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Matar al mensajero ¿Solución a la crisis?
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MATAR AL MENSAJERO ¿SOLUCIÓN A LA CRISIS?

Matar al mensajero ¿Solución a la crisis?

El Parlamento británico es consciente de que no puede resolver de un día para otro la crisis, de modo que lo único que le queda es

El Parlamento británico es consciente de que no puede resolver de un día para otro la crisis, de modo que lo único que le queda es encontrar a los culpables de la misma. La tarea es difícil, imposible para muchos, pero la imagen psicológica de hacer ver al pueblo que está actuando es importante. Para la ocasión se ha montado una Comisión del Tesoro en Westminster que ya ha sentado en el banquillo al primer ministro británico, Gordon Brown, y a los banqueros (ya dimitidos) de las grandes entidades. Antes que antes de todos ellos, fueron los periodistas quienes ocuparon el asiento de acusados. A falta de penados, ¿es la Prensa la que se va a convertir en chivo expiatorio? ¿Es necesaria una regulación para las publicaciones financieras en momentos difíciles?

Con la nacionalización de tres bancos y la participación del Estado en otros dos, la información se ha convertido en mucho más que poder. Cualquier detalle ha hecho subir o bajar de forma considerable las acciones y los medios han tenido que mirar muy mucho las fuentes que utilizaban para elaborar sus textos, porque encima de la mesa había en juego demasiados intereses ocultos y ganas de venganza. Mientras que para unos la Prensa se ha convertido en el mejor aliado, para otros ha pasado a ser el auténtico enemigo. ¿Han utilizado los periodistas a sus confidentes o éstos les han utilizado a ellos para dar la noticia cuando más convenía? Los diputados británicos se preguntan ahora qué es lo que habría cambiado si sus exclusivas hubieran sido publicadas tan sólo unas horas más tarde.

La situación actual la explicó de forma muy gráfica Simon Jenkins, editor económico del rotativo The Guardian. En la guerra se nos dice que no facilitemos información para no poner en peligro a las tropas, pero en esta ocasión los bancos habrían tenido los mismos problemas (…) Se han hundido por su mala gestión, no por las noticias, explica de manera tajante. Jenkins ha sido uno de los cinco periodistas llamados a declarar. En el banquillo estaban también Financial Times, Daily Telegraph y Daily Mail, pero eran tan sólo una especie de coro para camuflar la verdadera intención de la Comisión, que no era otra que analizar el trabajo del verdadero protagonista de la credit crunch, Robert Peston, de la BBC.

El editor económico del ente público ha sabido antes que nadie los episodios más importantes y los efectos de sus palabras nunca se han hecho esperar. En septiembre de 2007, destapó el colapso del Northern Rock y la gente se echó a la calle para sacar su dinero. En octubre de 2008, cuando el parqué londinense estaba aún abierto, adelantó la fusión del Lloyds con HBOS y las acciones multiplicaron por dos cuando habían comenzado la jornada en caía libre. ¿Debería haber retrasado el momento de sus publicaciones siendo consciente de las turbulencias del mercado que éstas podrían ocasionar?, le preguntó la Comisión al periodista.

La verdad está en los hechos

Tim Gopsill, de la National Union of Journalists (organismo que representa a 37.000 profesionales en Gran Bretaña e Irlanda) asegura a Cotizalia que es de vital importancia que los medios de comunicación mantengan el derecho a informar sobre las cuestiones que preocupan al público.  La idea de que los informes de los medios hayan sido los responsables de los movimientos en los mercados financieros es completamente errónea, matiza de manera escrupulosa. Según Gopsill, los operadores saben mucho más acerca de su funcionamiento que cualquier periodista, por lo que éstos tan sólo han informado al ciudadano de los millones de libras que ya estaban en juego. Si un banco se hunde el día después de que un reportero de la BBC informe de su situación es porque estaba ya en problemas, no por el reportaje. Matar al mensajero no va a solucionar nada.

Claro que Peston no es un mensajero cualquiera. Antes de entrar en la BBC pasó 23 años por casi todas las cabeceras de prestigio del país y fue reconocido con el Scoop de 2006. Pero también es el biógrafo de Gordon Brown, y para sus detractores el vínculo demuestra ser en ocasiones demasiado evidente. Lo preocupante sería si fuese un mero portavoz del Gobierno, pero Peston es un gran profesional. Tiene grandes contactos, se ha ganado el respeto y no tiene inconveniente en publicar también las informaciones que van en contra del Ejecutivo, explica Gopsill.  El periodista de la BBC rehusó en la Comisión revelar la identidad de sus fuentes y los diputados aceptaron de buen agrado el capote, ya que ellos mismos habían participado en alguna ocasión en este tipo de conversaciones privadas. Una historia publicada es el resultado de un complejo proceso de rompecabezas, nadie me ha puesto nunca nada en bandeja, recalcó el interrogado.

Jenkins, del rotativo The Guardian, aseguró que la situación más bien ha sido a la inversa, siendo las fuentes quienes se han aprovechado más de los medios. Puso como ejemplo al mismo Ejecutivo, que, según el periodista, ofreció material privilegiado a determinados redactores en momentos en los que ha tenido que hacerse cargo de una parte importante de algunos bancos para variar el precio de las acciones.

No a las restricciones

El vínculo que existe entre la Prensa, los empresarios, los editores y el Ejecutivo -dirigido al fin y al cabo por el gran economista de los últimos diez años- resulta evidente y dañino, según los propios profesionales, por lo que el debate sobre una posible regulación está ahora más candente que nunca. Los editores se niegan en rotundo alegando que la responsabilidad es el pilar de todas sus noticias, pero los diputados tienen sus dudas y consideran que algunas informaciones, aún siendo verídicas, han resultado ser especialmente perjudiciales tanto para las instituciones involucradas como para la economía de Reino Unido.

Ninguna restricción va a tener beneficio. La crisis continuará de todos modos y lo único que se conseguiría sería perjudicar a la opinión pública al privarla de una información que necesita, matiza la National Union of Journalists. Algunos diputados están obsesionados con la idea de buscar a un culpable. No estamos en contra de este tipo de Comisiones, al contrario, nos agrada que nos dejen expresarnos para explicar que no es nuestra la culpa lo que está pasando, sino de la mala gestión de los bancos, puntualiza Gopsill.

La Press Complaints Commission, organismo que regula las quejas presentadas sobre determinadas informaciones, también apoya la libertad de Prensa. Ahora mismo no existe regulación y creemos que debe seguir así. Nosotros lo único que ofrecemos es un Código de Buena Práctica y creemos que los medios económicos lo han seguido. No tenemos ninguna crítica. Están desarrollando un buen papel, explica Will Gore a Cotizalia. A pesar de que no están autorizados a revelar la identidad de los individuos o empresas que presentan las quejas, Gore matiza que en los últimos meses no han tenido problemas significativos con el sector económico. Las informaciones están bien contrastadas, todo el mundo sabe lo que hay en juego y los medios están actuando con rigor.

El Parlamento británico es consciente de que no puede resolver de un día para otro la crisis, de modo que lo único que le queda es encontrar a los culpables de la misma. La tarea es difícil, imposible para muchos, pero la imagen psicológica de hacer ver al pueblo que está actuando es importante. Para la ocasión se ha montado una Comisión del Tesoro en Westminster que ya ha sentado en el banquillo al primer ministro británico, Gordon Brown, y a los banqueros (ya dimitidos) de las grandes entidades. Antes que antes de todos ellos, fueron los periodistas quienes ocuparon el asiento de acusados. A falta de penados, ¿es la Prensa la que se va a convertir en chivo expiatorio? ¿Es necesaria una regulación para las publicaciones financieras en momentos difíciles?

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