La futura subida de tipos no frena la demanda por los bonos: 60.000 M en la emisión a 30 años

El Tesoro Público ha vuelto a probar el apetito del mercado con una nueva emisión de largo plazo en un escenario de repunte de rentabilidades de la deuda (y caídas de precio) debido a la futura subida de tipos por parte del Banco Central Europeo para combatir la inflación. No obstante, el interés suscitado ha sido elevado. Tanto, que, según ha anunciado el Ministerio de Asuntos Económicos en una nota de prensa, ha registrado la mayor demanda y participación de inversores extranjeros (un 94%) de la historia.

El lanzamiento este miércoles supone la segunda emisión sindicada del año (a 30 años) y ha registrado una demanda de 60.143 millones de euros. Se trata de tres veces más que el último bono a 30 años, emitido el 20 de febrero de 2020. La colocación era de 6.000 millones de euros, que se ha incrementado en 1.000 millones tras la gran acogida.

El Tesoro ha completado el 21,3% de su programa de financiación a medio y largo plazo y deja atrás las dudas que imperan en los mercados

La nueva referencia a 30 años se ha emitido con un cupón del 1,90% y una rentabilidad del 1,903%. Con la transacción, el Tesoro ha completado el 21,3% de su programa de financiación a medio y largo plazo y deja atrás las dudas que imperan en los mercados de renta fija.

Todo tras unos días en los que se han vivido un fuerte repunte de rentabilidades debido al cambio de discurso por parte del BCE y las expectativas de que se produzca una normalización monetaria, pese a que el volumen fue superior al de las emisiones realizadas anteriormente a este plazo. Esta subida de rentabilidades ha provocado que la del bono a 10 años haya escalado hasta el 1,1%, su nivel más alto desde comienzos de 2019.

Este repunte de rentabilidades ha provocado que España acelere su estrategia de financiación para obtener unos costes más bajos de los que habrá a corto y medio plazo dentro de sus programas de emisión de este año. ¿El objetivo? Además de los precios más bajos, pretende alargar la vida media de la deuda, que bate los ocho años.

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Según datos del mercado, en la apertura de esta emisión sindicada –en la que los bancos colocan directamente la deuda entre los inversores–, la demanda alcanzó los 26.000 millones de euros, un volumen que ha ido aumentando hasta esos 54.000 millones, lo que ha permitido reducir el precio de la emisión hasta los 10 puntos básicos sobre la referencia española a 30 años, dos menos que en la apertura de los libros.

El Tesoro había dado mandato a varias entidades para colocar la deuda entre los inversores como eran BBVA, BNP Paribas, Citi, Crédit Agricole CIB, Deutsche Bank y el Banco Santander.

La subasta de hoy es la segunda sindicada que celebra el Tesoro en el año. La primera fue el pasado 11 de enero, y en ella se colocaron 10.000 millones de euros en un nuevo bono a 10 años, con un cupón del 0,70%, y una rentabilidad del 0,753%. La demanda, en aquella ocasión, fue de 63.473 millones de euros.

La última vez que España celebró una subasta sindicada a 30 años fue en febrero de 2020, cuando vendió 5.000 millones de euros y el tipo de interés fue el más bajo de una sindicación a este plazo, el 1,071%, según aseguró el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital.