España aspira a recuperar el tiempo perdido con el autoconsumo energético

El problema del precio desorbitado de la electricidad en el mercado mayorista o “pool” está abriendo una oportunidad que muchos expertos ya preveían. Si la electricidad que se compra a las compañías eléctricas es cara, mejor apostar por generarla por cuenta propia. Para intentar reducir las facturas, cada vez más empresas y particulares están analizando y valorando cómo pueden generar su propia electricidad instalando placas fotovoltaicas en sus tejados, azoteas o suelos.

Así, 2021 va camino de convertirse tanto en el año con el precio de la electricidad más cara como en el que más autoconsumo fotovoltaico se ha instalado en España. Según los datos de APPA Renovables, en noviembre se habían alcanzado los 900 MW, con perspectivas de alcanzar los 1.000 MW a final de año, una cifra histórica. A estos números hay que sumarles los 623 MW de 2020 y los 408 MW de 2019, año insignia al aprobarse el Real Decreto ley 244/2019 que regula la actividad del autoconsumo. Y esto teniendo en cuenta el parón económico por la pandemia y las tensiones en las cadenas de suministro.

"El futuro pasa, ahora más que nunca, por socializar el autoconsumo, convertirlo en una actividad de masas"

Para acelerar esta senda iniciada, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico aprobó el martes 21 la novedosa Hoja de Ruta del Autoconsumo (incluye fotovoltaico y eólico). Al gran potencial de ahorro de costes económicos para hogares, industrias y comercios, se une la generación de actividad económica distribuida y con un elevado valor social, por lo que se pretende eliminar las barreras que esta actividad aún encuentra de aquí a 2030. Si, además, le sumamos las ayudas públicas del Fondo de Recuperación Europeo, el autoconsumo es más atractivo que nunca.

España, tierra de sol y autoconsumo

Lo primero que fija el documento son unos objetivos fundamentales para evaluar el desarrollo y fortalecer el seguimiento de esta actividad. El borrador plantea un objetivo de 9 GW para 2030, diferenciando 5,8 GW en el sector comercial, 2 GW en el residencial y 1,1 GW en la industria. Como novedad, esbozan un escenario de “alta penetración” del autoconsumo, con un total de 14 GW para 2030, con 7,7 GW en el comercio, 4,7 GW en el residencial y 1,6 GW en el industrial.

También contiene 37 medidas facilitadoras para permitir alcanzar los objetivos. Entre las más destacadas está la creación de una Mesa Nacional de Autoconsumo que facilite la coordinación entre las administraciones que gestionen la participación de actores, la resolución de conflictos y el trasvase de una regulación sencilla entre el MITERD, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), las Comunidades Autónomas y los grupos de trabajo de entidades locales.

Dar a conocerlo, una prioridad

Dotar de información y sensibilizar a la ciudadanía también es prioritario. Este problema, replicable en todo lo que concierne a la energía, se quiere solventar con la publicación de guías técnicas para diferentes tipos de usuarios y administraciones y la publicitación de las mejores prácticas existentes.

Junto con el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), se creará una “Oficina de autoconsumo” en la que se atenderán todas las consultas sobre las instalaciones, sean técnicas, normativas o de tramitación, y se orientará a los consumidores sobre los pasos a seguir. A todo ello se suma el refuerzo de la cadena de valor nacional del autoconsumo, la formación técnica y planes de estudio, los grupos de trabajo en comunidades de propietarios y una mayor flexibilidad con el autoconsumo colectivo. Bien es cierto que no incluye fechas de aplicación.

Ser líder, no observador

Según algunas asociaciones e instituciones el borrador es mejorable, sobre todo en ambición. De hecho, la propia CNMC desmontó el pronóstico de los objetivos del documento con una estimación sobre el incremento de este número de instalaciones para 2025. Y es que en ese año la CNMC prevé, en su propuesta de la orden de peajes eléctricos, que el autoconsumo suponga el 7,3 % de la demanda de energía nacional, es decir, alrededor de 14 GW de autoconsumo para 2025, el mismo objetivo que establece la Hoja de Ruta para 2030, por lo que no es una utopía elevarlo.

Así lo reclama la Fundación Renovables, think tank energético que lleva exigiendo objetivos concretos de autoconsumo incluso para el propio Plan Nacional de Energía y Clima (PNIEC). En sus alegaciones, la Fundación propuso aumentarlo hasta 18 GW para 2030. Si los comparamos con los 40 GW de Alemania o los 13 GW de Australia (con un ritmo de 2-3 GW nuevos al año), elevarlo no supone ninguna utopía.

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Pero desde la Fundación Renovables ponen la señal de alarma en la red eléctrica de distribución, más concretamente en sus empresas propietarias: las distribuidoras, claves para obtener los consumos y diseñar las instalaciones con precisión. En palabras de Raquel Paule, Directora General de la Fundación, “uno de los grandes escollos es el tiempo que las distribuidoras tardan en dar los datos para la facturación. Solo cuando se obligue a cumplir la normativa, con sanciones ejemplares, se conseguirá cumplir los plazos planteados”.

Los plazos de retrasos van de 5 a 6 meses, algo que lastra por completo un avance rápido y eficaz. Con intención de sancionar esta mala praxis, el Gobierno ha aprobado también el Real Decreto Ley 29/2021 para, entre otras medidas muy relevantes, crear un régimen sancionador hacia las distribuidoras para acortar plazos y así mejorar la situación actual. Pese a ello, el futuro pasa, ahora más que nunca, por socializar el autoconsumo, convertirlo en una actividad de masas, y así situar a la ciudadanía en el centro de la transición energética.