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Resultados de Santander: una imagen de fuerza que aún genera recelos
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Acogida fría en bolsa

Resultados de Santander: una imagen de fuerza que aún genera recelos

Pese a una serie de inevitables puntos débiles, las cuentas de Santander apuntalan la idea de que la entidad es capaz de superar de forma consistente las expectativas del mercado

Foto: Foto: EC.
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Los movimientos más inmediatos del mercado tienen una capacidad muy reseñable de generar frustración. Los gestores de Banco Santander son muy conscientes de esta realidad que, en la mañana de este miércoles, han vuelto a experimentar. La entidad que preside Ana Botín se presentó ante el mercado con lo que los analistas han calificado casi al unísono como un buen conjunto de resultados, pero los inversores han quedado lejos de premiárselo, situándola a la zaga del sector en Europa. Sus acciones llegaron a caer cerca de un 2% en los primeros instantes de negociación.

Cuando se producen estas divergencias entre los grandes números y la reacción de los inversores, es lógico mirar al detalle en busca de los puntos débiles que justifiquen los recelos del mercado. Y no cabe duda de que en una industria tan sometida a desafíos como la financiera resulta relativamente fácil encontrar peros a las cuentas aparentemente más sólidas.

En el caso de las presentadas este miércoles por Santander, han sido varias las firmas de análisis las que han puesto el foco en cierta debilidad operativa en el mercado británico, que estaría restando lustre a la buena evolución general del negocio. Tampoco se pasa por alto que la mejora del beneficio, que, al elevarse a 2.275 millones en el último trimestre, se situó en torno al 6% por encima de las estimaciones del consenso, debe mucho a la liberación de las provisiones extraordinarias realizadas durante el ‘shock’ del coronavirus, un factor del que se pueden extraer pocas lecturas favorables a largo plazo, ni que la inflación empieza a manifestarse en un repunte reseñable de los costes. Y, por supuesto, no falta quien señala al sempiterno talón de Aquiles del banco, recordando que su posición de capital, aunque cómodamente por encima de los requerimientos regulatorios, sigue siendo más ajustada que la de la mayoría de sus rivales.

Pese a su mejora, el mercado aún mira al capital como su principal talón de Aquiles

Sin embargo, no parece difícil replicar a todas estas objeciones con contrapuntos positivos de semejante o mayor relevancia. Al fin y al cabo, si Reino Unido puede haber dejado algunas señales preocupantes, la mayor parte de las geografías en las que tiene presencia el banco han ofrecido notas positivas, con una muy buena evolución de márgenes y comisiones, incluso en el mercado español, donde el grupo sigue teniendo uno de sus grandes lastres.

A los reparos sobre las provisiones y los costes, se puede responder con el colchón aún existente de en torno a 1.000 millones, relacionado con la crisis del covid, que, como observan los analistas de Credit Suisse, “ofrece a Santander una mayor flexibilidad para enfrentar cualquier deterioro en la calidad de los activos o le otorga al banco más espacio para futuras liberaciones de provisiones”. Y, en lo referente al capital, la capacidad mostrada en los últimos trimestres para elevarlo de forma orgánica debería suponer al menos un alivio de las preocupaciones.

Foto: José Ignacio Goirigolzarri, presidente de CaixaBank. (EFE/Aliño)

“En un grupo tan grande, es normal que siempre haya alguna pata que flojee. Pero lo cierto es que Santander ha mostrado en el último trimestre una gran fortaleza en el crecimiento del margen de interés y de las comisiones, que le deja muy bien situado de cara a 2022. Con todas sus complejidades, este año ha generado un beneficio de unos 8.000 millones y va camino de ganar 9.000 millones el siguiente”, apunta Marisa Mazo, analista de GVC Gaesco.

Nada de esto escapa, es obvio, al conocimiento de los inversores, que, sin embargo, continúan mirando a estos números con la prevención con que se mira lo que podría ser poco más que un espejismo, el producto de un escenario favorable puntual, condenado a diluirse tarde o temprano. Lo que ha representado a lo largo de la última década el principal lastre del sector, el escenario de bajos tipos de interés a nivel global, parece haber perdido fuerza, pero no se puede dar ni mucho menos por superado y las amenazas que se ciernen sobre la recuperación económica poscovid pueden hacerse notar fácilmente en los balances financieros.

Y una dosis de incertidumbre política que se cierne sobre los principales mercados del banco (desde Brasil a Reino Unido sin olvidarse de España) acaba completando el cóctel de dudas que sigue refrenando el apetito por Santander, que actualmente cotiza con un descuento sobre el valor en libros más de un 15% superior al de sus competidores de la eurozona.

Los objetivos de ROTE y eficiencia en 2022 mejoran con creces las expectativas del mercado

Lo que los inversores vienen reclamando a Santander desde hace tiempo es que demuestre que las ventajas que le da su mayor escala, su posicionamiento geográfico y su apuesta estratégica dan resultados consistentes más allá de los vaivenes de la coyuntura. Y, en este sentido, la confianza mostrada por la entidad en el futuro inmediato (plasmada en unos objetivos de ROTE y de eficiencia que mejoran las expectativas del mercado) debe ayudar a transmitir la idea de que —tras un largo periodo de reestructuración y saneamiento del negocio— el plan está trabajando.

Firmas como CaixaBank o UBS subrayan que el buen desempeño del último trimestre, combinado con las positivas proyecciones para 2022, deberían desencadenar una oleada de revisiones al alza en las estimaciones de los analistas. “Dada su baja ratio de eficiencia, la combinación de estas tendencias [capacidad para aumentar los ingresos y dinámica positiva en la calidad de los activos] debería respaldar nuestra opinión sobre las revisiones positivas de beneficios por acción durante todo el año, lo que hace que el gran descuento de la acción sea exagerado en nuestra opinión”, corroboran los analistas de UBS.

A Santander, mostrar su capacidad para superar con creces las metas que le había puesto el mercado ya le valió el año pasado un rendimiento superior al 18,5%, que le permitió enjugar parte de las heridas acumuladas en años anteriores. Demostrar que esos logros no fueron flor de un día a buen seguro reportará alegrías adicionales para sus accionistas. La progresiva mejora de sus acciones a lo largo de la jornada de este miércoles puede ser el primer indicio de que los inversores están empezando a creer.

Los movimientos más inmediatos del mercado tienen una capacidad muy reseñable de generar frustración. Los gestores de Banco Santander son muy conscientes de esta realidad que, en la mañana de este miércoles, han vuelto a experimentar. La entidad que preside Ana Botín se presentó ante el mercado con lo que los analistas han calificado casi al unísono como un buen conjunto de resultados, pero los inversores han quedado lejos de premiárselo, situándola a la zaga del sector en Europa. Sus acciones llegaron a caer cerca de un 2% en los primeros instantes de negociación.

Ana Patricia Botín Noticias del Banco Santander
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