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La banca pausa la apuesta por la gestión discrecional para vender fondos de renta fija
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CON LA SUBIDA DE TIPOS Y LAS PÉRDIDAS DE 2022

La banca pausa la apuesta por la gestión discrecional para vender fondos de renta fija

Los flujos han sido negativos en los dos últimos trimestres hacia las carteras de gestión discrecional. Los bancos apuestan por colocar productos de bonos

Foto: Oficina de CaixaBank. (EFE/Manuel Bruque)
Oficina de CaixaBank. (EFE/Manuel Bruque)
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Los bancos se han tomado un respiro en la estrategia de comercializar carteras de gestión discrecional para centrarse en su ofensiva de vender fondos de renta fija. La demanda de los ahorradores más conservadores por obtener rentabilidad ha llevado a los bancos a colocar de forma masiva fondos de deuda sobre los que ya ha advertido la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), en vez de remunerar los depósitos.

Las carteras de gestión discrecional son contratos a través de los que el cliente delega la gestión de su inversión, que va a un portafolio de fondos prefabricado por el banco. Hay varios perfiles de riesgo y al cliente se le asigna uno en función de un test de idoneidad. Para los bancos, esto les permite cumplir con la normativa, al mismo tiempo que colocan de forma masiva sus fondos, que pesan más del 60% de estas carteras, y cobran dos veces: la comisión explícita por el contrato y la implícita de sus fondos en cartera.

Foto: El presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Rodrigo Buenaventura (d).  (EFE/Juanjo Martín)

Esta modalidad, aplaudida en su momento por la CNMV tras el lanzamiento de la normativa MiFID II y el intento de reducir las retrocesiones —parte de la comisión que se queda el distribuidor—, ha servido a los grandes bancos, en especial CaixaBank, BBVA o KutxaBank, para tener más estabilidad con las comisiones y evitar salidas masivas de dinero en momentos de crisis en los mercados, como ocurrió en 2022.

Sin embargo, ha habido un giro de estrategia en los dos últimos trimestres, especialmente entre octubre y diciembre, según se ve en las estadísticas publicadas esta semana por la patronal de fondos, Inverco. Fuentes financieras apuntan a que en el inicio de año ha continuado la tendencia, ante la demanda de rentabilidad asegurada por la subida de tipos de interés por parte del ahorro conservador.

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Los bancos han respondido a esta demanda con el lanzamiento masivo de fondos de rentabilidad objetivo y de deuda a vencimiento, con estrategias de comprar y vender. Productos sobre los que la CNMV quiere más transparencia, como por ejemplo que los bancos adviertan del impacto de la inflación, el riesgo de pérdidas por movimientos de los tipos de interés y ofrecer la tasa anual equivalente (TAE) estimada. En algunos bancos que no han entrado en esta ofensiva comercial, o han optado por garantizados, hay cierto malestar con los competidores que protagonizan el lanzamiento de 73 fondos en el último año, con 23.000 millones captados.

Esta ofensiva ha dejado aparcada la estrategia de comercializar carteras de gestión discrecional, algo que inició CaixaBank hace cinco años y ha seguido el resto. Banco Santander, por ejemplo, tiene como uno de sus objetivos priorizar este formato ante la remodelación que ha hecho de su gestora, un año después de contratar en BlackRock a la nueva CEO.

En el cuarto trimestre, las entidades españolas registraron flujos de salidas netas de 820 millones en las carteras de gestión discrecional, según Inverco, y el patrimonio total se situó en 104.412 millones. En el trimestre anterior, el resultado neto había sido de reembolsos de 421 millones. En los tres últimos meses del año pasado, el patrimonio de estas carteras se incrementó en 2.688 millones o un 2,6%, por el efecto mercado.

Foto: Goirigolzarri y Gortázar, en la presentación del plan estratégico. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Los flujos negativos contrastan con el resultado comercial en fondos. Entre octubre y diciembre, según los mismos datos de Inverco, los fondos españoles registraron entradas de 1.175 millones por inversión directa a través de comercialización y otros 2.841 millones bajo asesoramiento.

De hecho, solo en enero, CaixaBank y Kutxabank, los dos bancos más agresivos al colocar fondos de rentabilidad objetivo y deuda a vencimiento, captaron casi 2.000 millones. Estos productos tienen comisiones de entre el 0,1% y el 0,6% anual, con el compromiso del inversor de permanecer entre dos y seis años —hay comisiones de reembolso por salir antes—. Una vez que se construye la cartera, hay gestión pasiva hasta esperar al vencimiento. Por ello, estos fondos incrementan los ingresos por comisiones de los bancos. Mientras que las entidades rehúyen remunerar los depósitos en un momento en que no necesitan liquidez y ven un descenso de la demanda de crédito. Además, esto supondría un coste por el pasivo que iría contra el margen.

Los bancos se han tomado un respiro en la estrategia de comercializar carteras de gestión discrecional para centrarse en su ofensiva de vender fondos de renta fija. La demanda de los ahorradores más conservadores por obtener rentabilidad ha llevado a los bancos a colocar de forma masiva fondos de deuda sobre los que ya ha advertido la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), en vez de remunerar los depósitos.

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