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Por qué es mejor lavar los platos con el lavavajillas que a mano
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Las marcas compiten en eficiencia

Por qué es mejor lavar los platos con el lavavajillas que a mano

Los esfuerzos para ahorrar agua y energía requieren la revisión de algunos hábitos que dábamos por supuestos pero que ahora conviene actualizar. Como el de lavar los platos en el fregadero

Foto: Llenado de un lavavajillas. (iStock)
Llenado de un lavavajillas. (iStock)

Conscientes del aumento de la sensibilización ciudadana en el cuidado del medio ambiente y la lucha contra la crisis climática, las marcas de electrodomésticos compiten por fabricar modelos cada vez más eficientes y ecológicos y ofrecerse a los compradores como la opción más ecológica del mercado. Algo a lo que contribuye la nueva etiqueta ecológica de la UE.

Como consecuencia, a pesar de que el uso de la lavadora y el lavavajillas genera buena parte del consumo de agua y electricidad en el hogar, la aplicación de los últimos avances tecnológicos en su diseño y funcionamiento los está convirtiendo en unos excelentes aliados para avanzar hacia un uso más eficiente de la energía y contribuir al ahorro de agua.

Si se trata de un modelo ecológico de clase A y se optimiza la carga, el lavavajillas puede ayudarnos a ahorrar agua y energía

Este es el caso de los ya muy comunes lavavajillas con zeolitas y de otros modelos más modernos que han logrado reducir el consumo de agua y energía en más de un 50% respecto a los que se producían hace apenas una década.

Al contrario de lo que muchos consumidores suelen opinar, la correcta utilización del lavavajillas puede llegar a reducir el consumo de agua y energía hasta seis veces respecto al lavado a mano. Asimismo, los actuales modelos de estos aparatos consumen menos cantidad de detergente por lavado, lo que permite una importante reducción en el vertido de residuos por el desagüe. Menos agua en cada uso y más limpia al convertirse en residuo: dos grandes avances medioambientales que deberían merecer nuestra atención a la hora de elegir un modelo.

Foto: Comprador eligiendo un televisor (EFE)

Respecto al consumo de agua, y siendo este un aspecto determinante a la hora de catalogar el lavavajillas en términos de ecoeficiencia, los actuales modelos incorporan un sistema de sensores que permite detectar el grado de suciedad de los platos, las bandejas, los cubiertos y el resto de útiles puestos en su interior y ajustar automáticamente el caudal de agua necesario para su correcto lavado, lo que reduce aún más el consumo de este importante recurso. Un aparato equipado con este tipo de tecnología puede realizar un lavado completo con un consumo inferior a los 6 litros de agua, mientras que el lavado a mano de las mismas piezas requeriría el empleo de 40 litros.

Contra el derroche energético

En cuanto al consumo eléctrico, los modelos de alta eficacia permiten seleccionar la temperatura del agua en función de las necesidades de lavado, reducir el tiempo de secado y ofrecer una amplia gama de programas económicos y ecológicos que, mediante la eliminación de distintas fases, permite excelentes resultados a temperaturas muy bajas, lo que se traduce en un notable ahorro de energía.

placeholder Ajustar la compra del modelo a las necesidades de uso también es importante. (EFE)
Ajustar la compra del modelo a las necesidades de uso también es importante. (EFE)

En este apartado también encontramos modelos de última tecnología que son capaces de acumular el calor que se genera en el periodo de lavado para reaprovecharlo durante las fases de aclarado y secado. Este aspecto es especialmente destacable si tenemos en cuenta que el 90% del consumo de energía de un lavavajillas se destina a calentar el agua, mientras que el funcionamiento del motor emplea tan solo un 10% del total.

Por último cabe reseñar la mayor seguridad del lavado automático en la eliminación de las sustancias patógenas adheridas a la cubertería y la vajilla, ya que el contexto de lavado que se da dentro de la cubeta del lavavajillas permite una incuestionable mejora de resultados respecto al clásico fregado a mano, con elementos a menudo muy contaminados como el estropajo o la esponja y en contacto directo con el desagüe.

Por todo ello si está pensando en comprar un lavavajillas o conoce a alguien que esté en ello, no lo dude: apueste por los modelos más eficientes y ecológicos, los etiquetados como clase A (en la nueva etiqueta UE han desaparecido los signos +): es posible que en el acto de la compra resulten algo más caros, pero la diferencia se amortiza en poco tiempo y con su compra estará contribuyendo a la mejora del medio ambiente.

Conscientes del aumento de la sensibilización ciudadana en el cuidado del medio ambiente y la lucha contra la crisis climática, las marcas de electrodomésticos compiten por fabricar modelos cada vez más eficientes y ecológicos y ofrecerse a los compradores como la opción más ecológica del mercado. Algo a lo que contribuye la nueva etiqueta ecológica de la UE.

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