Bruselas pone sus ojos en la antigua sede de Banco Madrid en Colón para su oficina estrella
La Comisión Europea quiere poner la guinda a la metamorfosis que está viviendo la plaza de Colón. Sus planes pasan por abrir un espacio dedicado a informar sobre el papel de Bruselas
La Torre de Cristal que Madrid ofreció para acoger a la Autoridad Europea contra el Blanqueo de Capitales (AMLA, por sus siglas en inglés) no es el único edificio que ha orbitado en torno a los intereses de la Unión Europea en España. A pesar de la derrota frente a Fráncfort, la ciudad todavía tiene otra carta que jugar en el corazón de las instituciones comunitarias.
Se trata de la nueva oficina que la Comisión Europea está planeando abrir en el corazón de la capital, en la famosa plaza de Colón. El edificio elegido es la antigua sede de Banco Madrid, un inmueble que cuenta con cerca de 2.000 metros cuadrados y que está ubicado en la esquina que forma el paseo de la Castellana con la calle Goya.
Hace dos años y medio, el fondo GPF Capital se hizo con este activo singular previo pago de 35 millones de euros y un plan de transformación integral del edificio, obras llamadas a completar la profunda metamorfosis que está viviendo esta plaza.
Hace apenas un mes, Mutua Madrileña llegó a un acuerdo con Garrigues para alquilarle la totalidad de las renovadas Torres Colón, mientras que al otro lado de la calle Génova, en el edificio Axis diseñado por el prestigioso arquitecto Norman Foster, CaixaBank abrió hace casi tres años su oficina insignia bautizada como all in one.
A ellos podría unirse la Comisión Europea, que desde hace meses negocia firmar un contrato de alquiler para instalarse en el número 1 de la calle Goya, edificio que acogería un nuevo espacio dedicado a difundir el papel y la historia de la institución comunitaria, con el objetivo de acercarla a todos los ciudadanos.
Esta nueva sede se enmarca dentro de un plan de Bruselas para abrir este tipo de oficinas en varios países europeos. Se trata de proyectos donde es clave elegir bien la ubicación, y pocas estampas son tan reconocidas de nuestro país como este enclave dedicado al descubridor de América.
Desde la Comisión, han declinado hacer ningún tipo de comentario a las preguntas de este medio, alegando que "este asunto está relacionado con una cuestión de orden puramente interno de las instituciones europeas".
Varias fuentes consultadas por El Confidencial, por su parte, aseguran que las conversaciones llevan tiempo muy avanzadas, pero sin terminar nunca de cerrarse, y apuntan a los particulares ritmos de Bruselas y a su compleja burocracia interna para explicar esta dilación.
Las conversaciones entre la Comisión y GPF Capital, dueño del edificio, llevan tiempo muy avanzadas, pero sin terminar nunca de cerrarse
Desde que GPF Capital se hizo con este edificio, una gran lona cubre la fachada de la antigua sede de Banco Madrid, una de las entidades más solventes de nuestro país que, sin embargo, fue intervenida por el Banco de España el 10 de marzo de 2015, después de que Andorra hiciera lo propio con su matriz BPA, bajo acusaciones de blanqueo de capitales.
Aquella intervención y posterior liquidación de todo un símbolo de la banca privada patria es uno de los capítulos más extraños y oscuros de la historia financiera reciente, ya que, seis años después, todos los directivos de la entidad fueron exonerados de delito alguno. Para entonces, ya estaba prácticamente cerrada la compra del edificio de Colón por parte de GPF Capital.
Historia del edificio
Cuando la andorrana familia Cierco adquirió Banco Madrid, también se hizo con este edificio, pero en una operación separada, lo que hizo que este activo estuviera en el balance de BPA cuando se instó el concurso de la filial española. Aunque había un plan para aportarlo a Banco Madrid, los entonces dueños habían decidido esperar a terminar el plan de remodelación del edificio que habían pactado con el Ayuntamiento de Madrid.
El terreno donde se levanta el edificio es un espacio de propiedad privada, pero de uso público, cuya titularidad compartía Banco Madrid con la cadena hotelera Meliá. BPA utilizó su titularidad sobre esta área para negociar con el consistorio una ampliación de su inmueble, a cambio de recuperar la titularidad pública y de albergar en los bajos del nuevo edificio que se iba a construir un museo de arte contemporáneo con obras de Tàpies, Miró, Picasso, Jaume Plensa, Albert Ràfols o Sorolla.
El plan estaba tan avanzado que, cuando se intervino Banco Madrid, el edificio se encontraba ya en obras. En total, la entidad preveía invertir cerca de 12 millones de euros en la metamorfosis de su sede, ya que preveía levantar un nuevo inmueble de oficinas donde se ubica el actual, con un proyecto vanguardista llamado a convertirse en un reclamo para todo el que visite Madrid. La misma idea que ahora tiene la Comisión Europea.
La Torre de Cristal que Madrid ofreció para acoger a la Autoridad Europea contra el Blanqueo de Capitales (AMLA, por sus siglas en inglés) no es el único edificio que ha orbitado en torno a los intereses de la Unión Europea en España. A pesar de la derrota frente a Fráncfort, la ciudad todavía tiene otra carta que jugar en el corazón de las instituciones comunitarias.
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