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El BCE amaga con cambiar el rumbo y pone a prueba las viejas grietas de Europa
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Tensión en los bonos

El BCE amaga con cambiar el rumbo y pone a prueba las viejas grietas de Europa

La institución se muestra abierta, por primera vez en más de una década, a subir los tipos de interés, lo que supone un cambio de juego muy relevante para la deuda periférica

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Lo que se inició como una reunión de 'corta y pega' terminó con apariencia del día de la venganza de los halcones del BCE, poniendo patas arriba los mercados europeos de deuda. Si algunos recibieron con un suspiro de alivio el comunicado inicial del banco central, en el que se mantenía punto por punto la hoja de ruta desplegada el pasado diciembre, la rueda de prensa posterior de la presidenta, Christine Lagarde, acabaría mostrándoles que bajo la superficie es mucho lo que está cambiando en la sede de Fráncfort.

El BCE admitió una realidad que ya era perceptible desde hace semanas por los inversores y que se tornó en indiscutible tras el repunte de la inflación en Europa a tasas récord que se conoció este mismo miércoles: la evolución de los precios en la región es preocupante y podría obligar a reevaluar sus políticas. De hecho, al negarse a reiterar la idea de que las subidas de tipos son poco probables en 2022 Lagarde, cruzó un umbral que ha permanecido infranqueable en Europa desde hace más de una década.

Las razones para asumir este paso pueden entenderse más o menos razonables. Algunos expertos insisten en que una subida de los tipos de interés no es la herramienta idónea para luchar contra una inflación causada por factores transitorios como las distorsiones de las cadenas de suministro y el alza de los precios de la energía y en que, pese a la caída del desempleo, el mercado laboral europeo está lejos de las condiciones que podrían dar pie a una espiral de subidas salariales, como la que sí se está percibiendo ya en Estados Unidos o Reino Unido. Pero el giro emprendido por el BCE, que debe adoptar un alcance más definido cuando la institución se reúna el próximo 10 de marzo (cuando se presentará una actualización de las previsiones de crecimiento e inflación de la institución), supone un cambio de las reglas de juego con que se han movido los inversores en la región en los últimos lustros de consecuencias imprevisibles.

Foto: Christine Lagarde, presidenta del BCE.

El fuerte repunte de las rentabilidades de los bonos españoles, italianos, portugueses o griegos, que superó en todos los casos los 15 puntos básicos, que ha llevado las primas de riesgo a sus niveles más elevados desde 2020, representa un oportuno recordatorio de las viejas heridas de la eurozona, que habían quedado ocultas bajo la acción del BCE y que amenazan con volver a surgir ante un paso atrás del BCE que ahora parece más próximo que en ningún otro momento en la última década.

“Si las proyecciones de inflación, que ya son razonablemente halagüeñas, se revisan al alza para 2023 y 2024, es probable que el BCE contemple una vía de salida algo acelerada, un escenario que el mercado ya está valorando. El mercado está valorando plenamente una primera subida de tipos de 10 puntos básicos en julio, lo que implica el fin de las compras netas de activos ya en abril”, observan en Pimco, mientras que en Capital Economics ya contemplan dos alzas de los tipos este año y otras dos en 2023.

La escalada de los tipos de los bonos periféricos desde los bajos niveles actuales no tiene por qué resultar un problema crucial si resulta moderado y viene acompañado de una evolución sólida del crecimiento económico. Sin embargo, la cantidad de incertidumbres que se ciernen sobre la recuperación (desde la propia inflación al coronavirus, pasando por la crisis de Ucrania) y las vulnerabilidades fiscales que han acumulado países como Italia o España durante la pandemia dan forma a un entorno de riesgos para nada desdeñables.

Los bonos de Italia, España o Portugal han registrado alzas de más de 15 puntos básicos

“El riesgo clave para el BCE es que el cambio de marcha desencadene repentinamente una liquidación dañina de los bonos periféricos. Los rendimientos de los bonos italianos a 10 años han subido unos 20 puntos básicos desde la conferencia de prensa, hasta más del 1,6%. Esto quizá subraya que hay un caso muy sólido para que los formuladores de políticas dejen claro que están listos para reiniciar QE si es necesario”, observa Andrew Kenningham, economista jefe para Europa de Capital Economics.

En el futuro de la política monetaria en Europa aún está todo por decidir, y la de marzo se presenta como una reunión clave para diseñar el nuevo rumbo de la institución. Pero, con su mensaje, Lagarde ha dejado claro que las tesis de los halcones están ganando fuerza en el seno del banco central, lo que, sin un próximo viraje en el rumbo de la inflación, puede conllevar que Europa por primera vez en muchos años tenga que enfrentarse a los mercados con un respaldo mucho más ligero del BCE. Sería una prueba de fuego para que la región demuestre que las grietas que pusieron en cuestión su futuro hace ya una década son agua pasada y no un problema que simplemente había quedado aparcado.

Lo que se inició como una reunión de 'corta y pega' terminó con apariencia del día de la venganza de los halcones del BCE, poniendo patas arriba los mercados europeos de deuda. Si algunos recibieron con un suspiro de alivio el comunicado inicial del banco central, en el que se mantenía punto por punto la hoja de ruta desplegada el pasado diciembre, la rueda de prensa posterior de la presidenta, Christine Lagarde, acabaría mostrándoles que bajo la superficie es mucho lo que está cambiando en la sede de Fráncfort.

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