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BBVA acelera su transformación: la ventaja de moverse con las alforjas llenas
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BBVA acelera su transformación: la ventaja de moverse con las alforjas llenas

El cierre de una de cada cuatro oficinas en España supone un paso decidido en el proyecto para afianzar el banco como una de las entidades más avanzadas en la transformación digital

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Con los datos en la mano, parece difícil convencer a los directivos de BBVA de que la ruptura con Sabadell fue un paso en falso. Desde entonces, la entidad que preside Carlos Torres Vila ha visto crecer el valor de sus acciones más de un 22%, alcanzando sus niveles más elevados en el último año.

Sin duda, esta mejora ha estado facilitada por un entorno mucho más propicio para el sector, a medida que los inversores atisban un escenario de recuperación económica que vendría acompañado de cierto repunte de los tipos. Pero los retornos obtenidos por BBVA en ese contexto han mejorado con mucho los de la mayoría de sus competidores —solo Bankinter los supera en España—, rebasando en nueve puntos porcentuales los resultados del sector en la eurozona. Un logro que ha venido acompañado de una sustancial mejora de la visión que mantienen sobre el banco los analistas, que han elevado las recomendaciones de compra sobre sus acciones a las cotas más altas desde el verano de 2018.

La integración con Sabadell había sido planteada, desde que se hicieron públicos los planes de fusión de CaixaBank y Bankia, como una opción casi inexcusable para BBVA. La actual desventaja en tamaño frente a sus principales competidores y las probables sinergias de costes que se obtendrían del proceso parecían suficientes alicientes para llevar a cabo el movimiento. Y de hecho, desde el mismo momento en que se cancelaron, han sido constantes las especulaciones sobre una próxima reactivación de las negociaciones, a pesar de los repetidos intentos por ambas partes de dar carpetazo a aquel proyecto.

La cotización suma un 22% desde la ruptura con Sabadell, nueve puntos más que el sector

Pero BBVA parece dispuesto a señalar al mercado que su idea de seguir avanzando en solitario es mucho más que una mera estrategia de negociación. La reciente venta de su negocio en Estados Unidos ha dado al banco un margen de actuación que no ha tardado en emplear en medidas llamadas a reforzar su atractivo ante los inversores. Primero, el banco puso sobre la mesa un ambicioso programa de recompra de acciones y ahora empieza a perfilar un contundente plan de ajustes tendente a consolidar el BBVA como una de las entidades europeas más avanzadas en la transición hacia la nueva economía digital.

De una tacada, el banco de Torres Vila planea recortar unos 3.000 empleos en España (más del 10% del total) y echar el cierre de hasta 600 sucursales, casi una de cada cuatro de las que mantiene en el país. Es decir, en un año, la entidad reduciría los puestos de trabajo en una cantidad superior a la de los cuatro últimos años juntos y cerraría tantas oficinas como en los últimos tres. La capacidad para asumir los notables costes de reestructuración que conllevaría este movimiento permite al banco acelerar ajustes que en otras circunstancias podrían haberse dilatado a lo largo de los años.

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Y en el mercado no se descarta que el movimiento pueda ir más allá. En Alantra, sostienen que BBVA podría recortar hasta un 15% su base de costes de su negocio en España y el centro corporativo, lo que supondría ahorros anuales de entre 271 y 406 millones de euros después de impuestos. Para ello, además de los ajustes de personal y la reducción de la red, la firma de análisis sugiere que podrían aplicarse recortes en áreas como el gasto en IT y las funciones de soporte, así como recomprar las oficinas que actualmente mantiene bajo un contrato de arrendamiento con Merlin y por las que paga unos 79 millones de euros anuales.

Un plan de este tipo tendría un coste nada desdeñable, de hasta 1.600 millones de euros, según los cálculos de la firma, pero sus beneficios serían igualmente de calado. "En nuestras estimaciones, este plan reduciría la ratio de costes sobre ingresos en la división española desde cerca del 55% en 2020 al 46-49%, y aumentaría el beneficio por acción entre un 8 y un 12%", señalan en Alantra. En un mercado llamado a sufrir en 2021 un nuevo descenso en los márgenes de interés, estos números ofrecerían una visión mucho más alentadora para los inversores.

El banco asumirá en un año un ajuste superior al de los últimos tres ejercicios

Además, los esfuerzos realizados en este ajuste no supondrían, ni mucho menos, el agotamiento del exceso de capital al que aspira el banco una vez se cierre la venta de su negocio estadounidense. Y eso dejaría abierta la puerta a seguir premiando a sus inversores a través de recompras adicionales de acciones (que podrían llegar incluso a alcanzar el 20% del capital, alrededor del doble de lo ya comprometido) y dividendos al alza.

Obviamente, nada de esto puede ser visto como una solución duradera al que ha sido el gran problema de BBVA —como del resto del sector— a lo largo de los últimos años: la dificultad de generar un crecimiento rentable de sus cifras de negocio. Pero la solución a esto podría estar más próxima de lo que parece, sin la necesidad de recurrir a grandes operaciones corporativas. En un informe reciente, los analistas de Deutsche Bank pronosticaban que el margen de interés del grupo crecerá a una tasa anual de en torno al 3% hasta 2023, mientras que el beneficio neto lo hará a ritmos del 9%. "Creemos que BBVA seguirá ofreciendo una rentabilidad superior a la media del sector a pesar del entorno más duro, gracias a un sólido posicionamiento en el mercado y un fuerte conocimiento de marca, que permiten menores costes de financiación y mejores márgenes que sus pares", señalaba el banco germano.

Para BBVA, el camino por delante no deja de resultar desafiante y aún tiene cuestiones relevantes a las que dar respuesta, como el elevado peso de los mercados emergentes en el conjunto de su negocio. Pero después de mucho tiempo de dudas, los analistas comienzan a apreciar una imagen algo más alentadora del futuro del banco. Después de todo, quizá más que una fusión lo que precisaba BBVA para reconectar con el mercado era el margen suficiente para relanzar su proyecto de transformación. La venta de Estados Unidos le ha dado una ocasión ideal y Torres Vila y su equipo parecen dispuestos a no dejarla pasar.

Con los datos en la mano, parece difícil convencer a los directivos de BBVA de que la ruptura con Sabadell fue un paso en falso. Desde entonces, la entidad que preside Carlos Torres Vila ha visto crecer el valor de sus acciones más de un 22%, alcanzando sus niveles más elevados en el último año.

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