medio millón de euros), del Grupo Elite, liderado por Nacho Rivera, presidente de Estrella Galicia.

Paradojas de la vida, en ese grupo inversor, compuesto por empresarios afines que ha obrado el milagro del Racing, figura un expresidente del Depor. Se trata de otro gallego, el consultor Tino Fernández, presidente y máximo accionista de la cotizada Altia, que ya probó el veneno del fútbol como sucesor del legendario Augusto César Lendoiro, ya en horas muy bajas, a los mandos del club coruñés en 2014. Sin embargo, su aventura deportivista fue más amarga de lo esperado y ya no estaba en julio de 2020 cuando Abanca, tras canjear 35 millones de deuda, se quedó con el club.

Foto: Arsenio Iglesias falleció a los 92 años. (EFE/Cabalar)

Escotet fio la gestión del Depor a un equipo profesional, aunque poco apasionado por el fútbol. Nada que ver con su némesis ferrolana, donde Rivera y Fernández, más allá de profesionalizar la estructura e inyectar recursos, mantuvieron algunas piezas clave heredadas de la etapa anterior. Y aunque descendieron a Tercera nada más llegar, en solo cuatro años han protagonizado dos ascensos (pandemia mediante) y en el último partido pudo verse a la cúpula de Elite como unos forofos más en la festiva invasión de campo para celebrar su condición de equipo de Segunda División.

La condición de rico Forbes no garantiza éxitos ad infinitum, y menos aún en terrenos tan caprichosos como el fútbol, por más que Escotet atesore una fortuna mayor que la del propio Florentino Pérez. Inexplicablemente para algunos, el financiero asumió la exposición al Depor como una pieza más dentro del perímetro de Abanca, cuya cartera de participadas ha ido vendiendo a conveniencia para aflorar jugosas plusvalías, como ocurrió con las participaciones en las autopistas de Itinere o en los tanques de CLH. Pero el mundo del balón es un negocio distinto.

Abanca prefirió cargar con la mochila de deuda del Depor, casi 100 millones, antes que vender el club a un inversor profesional asumiendo perdidas millonarias. De haberlo hecho, y candidatos había, incluso gallegos, como Rivera o Fernández, el banco habría evitado el revés económico de la pandemia, que terminó obligando a Escotet a remangarse más de lo deseado y convertirse en dueño. Pudiendo limitarse a patrocinar al equipo y cumplir con su compromiso social, el banquero se metió en harina, pero sin las artes que sus paisanos y rivales de Elite han demostrado en Ferrol.

Foto:  El presidente de Abanca, Juan Carlos Escotet Rodríguez. (EFE/Jero Morales)

Algo parecido le ha pasado en otro emblema gallego como Pescanova. Una década después de hacerse con Abanca (antigua NovaCaixaGalicia), la empresa liderada durante décadas por Manuel Fernández de Sousa, condenado por su quiebra, se ha convertido en otro dolor de cabeza para Escotet. Primero como máximo acreedor y luego como accionista de referencia, el financiero apostó por reestructurar el negocio y capturar así todas las plusvalías posibles. Pero justo a las puertas de la venta, el candidato para comprar (la canadiense Cooke) ha rebajado mucho sus condiciones.

Todo el esfuerzo realizado, además de la inversión para comprar a terceros y llegar casi al 100%, puede acabar mal para Abanca, que necesita vender para cumplir las indicaciones del BCE. Y aunque pudiera parecerlo, estar en ambos lados de la mesa (deuda y equity) no ha servido para devolver su esplendor empresarial a Pescanova, castigada el último año por la subida del precio de la energía. Todo lo que para Escotet ha sido cruz, fue cara para Rivera, que ya ha puesto una pica en Brasil con nueva fábrica, y para Fernández, que tiene como nuevo accionista en Altia a la hermana de Amancio Ortega.

A Coruña es un hervidero desde hace siete días. La culpa la tiene el fútbol y el drama del histórico Deportivo, eliminado por segundo año consecutivo en el play off de ascenso, aunque lo que de verdad se ha dirimido es quién detenta el poder (no solo futbolero) en la región. La crisis deportivista habría sido menos crisis si al mismo tiempo el Racing, modesto club del vecino Ferrol, a solo 50 kilómetros al norte por carretera, no hubiera ascendido a Segunda División, consumando una meteórica racha de éxitos desde 2019, temporada que militó en la antigua Tercera División.

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