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El ahorro y la inversión en España versus Europa: poco y mal
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El ahorro y la inversión en España versus Europa: poco y mal

El ahorro de nuestros hogares se sitúa en el vagón de cola de la zona euro, alcanzando una tasa inferior al 5%, menos de la mitad que la media del conjunto de países que utilizan la divisa común

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La concentración del ahorro en la adquisición de vivienda, la generosidad del sistema de pensiones, la bancarización de la distribución comercial de los productos financieros y la falta de cultura financiera han contribuido a que históricamente en España se ahorre poco y mal.

“En nuestro país, somos de comprar vivienda, y eso detrae recursos financieros”, apunta José Luis Manrique, director de Estudios del Observatorio Inverco, y “con lo poco que queda, añade, se opta por no asumir riesgos, dejando el ahorro en depósitos, que antes ofrecían una elevada rentabilidad, y en cuenta corriente”.

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España, un país de preeminencia bancaria

Por otra parte, “estamos muy bancarizados”, añade Carlos García Ciriza, presidente de la Asociación de Empresas de Asesoramiento Financiero (Aseafi), y ello influye sobremanera en el tipo de activos que se comercializan. “El sistema ha estado basado en la distribución de los activos que el banco quería y no en el asesoramiento. Cuando comercializas no tienes que dar muchas explicaciones, y eso influye en la calidad de los activos que se distribuyen”, explica. Al respecto, añade Gustavo Trillo, director comercial de Bestinver que "los bancos empujan al ahorrador hacia productos de muy baja rentabilidad, lo que desincentiva el ahorro (depósitos, garantizados, etc.)"

Con estas mimbres, mirando la estadística de Eurostat, el ahorro de los hogares españoles se sitúa en el vagón de cola de la zona euro, alcanzando una tasa inferior al 5%, menos de la mitad que la media del conjunto de países que utilizan la divisa común. Su distribución por productos financieros demuestra esa falta de educación financiera, que sigue dejando la mayor parte del dinero sobrante en activos con nula rentabilidad, alejados de aquellos que están pensados para la jubilación.

El ahorro de los hogares españoles se sitúa en el vagón de cola de la zona euro, alcanzando una tasa inferior al 5%

De este modo, el 40% del ahorro doméstico sigue canalizándose a través de depósitos bancarios y cuentas corrientes, situándose en los 857.246 millones de euros a cierre del año pasado. Una cifra que no ha parado de crecer desde la última década, con un aumento acumulado del 20%. Su peso está por encima de la media europea, no muy distante al de Alemania y por debajo de Portugal.

Sin embargo, en los últimos años, al calor de la bajada de tipos de interés empieza a notarse cómo el ahorrador conservador se da cuenta de que si quiere sacar partido a sus inversiones debe asumir cierto riesgo, y se observa un trasvase desde la renta fija (bonos, letras del Tesoro y obligaciones) hacia activos con mayor rendimiento a largo plazo como la renta variable (acciones y fondos de inversión). Así, el dinero acumulado en estos activos sin riesgo, que no cubren siquiera la inflación, se ha reducido a la mitad, mientras que el de la renta variable, especialmente a través de fondos de inversión, se ha incrementado un 52%, hasta los 313.773 millones. Un incremento que es aplaudido por los expertos, pues históricamente las inversiones a largo plazo en acciones han demostrado ser más rentables.

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Debilidad en el ahorro para la jubilación

Donde se observa una mayor diferencia con nuestros vecinos europeos es en los vehículos destinados al ahorro para la jubilación, como seguros y planes de pensiones que, si bien es cierto que en los últimos diez años ha crecido un 34%, sobre el total, España también está a la cola. Ahorramos para la etapa dorada la mitad que la media europea, muy lejos de Reino Unido, Suecia, Francia o Alemania.

“No hay incentivos de ahorro para la jubilación por la alta generosidad del sistema de pensiones”, señala Manrique. En España, la tasa de reemplazo, que es el porcentaje del último sueldo que se calcula para la pensión, alcanza el 82% frente al 63% que de media tiene el conjunto de países de la OCDE. Un elevado porcentaje que tenderá a descender por el cambio de la pirámide poblacional, con una baja tasa de natalidad y una mayor longevidad y que se agravará en 2050, cuando comenzará a jubilarse la generación del baby boom, lo que a todas luces hace insostenible el sistema. “Los ciudadanos se dan cuenta de la evolución demográfica, pero no son conscientes de lo que se les viene encima”, advierten desde Inverco. No queda otra que activar un plan B, vía ahorro privado.

"No hay incentivos de ahorro para la jubilación por la alta generosidad del sistema de pensiones"

Precisamente, ante esta falta de concienciación, desde esta asociación se reclama al Gobierno la puesta en marcha de una iniciativa que ya se ha experimentado, y con éxito, en una decena de países europeos: el envío del sobre naranja, donde se informa a los ciudadanos de la cuantía de su futura pensión. Algo que, sin duda, serviría de acicate para potenciar el ahorro particular.

Otro de los elementos que marcan la diferencia es la semiobligatoriedad del ahorro para la jubilación en países como Reino Unido, donde la nómina de los trabajadores queda vinculada por defecto a un plan de pensiones y las empresas deben ofrecer planes de empleo a sus trabajadores, o Suecia, con su modelo de cuentas nocionales, donde se acumulan las cotizaciones de los trabajadores a lo largo de su vida laboral y se van revalorizando a partir de unos parámetros. Con estos estímulos no es de extrañar que el dinero en seguros y planes de pensiones en estos países sea el triple y el doble, respectivamente, que en España.

El Confidencial en colaboración con Bestinver, gestora independiente especializada en fondos de inversión y planes de pensiones, pone a disposición de sus lectores el espacio Ahorro e Inversión. Con 30 años de experiencia y 6.200 millones de euros de patrimonio bajo gestión, Bestinver trabaja con el objetivo de generar las mejores rentabilidades a largo plazo para sus inversores.

La concentración del ahorro en la adquisición de vivienda, la generosidad del sistema de pensiones, la bancarización de la distribución comercial de los productos financieros y la falta de cultura financiera han contribuido a que históricamente en España se ahorre poco y mal.

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