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Crece el miedo de los inversores y reactiva la fiebre del oro
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el mercado se pone alcista en el metal precioso

Crece el miedo de los inversores y reactiva la fiebre del oro

Soplan vientos de cola para un activo que, tras el fuerte rebote de la segunda mitad de 2018, logró salvarse del tsunami del mercado con un S&P 500 cayendo hasta un 20%

Foto: Monedas de oro. (Reuters)
Monedas de oro. (Reuters)

El oro acumula una subida superior al 10% desde septiembre. El precio del lingote ha pasado de los 1.175 dólares a situarse ligeramente por encima de los 1.300 dólares, y las caídas de las últimas sesiones —acarició los 1.320 dólares el miércoles— se han interpretado por el mercado más como una consolidación de niveles —como la que experimentó a mediados de noviembre— que como un agotamiento del 'rally'.

Siguen soplando vientos de cola para un activo que tras el fuerte rebote de la segunda mitad de 2018 logró salvarse del tsunami del mercado con un S&P 500 cayendo hasta un 20% desde sus máximos de octubre.

Son varios los factores que están apoyando la llegada de un posible cambio de ciclo para el oro, que se ha mantenido entre los 1.100 dólares y los 1.200 los últimos cinco años, tras tocar máximos históricos por encima de los 1.800 dólares en plena crisis de deuda de 2010.

placeholder Evolución del precio del oro en 2018. (Bloomberg)
Evolución del precio del oro en 2018. (Bloomberg)

El primero y más importante es su condición de refugio. Por un lado, la amenaza de una desaceleración económica es prácticamente una realidad. Flojos datos económicos acompañados de una rebaja de las previsiones de crecimiento del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de la Comisión Europea, aparte de numerosos análisis de diversas firmas y expertos, han encendido las alarmas de los inversores.

Las salidas de capitales de los activos de mayor riesgo, como pueda ser la renta variable, han ido a parar a aquellos que tradicionalmente han actuado como protección. Prueba de ello es la evolución de la rentabilidad del Bund, que desde octubre se ha desplomado más de un 80%, desde el 0,57% al 0,1%. Lo mismo ocurre con el bono japonés a 10 años, cuya rentabilidad ha pasado del 0,15% a ofrecer intereses negativos, lo que supone que los inversores están dispuestos, incluso, a que les cueste tener su dinero a salvo.

Foto: Fábrica en China (Reuters)

A esto hay que sumar también la posibilidad de que la Reserva Federal no suba los tipos de interés tan rápido como se esperaba. De hecho, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha roto con la tradicional independencia entre la Casa Blanca y el regulador monetario. Tras semanas de ataques, en que ha llegado a afirmar que “el único problema de la economía de EEUU es el banco central”, el lunes pasado se reunió con Jerome Powell. Aunque este ha afirmado que la Fed busca apoyar al máximo la creación de empleos y la estabilidad de los precios, y que basará sus decisiones únicamente "tras un análisis prudente, objetivo y apolítico", el mercado lo ha interpretado como una claudicación.

Repunte de la inflación

Eso, en un contexto en el que la inflación parece controlada, pero en el que ya han surgido las primeras voces alertando sobre el riesgo latente que hay de un repunte mayor al esperado de los precios al consumo.

“Después de años de represión financiera y tipos al cero, parece que se ha metido en la cabeza de los inversores que ya no va a haber inflación”, explicaba en una entrevista con Cotizalia Pablo Cano, director de inversiones de la gestora NAO Sustainable AM.

Esto alimentado, además, por el efecto Amazon, como lo llaman los bancos centrales, que hace pensar en un escenario claramente deflacionista marcado por la tecnología, eficiencia y un comercio 'retail' cada vez más barato. “Pero las empresas, sobre todo en EEUU, Canadá, Alemania y algún país rico del norte de Europa, están teniendo dificultades para contratar, y siempre que ha ocurrido eso han subido los salarios disparando la inflación”, defiende el experto.

En este sentido, el oro también ha sido el activo preferido por los inversores en los periodos en que aumenta la inflación y deteriora el valor de los activos financieros. Esto es así por tratarse de un activo físico y limitado.

Aumento de la demanda de oro físico

También el aumento de la demanda está presionando el oro al alza. Se trata de la demanda en los principales compradores del mundo, China e India, en tanto que comienza la temporada de bodas y repunta la venta de joyería.

placeholder Novias en la India con los ornamentos clásicos. (Reuters)
Novias en la India con los ornamentos clásicos. (Reuters)

A esto hay que sumar también las compras llevadas a cabo por los ETF, que habían estado vendiendo hasta el tercer trimestre de 2018 y han vuelto a comprar, y las de los bancos centrales, especialmente de China, Rusia e India.

De hecho, el gigante asiático lleva dos meses haciendo acopio del metal precioso tras dos años de inacción. Concretamente, el Banco Popular de China elevó sus inventarios hasta los 59,94 millones de onzas, unas 1.864 toneladas métricas en enero, frente a los 59,56 millones del mes anterior, según consta en la página web del propio organismo. La última vez que Pekín compró oro fue en octubre de 2016, con lo que este movimiento ha sido interpretado como una señal inequívoca de que algo se está cociendo.

placeholder Evolución de las compras de oro. (Banco Popular de China)
Evolución de las compras de oro. (Banco Popular de China)

Eso solo en China, pero, en su conjunto, los bancos centrales están comprando oro al mayor ritmo desde el final de la II Guerra Mundial por la preocupación sobre las tensiones geopolíticas, la fortaleza del dólar y el miedo ante el elevado endeudamiento mundial. De hecho, la deuda global se acerca a los 250.000 millones de dólares, lo que representa el 318% del PIB mundial, incluyendo los 63.000 millones de dólares prestados por los bancos centrales.

“Más allá de la amenaza inflacionista, es destacable que, por primera vez desde el final de Bretton Woods y, de hecho, desde el final de la II Guerra Mundial, las compras de los bancos centrales de oro suben a este ritmo”, ha asegurado la firma Bernstein en una nota a sus clientes.

No obstante, al tiempo que crece la demanda, “la oferta se mantiene plana”, continúan los analistas. “Y como ocurre con cualquier otra 'commodity', una demanda sólida y una oferta débil implican una apreciación del precio”, concluye.

Busquen exposición al oro como cobertura natural contra el riesgo geopolítico y la inflación

Por su parte, Indosuez está recomendando a sus clientes que “busquen exposición al oro como cobertura natural contra el riesgo geopolítico y la inflación”.

Y es que todos estos factores están provocando que el mercado vuelva a ver el oro con buenos ojos. De hecho, según el consenso de Bloomberg, el 50% está ya alcista y el 33% neutral, mientras que solo un 16% se mantiene bajista respecto al activo.

Por ello, han comenzado las revisiones de los pronósticos de las principales casas de análisis. El precio objetivo medio sitúa la onza en los 1.348 dólares a final de año, con Commerzbank posicionado como el más alcista, con un pronóstico de 1.500 dólares para diciembre de 2019.

El oro acumula una subida superior al 10% desde septiembre. El precio del lingote ha pasado de los 1.175 dólares a situarse ligeramente por encima de los 1.300 dólares, y las caídas de las últimas sesiones —acarició los 1.320 dólares el miércoles— se han interpretado por el mercado más como una consolidación de niveles —como la que experimentó a mediados de noviembre— que como un agotamiento del 'rally'.

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