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Dentro del edificio que ardió por un petardo: "Entró por la ventana y calcinó la casa. Había tres bombonas de butano"
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Dentro del edificio que ardió por un petardo: "Entró por la ventana y calcinó la casa. Había tres bombonas de butano"

La madrugada del 1 de enero, un incendio se desató en un edificio de Rentería a raíz de un artefacto pirotécnico. Apenas queda rastro del domicilio en el que Sheila y Hugo llevaban 10 años viviendo juntos

Foto: Hugo Aguirre, en su salón. (A. Farnós)
Hugo Aguirre, en su salón. (A. Farnós)

La última hora que marcó el reloj de la pared de la casa de Hugo Aguirre y Sheila Santiago fue las 12:35. Las altísimas temperaturas del interior de la vivienda, envuelta en llamas, derritieron incluso el metal. El segundero se paró en seco.

Se entiende, por tanto, que fue en ese momento cuando el fuego calcinó a gran velocidad todas las estancias del inmueble. "El petardo, o lo que fuera, entró por la habitación y se propagó", relata Hugo, de 50 años, a este periódico.

Poco queda ya del espacio al que ha llamado hogar durante una década. Colchones derretidos, ingestas de polvo, paredes y muebles calcinados. En el armario de la habitación donde arrancó la pesadilla, había innumerables reliquias de los 45 años que Sheila llevaba viviendo en esta casa familiar. Las fotografías de la boda de su madre y demás recuerdos personales que, por mucho que quiera el perito, jamás podrá recuperar.

"Había tres bombonas de butano en la cocina", continúa Hugo Aguirre. La única estancia de la vivienda que no ardió. "No me quiero imaginar qué habría pasado si el fuego hubiera entrado por la otra ventana", señala.

placeholder El reloj, marcando las 12:35 infinitas. (A. Farnós)
El reloj, marcando las 12:35 infinitas. (A. Farnós)

La entrada del 2024 para estos vecinos de Rentería, en Guipúzcoa, no fue como ellos imaginaron. Tras comer las uvas tradicionales para recibir al año nuevo, empezó la fiesta. "Todos los años es Kosovo, bum, bum, bum", relata una vecina del decimocuarto piso. Los petardos, fuegos artificiales y bengalas son ya un invitado más de estas fechas.

Esta vez, la mala suerte quiso que uno de ellos se colase en el patio interior del edificio. Muchos vecinos tenían la ropa tendida y, para evitar la lluvia, ponen plásticos sobre las prendas para que seque más rápido. Las llamas se propagaron, piso por piso y a través de la ropa, en cuestión de segundos. Hace justo 10 años, en la Nochevieja de 2013, una bengala redujo a cenizas otro edificio en Trintxerpe, dejando sin hogar a 42 familias. Por cosas del azar, la historia se replica una década después de forma similar, dejando que el posible uso indebido de los elementos pirotécnicos fuera el protagonista de una noche de celebración.

placeholder Así ha quedado la habitación por donde entró el fuego. (A. Farnós)
Así ha quedado la habitación por donde entró el fuego. (A. Farnós)

Una, dos, tres, cuatro... La llegada del nuevo año transcurrió con normalidad en este edificio de la calle Sorgintxulo. Brindis, besos y deseos de feliz año. La última campanada marcó el inicio del jolgorio y, con este, los petardos. Sheila y Hugo cenaban, como de costumbre, en la casa de la madre del donostiarra, en Intxaurrondo. Minutos después de comerse las doce uvas, les llamaron por teléfono. "Trae las llaves", le dijeron. Los bomberos de cuatro parques de la provincia no eran capaces de tirar la puerta abajo. "¿Pero qué ocurre?", preguntó. Y recibió la noticia de que el rascacielos de 14 pisos donde residía había ardido. Cuando llegaron, tuvieron que esperar con el resto de residentes en la calle durante horas hasta que los profesionales pudieron asegurar la zona. Por suerte, no hubo ningún herido.

placeholder Restos de cenizas en el domicilio. (A. Farnós)
Restos de cenizas en el domicilio. (A. Farnós)

A Celia Saiz, vecina de Sheila y Hugo, le avisó su amiga de la casa de al lado. "Me dio un ataque de ansiedad", relata la mujer de 66 años. Explica que accedió a la vivienda con un bombero y, afortunadamente, su historia solo quedó en un susto. La única prueba que existe en este inmueble de que tres días atrás antes aquello era un arsenal de lumbre es el insoportable olor a quemado que empapa toda su planta. "Subimos durante la madrugada", relata mientras limpia restos de polvo de la puerta. De esta forma, los vecinos de las 70 viviendas de este edificio permanecieron en la calle durante cuatro horas. Una mujer de avanzada edad del segundo piso habla del frío: "Claro, bajé muy rápido y con lo puesto, además estaban los nietos".

placeholder El cuarto de baño de la vivienda. (A. Farnós)
El cuarto de baño de la vivienda. (A. Farnós)

Por su parte, Miguel, de 77 años y vecino del tercero, sufrió los daños colaterales del incendio. Después de recibir 2024, comenzaron los avisos. El desalojo fue paulatino y, puesto que su inmueble no corría peligro, fue de los primeros en regresar a casa. Apenas tiene una pequeña grieta en el techo que, para lo que podría haber sido, no le preocupa demasiado. Sin embargo, estuvo mano a mano con su mujer, achicando agua hasta las cuatro de la mañana. Los bomberos de Irún, San Sebastián, Zarautz y Tolosa que se desplazaron a la emergencia estuvieron horas tratando de apaciguar las llamas. El resultado fue, en parte, la leve inundación de Miguel. "¡Menos mal que estábamos en casa!", señala.

placeholder Así ardía el edificio. (Cedida)
Así ardía el edificio. (Cedida)

El petardo

Los videos del suceso corrieron como la pólvora: grandes humaredas del patio interior dejan entrever cómo las llamas ascienden por los tenderos de la ropa. Mientras, el resto de municipio vive ajeno al escándalo. Además, puede apreciarse cómo un usuario lanza otro petardo cuando el edificio ya estaba ardiendo. Esto hace desconfiar a algunos residentes. ¿Quién ha sido? Nadie, por el momento, tiene las respuestas.

placeholder Las bombonas de butano en la cocina. (A. Farnós)
Las bombonas de butano en la cocina. (A. Farnós)

Aunque algunos vecinos ya tienen sus sospechas: "Dicen que fue fulanito". La curiosidad por saber qué ocurrió realmente para que las 70 familias empezaran el año con el pie izquierdo está en boca del todo el edificio. Además, los propios residentes dudan de que el suceso fuera fruto de un único petardo. A ojos de quienes han podido ver el resultado del 13C, hay quienes calculan que eso tuvo que ser, mínimo, una bengala de mayor tamaño.

placeholder La vivienda de Celia Saiz se salvó de milagro. (A. Farnós)
La vivienda de Celia Saiz se salvó de milagro. (A. Farnós)

Fuentes de la Ertzaintza confirman a El Confidencial que todo apunta a que, efectivamente, la propagación del fuego se produjo por un objeto pirotécnico, pero todas las diligencias están abiertas. Aún no hay ninguna línea de investigación cerrada. Los agentes recibieron el aviso a las 12:05 horas y, en total, registraron ocho denuncias por daños. Por su parte, la alcaldesa de la localidad, Aizpea Otaegi (EH Bildu), declaró a la Cadena Ser que hay que ser "conscientes de los peligros que conlleva la pirotécnica".

"¿Lo peor? Que el próximo 31 de diciembre pasará lo mismo. Kosovo", señala la vecina del decimocuarto C, otro piso al que llegaron las llamas.

La última hora que marcó el reloj de la pared de la casa de Hugo Aguirre y Sheila Santiago fue las 12:35. Las altísimas temperaturas del interior de la vivienda, envuelta en llamas, derritieron incluso el metal. El segundero se paró en seco.

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