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Ajuste a la pensión de los 'boomers': el ejercicio de realismo del ministro Escrivá
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Ajuste a la pensión de los 'boomers': el ejercicio de realismo del ministro Escrivá

Las declaraciones de Escrivá ponen sobre la mesa la necesidad de adoptar medidas difíciles para ofrecer una solución completa al problema de las pensiones en España

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A nadie que haya seguido de cerca el debate sobre el problema de las pensiones en España le puede sorprender el anuncio realizado este jueves por el ministro José Luis Escrivá. Hace tiempo que la sostenibilidad de las pensiones se viene revelando como uno de los grandes desafíos a los que se enfrenta la economía española. Los persistentes déficits de la Seguridad Social representan ya una dolorosa evidencia de un desequilibrio que inevitablemente irá a más en los próximos años, cuando está previsto que llegue a la edad de jubilación la generación del 'baby boom', que supondrá un notable incremento de jubilados y con derechos a pensiones más elevadas que sus predecesores.

Ante esta perspectiva, la advertencia de Escrivá de que los 'baby boomers' tendrán que asumir un ajuste en sus pensiones solo puede entenderse como un ejercicio de realismo aritmético: la evolución demográfica del país hace cada vez más difícil cuadrar los números. Si actualmente existen casi cuatro personas en edad de trabajar por cada una mayor de 66 años, las proyecciones apuntan a que esa ratio se estrechará a dos por cada uno durante las tres próximas décadas.

Y sin embargo, el comentario del ministro español representa una anomalía en un escenario político en el que, con frecuencia se ha tendido a soslayar el problema para evitar los costes políticos que conllevaría una medida como un recorte de las pensiones. No es de sorprender que el propio Escrivá maquillara sus palabras indicando que cualquier ajuste será "bastante moderado".

Sin un ajuste del sistema a las tendencias demográficas, los desequilibrios seguirán al alza

Al fin y al cabo, el Gobierno del que forma parte ha renegado de la anterior reforma de las pensiones, aprobada por el PP -que en la práctica también acabó apostatando de algunas de sus propias medidas- para garantizar a los pensionistas el poder adquisitivo de sus pagos conforme al IPC y desactivando cualquier medida de ajuste automático que pudiera convertirse, de facto, en un recorte de los mismos.

Frente a esta opción, desde el Ministerio de la Seguridad Social se ha insistido con frecuencia en la posibilidad de evitar estas medidas más controvertidas, sustituyéndolas por otras igualmente efectivas para asegurar la sostenibilidad del sistema, con especial insistencia en la necesidad de lograr una aproximación de la edad efectiva de jubilación a la legal. Y sobre estos principios se ha articulado la reforma recientemente pactada con los agentes sociales.

Pero como ya señalaban los expertos de la Comisión Europea en su evaluación del plan de reformas planteado por España en el marco del programa Next Generation, las medidas planteadas por el Gobierno en su reforma de las pensiones solo servirán para compensar parcialmente los desequilibrios, dejando una solución definitiva del problema a la eficacia de las medidas para impulsar el mercado de trabajo o, en su defecto, a un incremento de los ingresos (mayores impuestos) o a un recorte de los gastos. Y esa última palanca es la que Escrivá ha querido reactivar con el aviso de este jueves, en lo que viene a suponer un avance de sus planes para el mecanismo de equidad intergeneracional que el Gobierno pretende introducir en el sistema a partir de 2027, pero que está pendiente de negociación con los agentes sociales.

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Y es ahí donde se puede ver la parte más discutible del anuncio de Escrivá, que ha venido a dar por hecho lo que deberá ser objeto de debate en los próximos meses, apenas unas horas antes de la firma de la reforma pactada recientemente, en el que se prefirió dejar para más adelante esta cuestión, probablemente por la mayor dificultad para el acuerdo . Y lo ha hecho con una justificación (la de que los nacidos entre finales de los 50 y principios de los 70 tendrán que asumir un esfuerzo por el mero hecho de ser más) cuya justicia puede resultar ciertamente discutible.

Se puede, en cualquier caso, valorar positivamente el ejercicio de realismo asumido por el ministro a la hora de plantear el problema tanto tiempo enquistado de las pensiones. Aunque el anuncio realizado este jueves pueda precisar de ajustes, el planteamiento de que el equilibrio del sistema puede precisar de medidas dolorosas, incluidos posibles recortes de costes, debe mantenerse inevitablemente sobre la mesa, si no se quiere seguir dando patadas hacia adelante a un problema que puede acabar volviéndose insostenible por el mero efecto de la realidad demográfica. Cuanto más se tarde en afrontar ese desafío más difícil será encontrar la manera de hacerlo de forma justa.

A nadie que haya seguido de cerca el debate sobre el problema de las pensiones en España le puede sorprender el anuncio realizado este jueves por el ministro José Luis Escrivá. Hace tiempo que la sostenibilidad de las pensiones se viene revelando como uno de los grandes desafíos a los que se enfrenta la economía española. Los persistentes déficits de la Seguridad Social representan ya una dolorosa evidencia de un desequilibrio que inevitablemente irá a más en los próximos años, cuando está previsto que llegue a la edad de jubilación la generación del 'baby boom', que supondrá un notable incremento de jubilados y con derechos a pensiones más elevadas que sus predecesores.

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