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Deuda española: la confianza de hoy no asegura el éxito a largo plazo
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Emisión del Tesoro

Deuda española: la confianza de hoy no asegura el éxito a largo plazo

El favorable resultado de la última emisión del Tesoro evidencia que el BCE cuenta con margen para cambiar el rumbo sin desencadenar una crisis de confianza

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El Tesoro Público español salvó con nota este miércoles un importante test de credibilidad ante los mercados. El organismo que dirige Carlos Cuerpo había decidido poner a prueba el interés de los inversores por la deuda española, pese a las recientes tensiones manifestadas en la prima de riesgo, y el resultado puede considerarse más que satisfactorio.

España pudo colocar 7.000 millones de euros a un plazo de 30 años a tipos en el entorno del 1,9%, tras recibir una demanda que rebasó los 60.000 millones de euros y registrando la mayor participación de inversores internacionales de la historia. De este modo, el Estado ha logrado sacudirse buena parte de los temores a que la próxima retirada de los estímulos de BCE (y un previsible inicio de las subidas de tipos en los próximos meses) acabe disipando el interés de los inversores por la deuda española y provocando, por ende, un brusco incremento de los costes de financiación.

“La emisión del Tesoro a 30 años que se ha efectuado hoy [por el miércoles] ha suscitado una demanda por encima de los 60.000 millones de euros, permitiendo al Reino estrechar a la parte baja de la guía de precios. Claramente, sigue habiendo un apetito importantísimo por el riesgo soberano español, incluso tras las recientes turbulencias en los tipos de interés de la deuda soberana europea”, explica Fernando García, director de mercado de capitales de deuda de Société Générale.

La demanda ha superado en alrededor de nueve veces el importe vendido por el Tesoro

El éxito del Tesoro se ha producido justo un día después de que la propia Unión Europea pusiera también a prueba el apetito del mercado con una emisión de deuda ligada al programa Next Generation, con resultados favorables. “El 'timing', a nuestro entender, ha sido óptimo tras el éxito del ‘dual tranche’ de ayer [por el martes] de la UE, pues se vio que había una cierta buena demanda para papel a largo plazo de calidad crediticia alta, lo cual es mucho, en el actual escenario de subida de tipos de interés”, observa Jorge Ceballos, responsable de distribución de Renta Fija de Beka Finance, quien llama la atención sobre el hecho de que los nuevos bonos del Tesoro se mantuvieron en todo momento, durante la fase de prenegociación, cotizando por encima de su precio.

A favor de la emisión española también ha jugado el alivio que se sentía este miércoles en los mercados de deuda soberana, con la mayor parte de las rentabilidades soberanas poniendo fin a su reciente escalada (el interés del bono español a 10 años se redujo más de 6 puntos básicos, su mayor recorte desde noviembre), en un movimiento que los expertos han achacado, al menos en parte, al mensaje lanzado por el Gobernador del Banco de Francia, François Villeroy, quien sugirió que los inversores estaban reaccionando de forma exagerada al posible cambio en las políticas del BCE.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a la presidenta del BCE, Christine Lagarde. (EFE/Fernando Calvo)

Pero al margen del sentimiento de más corto plazo, lo que parece indicar el apetito de los inversores por los bonos españoles es una confianza en que el cambio de rumbo del BCE no supondrá la reapertura de las viejas heridas de Europa, sembrando la semilla de la desconfianza en la solvencia financiera de los países más endeudados de la región, entre los que se encontraría España.

Son muchas las razones para aferrarse a esta idea. Quizás la más decisiva es la consideración de que cualquier movimiento por parte del BCE será gradual y limitado, una visión favorecida por el hecho de que a día de hoy las expectativas de inflación a largo plazo en la eurozona se mantienen firmemente ancladas por debajo del 2%.

El giro ‘hawkish’ de la semana pasada por parte del BCE nos llevó a adelantar nuestro pronóstico para la primera subida de tipos del BCE y proyectar 100 puntos básicos de subidas de tipos para finales de 2023. Pero creemos que es probable que +0,5% sea el techo para la tasa de depósito, lo que sería bajo según los estándares anteriores. Si es así, es poco probable que los rendimientos de los bonos aumenten lo suficiente como para causar problemas importantes, incluso para los países de la zona euro más endeudados, como Italia”, observan en Capital Economics.

La firma pronostica que el tipo del bono italiano a 10 años se situará en torno al 2,5% al cierre de 2023, mientras observa que sería necesario una escalada hasta niveles del 5% para generar verdaderas dudas sobre la sostenibilidad de la deuda trasalpina. Una lectura similar se podría hacer del margen con el que contaría España, que además tiene una posición financiera algo más holgada que Italia.

Es clave que el BCE deje abierta una vía de regreso para contener las primas de riesgo

Todo esto puede ofrecer algo de tranquilidad al BCE a la hora de acometer ese cambio de rumbo en ciernes. Al fin y al cabo, el principal escollo que pueden encontrar Christine Lagarde y sus compañeros a la hora de poner en funcionamiento su nueva hoja de ruta sería un incremento de las primas de riesgo que avivara el riesgo de fragmentación en la eurozona.

La institución puede confiar, además, en su capacidad para enfrentarse a este desafío con el margen que le otorgan dos factores. Por un lado, la abundante liquidez que existe actualmente en los mercados (sin la que no podría entenderse la sobredemanda registrada por el bono español), y que no es previsible que se drene de forma significativa a corto plazo. Y, por otro lado, el impulso al crecimiento que debe significar en los próximos años la implementación del programa de recuperación Next Generation, lo que ayudaría a contener el pesimismo de los inversores.

Pero ni los países ni el BCE pueden deducir de esto que los riesgos de esta nueva situación son insignificantes. Por el lado del banco central, conviene establecer una vía de regreso suficientemente clara en caso de que la situación de los diferenciales soberanos llegara a resultar preocupante. Por el lado de los países como España, los éxitos actuales en la venta de deuda no deben llevar a un exceso de confianza ni a dar por asegurado el respaldo de los inversores: sin un plan de consolidación creíble y una revitalización sostenible de las perspectivas de crecimiento, el margen que los mercados parecen conceder hoy puede esfumarse rápidamente. Y los mismos inversores que hoy se amontonan demandando nuestra deuda pueden acabar repudiándola.

El Tesoro Público español salvó con nota este miércoles un importante test de credibilidad ante los mercados. El organismo que dirige Carlos Cuerpo había decidido poner a prueba el interés de los inversores por la deuda española, pese a las recientes tensiones manifestadas en la prima de riesgo, y el resultado puede considerarse más que satisfactorio.

Banco Central Europeo (BCE) Prima de riesgo Tesoro Público
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