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Cómo reducir la factura del gas sin helarse en el intento
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Cómo reducir la factura del gas sin helarse en el intento

Actualmente existen varias alternativas de generación y distribución de calor en la vivienda que pueden ayudarnos a reducir notablemente el consumo de energía, sin renunciar al confort

Foto: Es posible combatir el frío en el hogar ahorrando energía (EFE/ Ángeles Visdómine)
Es posible combatir el frío en el hogar ahorrando energía (EFE/ Ángeles Visdómine)

Todavía no ha acabado el otoño –el invierno llegará el 21 de diciembre–, pero diversas regiones peninsulares ya han sufrido las primeras heladas. Incluso, algunas capitales de provincia se han cubierto de nieve. De hecho, se prevé un incremento en el consumo gasístico debido a la época invernal. En tan solo cinco meses –entre diciembre y abril– se superará ampliamente el 50% de la demanda de gas de todo el año. Unas circunstancias que se unen a la escalada de precios –los futuros ascendían un 19% en Europa hace unos días– o a la crisis del gaseoducto de Argelia.

Hay que prestar atención a identificar y eliminar las vías de escape del calor existentes en nuestros domicilios

Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), los hogares que disponen de gas natural superan los 7,5 millones. Analizando el detalle, se observan diferencias importantes de consumo según el tipo de vivienda. “Existe un incremento del 58% en las unifamiliares frente a los bloques, debido a su mayor superficie y a la menor protección ante las incidencias climáticas”.

En este marco, la ‛zona continental’, que coincide la mayoría de los territorios no litorales, requerirá el 69,88% de la mencionada materia prima. “La climatología más adversa de dicho territorio, caracterizada por diferencias térmicas entre las estaciones, explica dicha situación, asociada a la calefacción”, explican desde el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE).

Foto: Foto: EFE

No en vano, el caldeamiento de los hogares es lo que más cantidad de gas requiere –el 57,9% del total–, seguido del agua caliente sanitaria y de la cocina, confirman desde el IDAE. Y vuelve a ser la ‛región centro’ la que más utiliza este recurso, con unas 1.500 horas anuales frente a las 600 de las vertientes atlántica y mediterránea.

Así, ante el contexto de encarecimiento del recurso y la llegada de las bajas temperaturas, se han de establecer estrategias de ahorro en los hogares. Gracias a ellas, los ciudadanos tendrán la oportunidad de mantener controlada la factura, al mismo tiempo que conservan el confort de sus casas. Entre las opciones a seguir se recomienda mantener un ambiente entre los 19 y los 21 grados durante el día, y entre los 15 y los 17 °C a lo largo de la noche. “Por cada grado que se suma a esta franja, la factura aumenta un 7%”, aseguran desde la Asociación Española del Gas (Sedigas).

placeholder El mantenimiento de los radiadores contribuye al ahorro (iStock)
El mantenimiento de los radiadores contribuye al ahorro (iStock)

Por ello, se aconseja instalar termostatos en las diferentes habitaciones de la casa, a la vez que se ha de mejorar el aislamiento de la vivienda mediante el revisado de puertas y ventanas para evitar la entrada de aire y frío. “Hay que estar muy atentos a las vías de escape del calor existentes en nuestros domicilios, ya que, si no se remedian, nuestra caldera no parará de funcionar hasta que llegue a la temperatura de confort”, aseguran desde la patronal gasista.

Aprovechar las horas de sol

Asimismo, se tiene que estimular el acceso del sol durante la jornada. “Hay que aprovechar las horas de mayor insolación para subir las persianas y retirar las cortinas, porque la energía natural ayuda a mantener un ambiente agradable”, confirman desde Sedigas. Incluso, “se puede sacar ventaja al mediodía para ventilar la casa. En ese momento ya habrán desaparecido la humedad y el frío propios del amanecer. En cualquier caso, con cinco o 10 minutos será suficiente para airear una estancia”.

Y nunca se debe dejar encendida la calefacción todo el día. “Otra buena idea para no desaprovechar el gasto calorífico es concentrar la temperatura en los espacios de la casa donde se permanece más tiempo y evitar el paso de la energía a las habitaciones que no se usan”, explican los productores de gas. También se ha de examinar el estado de los radiadores, purgarlos antes del invierno y apagarlos de acuerdo a las necesidades de la vivienda.

Foto: Aunque mejores que las de carbón o petróleo, las calderas de gas natural siguen siendo muy malas para el medio ambiente.

Incluso, se debe regular la caldera a un máximo de 45°C. Sin embargo, actualmente, de acuerdo a las cifras del IDAE, “los equipos más eficientes, como los de condensación (que permiten un ahorro de un 30%), solo han llegado al 4% de los hogares”. Igualmente, “los sistemas individuales basados en energía solar tienen una presencia todavía más marginal, inferior al 1%”.

En consecuencia, se debe apostar por las alternativas de “generación y distribución de calor en la vivienda que sean de alta eficiencia”, explica Aitor Domínguez, responsable de proyectos en el IDAE. La mejor posibilidad sería instalar bombas de calor con emisores de baja temperatura, como el “suelo radiante”. Pero si esta preferencia no fuera viable debido a las características de la casa, habría que estimular las “calderas de alta eficiencia”.

Ahorrar gas con el grifo

Una filosofía que también se podría aplicar al agua caliente, facilitando la renovación de las infraestructuras. En este caso, “las alternativas de condensación están presentes en menos del 5% de los hogares”, subrayan desde el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco). “Los sistemas solares tienen una penetración del 1,3%, concentrándose en las unifamiliares del Mediterráneo”. Por tanto, habría que avanzar en dichas fórmulas.

placeholder La eficiencia permite el ahorro de energía sin renunciar al confort (Pixabay)
La eficiencia permite el ahorro de energía sin renunciar al confort (Pixabay)

Del mismo modo, “es conveniente dejar siempre los grifos en la posición del agua fría, porque así se impedirá que la caldera arranque innecesariamente”, enfatizan fuentes patronales gasistas. La lavadora, igualmente, es aconsejable ponerla en los programas a menor temperatura.

La cocina es otro de los puntos de la vivienda donde mayor consumo de gas existe. En consecuencia, se recomienda emplear el calor residual a la hora de preparar los alimentos y, al mismo tiempo, no se ha de abrir el horno mientras se encuentra en funcionamiento. Así, se evitaría perder la temperatura existente en el interior del electrodoméstico.

Un incremento sostenido.

Si bien en los próximos meses habrá un aumento del consumo del gas debido al invierno, esta tendencia también presenta un componente estructural, ya que la demanda de gas en los hogares españoles viene aumentando a un ritmo anual del 3,4% desde el 2000. “Un auge muy por encima al de las restantes fuentes”, indica el IDAE en su informe ‛SPAHOUSEC II' sobre el consumo de gas natural en las viviendas principales con calefacción individual Un aumento del todo injustificado ya que hoy en día existen alternativas energéticas mucho más eficientes, sostenibles y económicas.

Este ascenso se ha acelerado en los últimos años. Un ejemplo fue en 2020, cuando el apartado de ‛Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles’ supuso 4,4 puntos más que el año anterior, de acuerdo a la ‛Encuesta de Presupuestos Familiares (EPF)’. Por ello, es relevante seguir las recomendaciones de ahorro en las viviendas. No sólo para reducir las emisiones que contribuyen al cambio climático, sino también para conseguir un importante ahorro económico.

Todavía no ha acabado el otoño –el invierno llegará el 21 de diciembre–, pero diversas regiones peninsulares ya han sufrido las primeras heladas. Incluso, algunas capitales de provincia se han cubierto de nieve. De hecho, se prevé un incremento en el consumo gasístico debido a la época invernal. En tan solo cinco meses –entre diciembre y abril– se superará ampliamente el 50% de la demanda de gas de todo el año. Unas circunstancias que se unen a la escalada de precios –los futuros ascendían un 19% en Europa hace unos días– o a la crisis del gaseoducto de Argelia.

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