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Wagoner, el capitán que tiraron por la borda antes de que el barco se hundiera
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Wagoner, el capitán que tiraron por la borda antes de que el barco se hundiera

General Motors pone fin –o está a punto de hacerlo- a más de un siglo de historia. Desde que William Durant, un artesano de coches de

Foto: Wagoner, el capitán que tiraron por la borda antes de que el barco se hundiera
Wagoner, el capitán que tiraron por la borda antes de que el barco se hundiera

General Motors pone fin –o está a punto de hacerlo- a más de un siglo de historia. Desde que William Durant, un artesano de coches de caballos probara suerte con una nueva tecnología llamada automóvil en plena crisis de 1907, América encumbrado al fabricante de coches en el Olimpo de los grandes símbolos del orgullo patrio. Resulta paradójico que, al igual que una crisis vio nacer a GM, sea otra el testigo de su muerte.

Los norteamericanos necesitan que rueden cabezas por tal agravio y ha sido el presidente y CEO de la compañía, Rick Wagoner, el que ha sacrificado su pescuezo, no podía ser de otra manera. Sin embargo, el profundo conflicto económico de los últimos tres años no ha sido el culpable de la caída del imperio, sino que ha hecho las veces de puntillero para el moribundo.

Treinta años de despropósitos empresariales son los que han llevado a General Motors al límite –tiene 60 días para conseguir evitar la bancarrota mediante un plan de viabilidad realista para el Gobierno de Estados Unidos- y Wagoner ya no estará en primera línea de fuego para capitanear a sus tropas en la batalla final.

El ya ex CEO y ex presidente de la compañía se fue de la peor forma en la que lo podía hacer: tras toda una vida dedicada única y exclusivamente a General Motors, ha tenido que abandonar su ‘casa‘, no por decisión propia, sino por presiones externas, ni más ni menos que las del presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Menuda mancha ha dejado en su currículum. “El viernes estuve en Washington para una reunión con los funcionarios de la Administración”, explicaba el lunes un apenado Wagoner. “En el curso del encuentro me pidieron que me echara a un lado y eso es lo que he hecho”.

De soñar con la NBA a ser el CER más joven de la historia

‘Rick’ nació un 9 de febrero del año 1953, en la ciudad de Richmond, Virginia. Y como todo buen americano pronto se decantó por uno de los deportes más populares del país. En su caso fue el Baloncesto. Quería convertirse en jugador profesional, como tantos otros jóvenes, y no era malo. En el instituto le conocían como ‘lo mejor que han por aquí’. Siguiendo los pasos de su padre, ingresó en la Universidad de Duke, que contaba con uno de los equipos más sobresalientes de la liga universitaria. El joven Rick, con su 1,93 de estatura, soñaba con llegar a lo más alto de la NBA, pero su sueño se hizo añicos antes de acabar siquiera su primer año en la facultad. Aunque formaba parte del equipo, en el periódico del campus aseguró: “me he dado cuenta muy rápido que no haré carrera en la NBA”.

En 1975 ingresó en Harvard donde cursó un MBA y directamente desde ahí ingresó en General Motors donde realizaría toda su carrera profesional. En el fabricante automovilístico ha pasado por numerosos departamentos y ha dirigido diferentes delegaciones, desde Brasil hasta Europa. Conoce de sobra las entrañas de la compañía. Tras quince años dando tumbos finalmente en 1992 consiguió dar el salto definitivo a Detroit como director financiero, gracias a los logros obtenidos en otros departamentos. Su nombramiento no era casual, John Smith, entonces presidente y CEO de General Motors apostó por él para conseguir que el gigante fuera de nuevo rentable.

Y es que al principio de los años noventa, bajo la dirección de Robert Stempel la firma registró 2 millones en pérdidas en 1990, 4.500 millones en 1991 y 23.500 millones en 1992.

Ante este panorama, sobre los hombros de Wagoner cayó la responsabilidad de revisar personalmente todas las operaciones que se llevaran a cabo en todo el mundo y consiguió su cometido. A finales de los ´90 era el soporte del sistema de expansión de GM, el APEX, y al frente de un quipo de 120 personas entre ingenieros y especialistas de marketing  consiguió lanzar 50 nuevos vehículos a la vez.

Se dice que los moribundos cuando están cerca de la hora final consiguen reunir todas sus fuerzas en un último derroche de energía. Quizá fue eso lo que ocurrió entonces. Una vez entrado el nuevo siglo comenzó el ocaso.

Con 47 años, en el 2000 se convirtió en el CEO más joven la historia sucediendo a Smith y tres años después alcanzó también la presidencia. Aunque en 2001 fue elegido Empresario del Año por la industria del motor. No obstante, con su reinado comenzó la decadencia del imperio. Las acciones de General Motor comenzaron su caída libre en junio de ese año, cuando se encontraban entorno a los $60, hasta $1,27 en los que cerraron marzo.

Que la crisis está afectando al sector, sería ingenuo decir lo contrario, pero que la culpa de la desaparición de General Motors la tiene el crunch subprime es muy arriesgado, aún teniendo en cuenta que la compañía ha pagado los excesos llegados a cabo por su financiera, que no sólo concedía créditos para la compra de vehículos sino también para la adquisición de viviendas. El fabricante de Detroit ha ido acumulando pérdidas de 80.000 millones de dólares en los últimos cuatro años

En los últimos meses hemos podido ver un ‘Rick’ desesperado. Desde el pasado noviembre lo ha intentado todo lo que estaba en su mano para que el Gobierno de Barack Obama saliera al rescate. Amenazó con la quiebra sino recibía ayudas y tras suplicar y suplicar, la Administración accedió a elaborar un plan igual que había hecho con los bancos.

En enero recibió el primer tramo del rescate prometido por el Departamento del Tesoro y que ascendió a 4.000 millones de dólares y a finales de mes el segundo que ascendió a 5.400 millones y así hasta cubrir un total de 13.400 millones de dólares comprometidos por el Gobierno durante los próximos tres años. Pero desde la Casa Blanca no se firmó un cheque en blanco y la única condición para poder seguir beneficiándose del dinero de los contribuyentes era presentar un proyecto de viabilidad de la compañía.

Ese texto es el que se ha rechazado este lunes, lo que ha precipitado la salida de un Rick Wagoner que no estará presente en los esfuerzos de su equipo para reflotar el barco en los próximos 60 días, bueno, ya 55. Al menos no se hundirá con él, el capitán ha sido el primero en caer por la borda.

 

General Motors pone fin –o está a punto de hacerlo- a más de un siglo de historia. Desde que William Durant, un artesano de coches de caballos probara suerte con una nueva tecnología llamada automóvil en plena crisis de 1907, América encumbrado al fabricante de coches en el Olimpo de los grandes símbolos del orgullo patrio. Resulta paradójico que, al igual que una crisis vio nacer a GM, sea otra el testigo de su muerte.

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