El gol de Orcel a Santander en los tribunales: una victoria importante, pero no decisiva
Aunque el banquero italiano ha salido victorioso en primera instancia, cabe esperar que Santander prolongue una batalla que ha perdido todo interés para los inversores
Andrea Orcel se anota el primer punto en su batalla judicial contra Banco Santander. Parece difícil que sea el definitivo.
La sentencia del Juzgado de Primera Instancia número 46 de Madrid conocida este viernes viene a validar casi por completo las tesis defendidas por el banquero italiano: que en el momento en que Santander decidió dar marcha atrás a su fichaje existía un contrato firme y vinculante y que la decisión de la entidad que preside Ana Botín le produjo un sustancial daño reputacional, amén del económico.
Todo esto, considera el juez, le hace merecedor de una indemnización de 68 millones de euros, muy cerca del monto reclamado por el propio Orcel tras rebajar poco antes del juicio su petición inicial.
Pese a la elevada cuantía de la penalización, es fácil entender que abonar las cantidades adeudadas a Orcel no debe representar un golpe económico reseñable a una entidad que solo en la última semana ha visto crecer sus estimaciones de beneficio para 2021 (según los cálculos del consenso recopilados por Bloomberg) en cerca de 70 millones de euros, hasta rondar ya los 8.000 millones.
La indemnización supone un leve pellizco en las cuentas de Banco Santander
Tampoco cabe imaginar grandes repercusiones en la forma de operar de Santander, que casi tres años después del fichaje frustrado del actual consejero delegado de UniCredit, ha rehecho sin más controversias sus estructuras de gobierno. Y, es de suponer, debe haber limado ya cualquier deficiencia que se haya podido detectar en sus sistemas de contratación de la alta dirección, que pudieran haber contribuido a hacer del intento de fichaje de Orcel una crisis que ha tenido que dirimirse en los tribunales. Incluso, puede entenderse que el daño reputacional derivado para el banco de esta controversia ha sido ya, en gran medida, absorbido.
Pero también parece obvio que el revés encajado por el banco en los tribunales supone una derrota dolorosa, especialmente para su presidenta, directamente involucrada en el fichaje del banquero italiano, apuesta personal suya, y también responsable de la decisión de cancelar el fichaje.
Es por eso y a pesar de que son muchas las voces que consideran que lo mejor para el banco sería zanjar este asunto cuanto antes —y por esa misma razón abogaban porque se alcanzara un acuerdo que evitara la vía judicial—, que cabe esperar, como así lo han comunicado ya desde la entidad, que Santander siga plantando cara a Orcel en instancias superiores.
Es obvio que no será una batalla sencilla. La sentencia conocida este viernes no puede considerarse una absoluta sorpresa, ya que no son pocas las personas conocedoras de los pormenores del caso que han hecho ver su impresión de que los documentos suscritos por el banco y Orcel debían entenderse como un contrato válido.
El juez ha determinado un pago por el 'buyout' superior al que Orcel reclamaba
Sin embargo, tampoco le faltan a la entidad vías a las que aferrarse para tratar de desmontar el fallo del juzgado de Primera Instancia número 46 de Madrid, empezando por el hecho de que las cantidades determinadas por el juez en concepto de resarcimiento del 'buyout' (la retribución en diferido que el banquero tenía pendiente de cobrar en UBS) exceden incluso lo solicitado por el propio Orcel en su última reclamación.
Cuestiones como la validez de los mensajes publicados en la red social Twitter por la propia Botín como prueba de la existencia de un contrato vinculante o la denegación a la Junta de Accionistas de un papel decisivo en la aprobación del nombramiento pueden ser fácilmente materia de discusión legal. Como también puede entenderse cuestionable el abono de hasta 10 millones de euros por daños morales y reputacionales a quien apenas dos años después era designado para liderar UniCredit, uno de los mayores bancos de la eurozona, con un salario a la altura de muy pocos de sus iguales.
Son cuestiones, con todo, que tienen poco de novedosas y que no han servido a Santander para evitar una dolorosa derrota en primera instancia. Si la entidad pretende remontar en sus sucesivas confrontaciones necesitará jugar mejor sus cartas. Aunque podrá hacerlo con la confianza que le da el hecho de que la Audiencia Provincial haya rechazado recientemente la pretensión de Orcel de abrir un procedimiento penal por su frustrado fichaje.
Andrea Orcel se anota el primer punto en su batalla judicial contra Banco Santander. Parece difícil que sea el definitivo.