Meliá gana a CaixaBank en el Supremo el pleito por la salida a bolsa de Bankia

Uno de los litigios históricos por la salida a bolsa de Bankia llega a su fin. El Supremo ha dado la razón a Meliá en su reclamación por la compra de acciones en el tramo institucional en la oferta pública de suscripción (OPS), a través del cual el grupo hotelero invirtió un millón de euros.

La compañía de la familia Escarrer suscribió en julio de 2011 una orden de compra de acciones de Bankia por importe de 999.997,5 euros. Cinco años después, en 2016, Meliá interpuso una demanda siguiendo los mismos argumentos que los inversores particulares, por vicio de consentimiento. Esto es, por considerar que la información pública de Bankia no era fiel a la realidad del banco, viciando la decisión de invertir.

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Durante años, los inversores particulares han ganado estas demandas, pero no los institucionales. La demanda de Meliá fue desestimada en primera instancia, y en la Audiencia Provincial también obtuvo otra derrota. La sentencia consideró que, por su condición de inversor institucional, Meliá tuvo oportunidad real de conocer la situación económica de Bankia más allá de la información contenida en el folleto de la emisión.

Sin embargo, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) cambió la dinámica de estos procesos en 2021, cuando amparó que los institucionales puedan reclamar a Bankia, ahora CaixaBank, después de una pregunta del Supremo, que hasta ese momento solo había reconocido la posibilidad de indemnizar a los inversores minoristas y no había establecido una doctrina para los profesionales. El alto tribunal europeo consideró que la acción de responsabilidad del emisor por la veracidad de la información del folleto ampara a minoristas e institucionales.

Durante el año pasado, se han sucedido las sentencias del Supremo en favor de institucionales que habían pleiteado contra el banco. La clave, según el Supremo, siguiendo el dictamen del TJUE, es "si el inversor institucional en cuestión dispuso o pudo disponer de una información distinta de la contenida en el folleto".

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En el caso de Meliá, el Supremo dice que, pese a lo que dijera la sentencia recurrida, que sea "un potente grupo hotelero o tenga gran experiencia en inversiones turísticas, no determina por sí mismo que tuviera acceso a una información sobre el patrimonio de Bankia diferente a la que se publicaba en el folleto". Asimismo, no consta probado que hubiera podido acceder a fuentes de información adicionales, o que hubiera podido tener información más allá del folleto por sus relaciones con el banco.

De esta forma, el Supremo condena a CaixaBank, banco en el que se integró Bankia y que hereda sus pleitos, a restituir las prestaciones de la inversión inicial de Meliá, ya que declara nula la adquisición de las acciones. Se trata de una inversión de 999.997,5 euros, pero la compensación superará claramente el millón de euros por los intereses, que rozan el 30% de la inversión, según fuentes financieras.

La compensación superará el millón de euros por los intereses, que rozan el 30% de la inversión

Meliá había acudido al Supremo mucho antes del fallo del TJUE, en un recurso llevado por Pablo Franquet, socio de Fieldfisher Jausas, cuando la tendencia era que los institucionales perdieran estos casos por la salida a bolsa de Bankia en instancias inferiores. El grupo hotelero presentó su recurso de casación en 2019, como otros institucionales. El Supremo elevó la consulta al TJUE cuando le llegaron casos de profesionales, y los que han aguantado en el proceso están obteniendo premio de forma generalizada. Durante el año pasado, hubo diversos fallos, en general dando la razón a los inversores, como sucedió con Unión Mutua Asistencial de Seguros (UMAS), Samca, Avintia Proyectos y Construcciones, Disa Corporación Petrolífera, Arc de Triomf, Seguridad Integral Canaria o Reciclaje de Hierros y Metales El Chapas, entre otros. Aunque no es así en todos los casos. Por ejemplo, la empresa canaria Lopesán Touristik vio cómo el Supremo rechazó su recurso, de un millón de euros, dado que Bankia era accionista de la empresa y se consideró que esta tenía acceso a información sobre el estado de la entidad financiera.

CaixaBank tiene provisionados estos litigios, con lo que no hay un impacto en los resultados con fallos que, poco a poco, cierran una etapa de más de una década desde la salida a bolsa, con el toque de campana protagonizado por el entonces presidente del banco, Rodrigo Rato. Un año después, en 2012, con José Ignacio Goirigolzarri como presidente, se reformularon las cuentas de 2011, pasando de un beneficio de 309 millones a pérdidas de 2.979 millones. La propia Bankia decidió abrir una ventana para devolver la inversión a los minoristas.