Es noticia
La OPV de Loterías se suspende tras ser valorada en 3.000 millones menos de lo previsto
  1. Mercados
LA PRIVATIZACIÓN DE AENA TAMBIÉN PODRÍA SER CANCELADA

La OPV de Loterías se suspende tras ser valorada en 3.000 millones menos de lo previsto

Del sueño a la pesadilla. Ese es el duro camino que ha recorrido el Ministerio de Economía en su pretensión de llevar a cabo la Oferta

Foto: La OPV de Loterías se suspende tras ser valorada en 3.000 millones menos de lo previsto
La OPV de Loterías se suspende tras ser valorada en 3.000 millones menos de lo previsto

Del sueño a la pesadilla. Ese es el duro camino que ha recorrido el Ministerio de Economía en su pretensión de llevar a cabo la Oferta Pública de Venta (OPV) de Loterías y Apuestas del Estado (LAE), la mayor privatización de la historia en el peor momento bursátil en 80 años. El Gobierno la suspendió anoche al comprobar que los inversores valoraban el ente 3.000 millones por debajo de lo previsto.

Aurelio Martínez, presidente de la LAE, se mostraba muy optimista hace exactamente una semana, cuando la empresa celebró un acto promocional para difundir la oferta de acciones. Bajo el lema “Si hay algo seguro, es que la gente nunca va a dejar de soñar”, el primer ejecutivo de la compañía pública confiaba en poder sacar adelante una colocación de al menos 7.000 millones de euros.

Esa cifra suponía valorar el Gordo de la Lotería en al menos 23.000 millones de euros, unos 2.000 por debajo de los que había estimado el propio Martínez, expresidente del Instituto de Crédito Oficial (ICO), cuando se hizo cargo de la sociedad a principios de año. En cualquier caso, la tasación era ligeramente superior al valor en libros de la LAE, 21.000 millones de euros, motivo suficiente para poder defender políticamente una operación a la que se había opuesto el PP desde un principio.

El problema llegó la semana pasada cuando la empresa y sus bancos coordinadores –Goldman Sachs, JP Morgan, UBS, Credit Suisse, BBVA y Santander- volvieron de las primeras reuniones con los inversores institucionales. La conclusión era que nadie pagaría más de 18.000 millones por las loterías españolas, una empresa con un beneficio operativo de 3.000 millones, con los ingresos garantizados por una concesión monopolística y sin deuda, una joya para este momento de máxima volatilidad.

O lo que es lo mismo, el Estado sufriría una pérdida de valor de 3.000 millones de euros si decidía seguir adelante con la OPV.  La decisión se adoptó anoche tras una larga reunión en la que los asesores de Loterias –Rothschild- mostraron su malestar con determinados bancos colocadores. Como publicó el pasado lunes El Confidencial, varias instituciones españolas estaban presionando para reducir el volumen de la oferta de acciones para evitar una fuga de depósitos de sus clientes.

La suspensión de la colocación ya se olía desde el martes. Ese día se comunicó a los bancos que se retrasaba un día la firma del protocolo de aseguramiento del tramo minorista, que iba a acaparar entre el 50 y el 60% de la OPV. En lugar de hacerlo el miércoles, se haría el jueves, pocas horas antes de que se registrase el folleto informativo en la CNMV.

AENA, la siguiente

La intervención pública de Cristóbal Montoro, responsable de asuntos económicos del PP, en la mañana del martes en la que aseguró que detendría la privatización si ganaba las elecciones terminó de reventar la operación. No porque el partido actual de la oposición pudiera frenarla –finalizaría antes de comenzar la campaña electoral-, sino porque podría dinamitarla anunciando en mitad de la colocación un cambio en la regulación del juego en España. 

Un hecho que no ha pasado desapercibido para los inversores, que tampoco entendían como se podía sacar a bolsa una empresa pública cuyo equipo gestor sería reemplazado con casi total seguridad tras las elecciones del 20 de noviembre, como publicó este medio el 31 de julio.

Fuentes financieras aseguran que la venta de los aeropuertos de Madrid y Barcelona también se va a paralizar. Ambas transacciones están previstas que se terminen cuando Mariano Rajoy ya esté en la Moncloa, por lo que, a diferencia de la de Loterias, no hay ni tiempo suficiente para ejecutarlas. A ese problema de calendario hay que añadir que los potenciales compradores consideran excesivo el precio de partida establecido por el Gobierno.

Del sueño a la pesadilla. Ese es el duro camino que ha recorrido el Ministerio de Economía en su pretensión de llevar a cabo la Oferta Pública de Venta (OPV) de Loterías y Apuestas del Estado (LAE), la mayor privatización de la historia en el peor momento bursátil en 80 años. El Gobierno la suspendió anoche al comprobar que los inversores valoraban el ente 3.000 millones por debajo de lo previsto.