Los aparatos en 'stand-by' pueden representar el 10% de la factura
En una vivienda familiar, y dependiendo del número de aparatos eléctricos y electrónicos conectados, este gasto oculto puede llegar a superar los cien euros al año
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La ecología doméstica, el catálogo de buenas prácticas que podemos llevar a cabo desde casa para contribuir al cuidado del medio ambiente y la mitigación de la crisis climática, parte a menudo de pequeños gestos. Cosas tan sencillas como apagar los aparatos desde su interruptor en lugar de hacerlo desde el mando a distancia. Hagan la prueba. Antes de ir a dormir echen un último vistazo a las diferentes estancias de la vivienda. Todas esas lucecitas encendidas están provocando una sonrisa en los responsables de su compañía de la luz: gracias por la propina, piensan mientras se frotan las manos. Y es que la mayoría de ellas señalan que esos aparatos, que están en modo en espera o 'stand-by', siguen consumiendo electricidad.
Según la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por su sigla en inglés) el coste económico que generan los aparatos eléctricos y electrónicos que se mantienen en esa función podría rondar actualmente los 60.000 millones de euros a nivel mundial. Pero es que, según este organismo internacional, si no se toman las medidas necesarias para combatir tan absurdo dispendio de recursos económicos y energéticos, en 2025 la cifra superará los 100.000 millones de euros y, lo que nos obliga a comentar el tema en Planeta A, supondrá casi un 4% de las emisiones globales de CO₂ asociadas al consumo doméstico de electricidad.
Los aparatos eléctricos y electrónicos pueden supner el 20% del consumo en el hogar, y la mayoría permanece en 'stand-by'
Para evitarlo, la UE aprobó en su momento una normativa al respecto que obliga a los fabricantes a recortar el consumo del modo 'stand-by' para que los aparatos en esa posición consuman menos de 1 W, aunque admite excepciones en función de las características y los usos del aparato, unas excepciones que pueden seguir dando pie al derroche. Y por supuesto: todos los aparatos fabricados fuera de nuestras fronteras no están obligados a someterse a esta normativa.
Eliminarlo sería lo más rápido
Debido a ello las organizaciones de consumidores proponen un acuerdo internacional por el que todos los fabricantes se vean obligados a eliminar por completo esta opción de apagado y los equipen con un único sistema de desconexión total, que mantenga al aparato sin consumo alguno, pero que permita reiniciarlo en el modo en el que estaba y sin tener que volver a realizar todos los ajustes. Algo que con la tecnología actual no debería representar ninguna dificultad.
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Mientras tanto y como decíamos al principio, para evitar ese gasto oculto y ese volumen de emisiones, deberemos hacer el esfuerzo de apagar los aparatos desde el interruptor en lugar de desde el mando a distancia, o desenchufar el cargador del móvil equipado con señal luminosa cuando la batería esté llena.
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También podemos enchufar los aparatos en una clavija múltiple de las que vienen equipadas con interruptor y apagar desde allí todos los aparatos conectados a la vez. Un pequeño gesto doméstico que nos ayudará a hacer un uso más eficiente y más inteligente de la energía y nos permitirá arrimar el hombro a la urgente necesidad de reducir las emisiones que están provocando el calentamiento global del planeta.
Algunos ejemplos del malgasto
Hace unos años la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) habilitó en su página web una calculadora para conocer el gasto de cada aparato que dejamos en modo ‘stand-by’ indicando su potencia, el consumo energético (KWh) mientras permanece en espera, el CO₂ que produce y el gasto, en euros, que supone ese malgasto de energía al año. Estos serían algunos ejemplos:
La impresora, con una potencia de 8W, consume 70 kWh al año, lo que supone un derroche de 11,91 euros al año y unas emisiones de 45,6 k de CO₂. La televisión, con una potencia de hasta 6W, consume 52 kWh cuando la apagamos desde el mando a distancia y la dejamos con la lucecita roja encendida, lo que supone un coste anual de 8,94 euros y emite 34,2 kilos de CO₂.
Cerca de ella, el receptor del canal de pago tiene una potencia de 5W y sigue consumiendo 44 kilovatios a la hora (kWh) mientras está en espera con la tele apagada, lo que supone un gasto anual de 7,45 euros y genera unas emisiones de 28,5 kilos de CO₂.
La ecología doméstica, el catálogo de buenas prácticas que podemos llevar a cabo desde casa para contribuir al cuidado del medio ambiente y la mitigación de la crisis climática, parte a menudo de pequeños gestos. Cosas tan sencillas como apagar los aparatos desde su interruptor en lugar de hacerlo desde el mando a distancia. Hagan la prueba. Antes de ir a dormir echen un último vistazo a las diferentes estancias de la vivienda. Todas esas lucecitas encendidas están provocando una sonrisa en los responsables de su compañía de la luz: gracias por la propina, piensan mientras se frotan las manos. Y es que la mayoría de ellas señalan que esos aparatos, que están en modo en espera o 'stand-by', siguen consumiendo electricidad.