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¿Por qué este verano suben las bolsas y los bonos a la vez?
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LA CLAVE ESTÁ EN EL BCE

¿Por qué este verano suben las bolsas y los bonos a la vez?

En momentos de incertidumbre, la bolsa y la deuda suelen moverse (en precio) de forma inversa. Sin embargo, en plena pandemia, el mercado pide deuda y bolsa a la vez. ¿Por qué?

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Agosto suele ser un mes raro para los mercados. Con gran parte de los inversores, brókeres y otros operarios de vacaciones (además de un flujo de noticias más estrecho), el volumen de las operaciones decae, ampliando el impacto de cualquier movimiento en las bolsas, bonos u otros activos del panorama inversor. Es por eso que agosto se suele caracterizar por la alta volatilidad, como demuestran, por ejemplo, los veranos de 2018 y 2019 en plena guerra comercial.

Este año, con todo, los mercados están más tranquilos, pero, en plena pandemia, muestran algunos rasgos que, a primera vista, pueden ser contradictorios. Por un lado, las bolsas suben con fuerza, con algunos índices recuperando los máximos históricos. Pero, por el otro, los bonos soberanos de referencia siguen deprimiendo sus tipos de interés. Teniendo en cuenta que la rentabilidad de la deuda se mueve siempre de forma inversa al precio, la caída de los tipos refleja un aumento de los precios y, por ende, es señal de una demanda sólida, al menos en términos relativos.

Desde el arranque de julio hasta ahora, la rentabilidad del bono soberano alemán (de referencia en Europa) se ha dejado 20 décimas, hasta un nivel del -0,45%. Por su parte, el índice de referencia de las bolsas en Europa, el Eurostoxx 50, no solo ha recuperado los niveles prepandemia, sino que está rompiendo a diario máximos desde 2008.

Foto: (Reuters)

En un entorno de incertidumbre por el lastre de nuevas variantes de coronavirus o la amenaza de la inflación, resulta llamativo que el mercado se posicione tanto en activos de alto y bajo riesgo. ¿A qué se debe esta paradoja?

Desde el equipo de renta fija de la gestora británica Schroders, explican que las correlaciones entre los bonos y las acciones cambian con el tiempo. "Ciertamente, en periodos de incertidumbre tienden a moverse de forma inversa, pero estos episodios suelen estar impulsados por el estatus de activo refugio de los bonos soberanos y se producen en periodos en los que los inversores están preocupados por la recesión", matizan en la entidad. Sin embargo, en Schroders opinan que este no está siendo el caso actualmente.

"Sí, las perspectivas son inciertas, pero la apertura de las economías a medida que se levantan las restricciones por el covid está desatando una fuerte demanda reprimida de bienes y servicios en toda Europa", subrayan desde la entidad. En este contexto, el Banco Central Europeo (BCE) continúa impulsando su política de apoyo monetario, con una compra de bonos sin precedentes, presionando a la baja los tipos de interés de la renta fija.

"El objetivo de inflación más simétrico del BCE es lo que el mercado ha interpretado como una señal de relajación"

"En la revisión de la estrategia del BCE se adoptó un objetivo de inflación más simétrico, lo que el mercado ha interpretado como una señal de relajación", subrayan. "Estos tipos bajos también deberían favorecer a las empresas europeas". No en vano, cuando los tipos de interés están bajos, los costes de financiación también caen, lo que beneficia a las compañías.

También Raimund Saxinger, gestor de fondos sénior de la gestora francesa Oddo BHF, reconoce que es cierto que las acciones y los bonos "han tendido a reaccionar de forma inversa en los últimos años en tiempos de mayor incertidumbre, especialmente cuando hay un 'shock' de carácter externo". Sin embargo, el experto considera que "es cuestionable que actualmente haya ahora una mayor incertidumbre".

De nuevo, el apoyo del BCE es crítico. "Los mercados consideran que es prácticamente seguro que la política monetaria y fiscal seguirá siendo favorable y proporcionará una amplia liquidez a los mercados", zanja Saxinger. "Lo que realmente nos devuelve a la situación de los años ochenta y noventa, donde el apoyo monetario y el compromiso de bajar los tipos de interés (o en términos actuales: mantenerlos bajos) proporcionaban una señal de apoyo tanto a los bonos como a la renta variable".

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Asimismo, el financiero defiende que no hay movimiento inverso debido a la ausencia de una crisis de carácter exógeno. "Los bonos se benefician de factores técnicos (nuevas emisiones, posicionamiento), del compromiso de los bancos centrales y de la opinión de que las presiones inflacionistas deberían ser temporales... Esto último refuerza la esperanza de un apoyo monetario sostenido", detalla, al igual que hacen desde Schroders: "Esto, a su vez, proporciona un mayor apoyo a la valoración de la renta variable, ya que reduce la tasa de descuento de los beneficios futuros y, por tanto, su valor actual".

En un mercado como el de agosto, en que el volumen de operaciones de los inversores privados es aún menor, la intervención de la política monetaria se nota aún más en las cotizaciones de la deuda. La semana pasada, el BCE aumentó en un 54% el ritmo de compras de deuda respecto a la semana anterior, dentro de su programa de emergencia contra la pandemia, hasta los 16.430 millones de euros. La compra de bonos dispara los precios y, por tanto, reduce los tipos —como justo está ocurriendo actualmente en el mercado—.

Agosto suele ser un mes raro para los mercados. Con gran parte de los inversores, brókeres y otros operarios de vacaciones (además de un flujo de noticias más estrecho), el volumen de las operaciones decae, ampliando el impacto de cualquier movimiento en las bolsas, bonos u otros activos del panorama inversor. Es por eso que agosto se suele caracterizar por la alta volatilidad, como demuestran, por ejemplo, los veranos de 2018 y 2019 en plena guerra comercial.

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