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Ibercaja y su paso atrás en bolsa: una tormenta que solo Lagarde puede aplacar
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Pospone el salto al parqué

Ibercaja y su paso atrás en bolsa: una tormenta que solo Lagarde puede aplacar

La entidad suspende sus planes de cotización al ver imposible alcanzar unas valoraciones que solo serían realistas con una mayor visibilidad sobre el futuro de los tipos de interés

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Ibercaja ha vuelto a posponer su salida a bolsa. Cuando más cerca parecía de consumarse una historia tantas veces planteada, los gestores del banco aragonés han decidido dar un paso atrás y esperar un momento más propicio para abordar su estreno en los parqués.

Parece fácil ligar, y así lo han dado a entender desde el propio banco, este aplazamiento con las turbulencias que han arreciado en los mercados financieros en las últimas semanas. La crisis de Ucrania se ha sumado a las presiones generadas por la elevada inflación, con el consiguiente giro de la política monetaria internacional, y al debilitamiento del crecimiento económico, afectado por las continuas acometidas de la pandemia. No en vano, en los últimos días, la farmacéutica alemana Cheplapharm y la plataforma holandesa de transferencia de archivos informáticos WeTransfer también decidieron suspender sus planes de salida a bolsa.

Sin embargo, no puede pasarse por alto que lo que Ibercaja ha presentado como un contratiempo capaz de frustrar su salida a bolsa ha sido leído por parte de los inversores como un escenario especialmente propicio para el sector bancario, favorecido por la perspectiva de una próxima subida de los tipos de interés. La banca del Ibex cerró el mes de enero con un avance cercano al 9% (suma un 18% en dos meses), mientras que en el EuroStoxx el sector registró sus niveles más elevados en los últimos cuatro años.

El banco renuncia a salir a bolsa cuando el sector cotiza en Europa en máximos de cuatro años

Parece claro, por lo tanto, que si Ibercaja no ha percibido ahora el interés suficiente para sacar adelante sus planes de salir a bolsa no ha sido por el desapego de los inversores hacia el negocio bancario, sino por las dificultades para casar las aspiraciones de valoración de sus gestores con la realidad del mercado.

Tienen razones los directivos de Ibercaja para considerar que su modelo de negocio merece valoraciones superiores a las que pueda recibir Unicaja. La diversificación de sus ingresos, con una elevada proporción proveniente de las comisiones (gracias a la fortaleza de sus negocios de gestión de activos y seguros); su limitado perfil de riesgo, y sus elevados niveles de cobertura son fortalezas que, sin duda, merecerían el reconocimiento de los inversores. Pero, si alguno de estos puntos pueden asemejarse a los puntos fuertes de CaixaBank, al pretender acercarse a las valoraciones que hoy por hoy da el mercado a la entidad que preside José Ignacio Goirigolzarri, Ibercaja parece obviar las ventajas que hoy por hoy aporta la muy superior escala del banco de origen catalán.

Foto: Amado Franco (i), presidente de la Fundación Ibercaja, y Víctor Iglesias (d), CEO del banco. (EFE/Javier Belver)

Al fin y al cabo, una Ibercaja en bolsa no dejaría de ser (por muchas fortalezas que presente) una opción adicional de inversión en el sector bancario español, en el que no faltan alternativas, ni siquiera en el segmento de la banca regional, y solo el gancho de las valoraciones parece un reclamo suficiente para despertar el apetito inversor. Porque, además, Ibercaja no deja de ser un banco expuesto a las mismas dinámicas que han afectado al negocio en los últimos años, y su elevada dependencia del negocio hipotecario 'retail' (más del 60% de su cartera crediticia), con tipos especialmente bajos, supone un lastre significativo para su cuenta de resultados en el contexto actual.

El contrapunto, sin embargo, es que esa misma realidad le convierte en una entidad especialmente bien posicionada para beneficiarse de cualquier mejora de las perspectivas de los tipos de interés en la eurozona, por lo que cualquier avance en ese frente puede ser fundamental para que Ibercaja encuentre en los próximos meses una ventana más ancha para acometer el salto al parqué. En las manos de Christine Lagarde y sus compañeros del BCE parecen depositarse ahora, por lo tanto, gran parte de las opciones de que Ibercaja acabe convirtiéndose en otro banco cotizado.

Sin ayuda en ese frente, al banco que preside José Luis Aguirre se le agotan las alternativas para cumplir con las exigencias legales, que, en ausencia de una ampliación de los plazos, le obligan a reducir el peso de la fundación en su capital por debajo del 50% (desde el 88% actual) antes de que finalice 2022.

Más del 60% de la cartera de crédito de Ibercaja está compuesta por hipotecas

La entidad con sede en Zaragoza puede aspirar a negociar con el Gobierno una nueva ampliación de este plazo, como ocurrió durante la pandemia. Pero, si entonces las circunstancias justificaban de forma indiscutible esa decisión, ahora las razones resultarían mucho menos obvias para seguir posponiendo un paso que se planteó como necesario hace ya alrededor de una década.

Sin esta baza, a Ibercaja solo le quedaría la alternativa, tantas veces rechazada, de buscar una fusión a contrarreloj con algún rival o la de dar entrada en el capital a un socio institucional, que asumiera el 38% de las acciones de las que la fundación necesita desprenderse. Otra posibilidad, la de traspasar el negocio de seguros y repartir un dividendo extraordinario para que la fundación pueda dotar un fondo de reserva por valor 300 millones de euros, parece a día de hoy vedada por la oposición del Banco de España.

Ningún camino parece sencillo, pues, para el banco si quiere soslayar la senda de la salida a bolsa. Ahora, a sus gestores no les ha parecido una opción interesante. Solo Lagarde parece tener en su mano la palanca para hacer de esta una vía más cómoda para Ibercaja. Pero el riesgo de volver a quedar esperando un momento ideal que nunca llega no es ni mucho menos reducido.

Ibercaja ha vuelto a posponer su salida a bolsa. Cuando más cerca parecía de consumarse una historia tantas veces planteada, los gestores del banco aragonés han decidido dar un paso atrás y esperar un momento más propicio para abordar su estreno en los parqués.

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