Intrahistoria de la renuncia forzada de Pardo de Vera y el veneno de la propia medicina

Este jueves, la Asociación de Promotores Inmobiliarios de Madrid (Asprima) celebró en el hotel Eurobuilding su tradicional cóctel de Navidad, la gran fiesta de la temporada, en la que se dieron cita más de 300 invitados. Entre brindis y brindis, la flor y nata del mercado inmobiliario patrio aprovechaba para desearse unos felices días, mientras se confesaban la situación de sus empresas y las perspectivas para 2024.

En este río de novedades, una brilló con luz propia: el fichaje de Isabel Pardo de Vera como nueva presidenta de Asval, el lobby de los fondos de vivienda en alquiler. La que fuera número dos del ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana durante la tramitación de la polémica Ley de Vivienda, había aceptado defender los intereses de la asociación en esta nueva legislatura que acaba de arrancar.

Ella misma había sido la encargada de comunicar días atrás su fichaje a varios de los promotores reunidos este jueves en el hotel Eurobuilding, a la sazón, miembros de la junta rectora de Asval, que se felicitaban por tener como nueva representan a una persona que consideran profesionalmente muy capaz y políticamente muy válida por sus buenas relaciones con la cúpula de la Moncloa.

De hecho, iba a tomar el relevo a otro histórico socialista, el exalcalde de Barcelona, el ministro de Industria y exdirector de Housing (vivienda en la ONU), Joan Clos, figura cuyo discurso sobre la problemática de la vivienda tiene gran ascendencia sobre el actual líder del PSC y exministro de Sanidad, Salvador Illa. Clos, de 74 años, había comunicado a la vuelta de verano su voluntad de dejar Asval, petición que dio el pistoletazo de salida al fichaje de Pardo de Vera.

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Ruth Ugalde

Cuando este medio destapó la noticia, el pasado viernes, el nombramiento de la exnúmero dos de Transportes estaba tan cerrado que iba a llevarse a la Junta de Asval del próximo miércoles, 20 de diciembre, cita en la que también se iba a comunicar el nombramiento de la nueva número dos de la asociación y la salida de la actual secretaria general, María Andreu.

El sí de Pardo de Vera era todo un triunfo para Blackstone, alma mater de la asociación, junto a otros fondos como Ares o Castlelake, que veían bendecidas sus demandas al contar como nueva representante con la secretaria de Estado del ramo del Gobierno que aprobó la Ley de Vivienda, una técnica que nunca dudó en mostrarse públicamente contraria a medidas como el tope a los alquileres.

Resulta increíble pensar que algo tan madurado pudiera venirse abajo a falta de días para ser anunciado oficialmente. Pero el veneno de la polarización que alimenta la política patria en los últimos años convirtió el fichaje de Pardo de Vera en un cruce de descalificaciones en redes sociales procedentes de la izquierda y de la derecha más escoradas, donde se atacó hasta a su hermana, la periodista Ana Pardo de Vera. La presión terminó por hacer estallar la situación.

A primera hora de la tarde del viernes, un antiguo colaborador de la exsecretaria de Estado empezó a llamar a los medios anunciando que había decidido no aceptar el nombramiento. Un matiz con el que intentaba dar la impresión de que Pardo de Vera, sencillamente, "había valorado esta oferta, como muchas otras, sin tomar ninguna decisión hasta conocer el dictamen de la Oficina de Conflictos de Interés", aseguraba. Explicación que exige mucho calzador cuando se recuerda que ha sido la propia afectada la que se ha reunido con varios promotores comunicándoles su incorporación y que tenía todo listo para su puesta de largo el próximo miércoles.

Sin embargo, el revuelo generado llevó al Ejecutivo a comunicar informalmente, mediante una llamada telefónica, a Pardo de Vera que iba a recibir un informe de incompatibilidad, según afirman fuentes conocedoras, lo que aceleró los acontecimientos y abocó a la ingeniera de caminos a anticiparse y anunciar su renuncia. Una falta de apoyo de Moncloa que durante las semanas de negociaciones que llevaba con Asval nunca imaginó. Al contrario, tanto ella como Asval estaban convencidos de que tenían el máximo apoyo, según afirman las mismas fuentes, y evidencia el hecho de que dentro de solo cuatro días se iba a oficializar su nombramiento ante una junta general con más de 6.000 asociados.