Alarmas rojas en el PNV: "Vienen a por nosotros y no lo vamos a permitir"

El PNV encara su curso más difícil. El lendakari, Iñigo Urkullu, desgastado por la gestión tras tres legislaturas al frente del Ejecutivo regional, volverá a optar a la reelección la próxima primavera. Enfrente tiene a una izquierda abertzale pujante, en condiciones de disputar a los nacionalistas la hegemonía política en Euskadi. El escenario es inédito para el PNV y sus dirigentes son plenamente conscientes de ello. De ahí la advertencia este domingo en el Alderdi Eguna (día del partido) del presidente de la formación, Andoni Ortuzar, a sus cuadros y militantes: "Vienen a por nosotros y no lo vamos a permitir".

No ha sido un Alderdi Eguna de trámite, como ha reconocido Ortuzar, con un discurso más grave que en otras ocasiones. "Es el momento de salir del confort de los batzokis para abrirnos de par en par. Es el momento de cambiar las zapatillas de estar por casa por las de running. Es el momento de crecer como partido hacia dentro y fuera", ha reclamado, y aunque ha defendido que ha llegado la hora de pasar a la acción "sin dramatismos", de reivindicar con orgullo ser del PNV y exhibir una "hoja de servicios impecable" tras 128 años de historia, no ha obviado que la situación es delicada.

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Era el momento de enseñar músculo y el PNV ha conseguido la respuesta de sus cargos, militantes y simpatizantes, que han llenado las campas de Foronda, cerca del aeropuerto de Vitoria, pero el momento por el que atraviesa el partido se asemeja al del ciclista escalando el Tourmalet. El desgaste del lendakari es evidente y a ello se suma que los dos principales dirigentes, el propio Urkullu y Ortuzar, no tienen un relevo claro. El primero volverá a ser elegido este octubre candidato a la Lehendakaritza, y el segundo deberá decidir si opta a otro mandato en 2024. La situación es paradójica, porque sobre el papel el partido, al igual que el resto de socios de Pedro Sánchez, no ha perdido su posición de fuerza ―Ortuzar ha reclamado que esta debe ser la legislatura en la que se aborde definitivamente el modelo territorial―, pero no corren buenos tiempos para los nacionalistas vascos.

El temor del PNV es que Bildu sea la fuerza más votada en las próximas elecciones autonómicas

El temor del PNV es que Bildu sea la fuerza más votada en Euskadi las próximas elecciones autonómicas. El hito, aunque muy difícil, entra dentro de lo posible si se atiende al resultado de los últimos comicios. Los nacionalistas ganaron en votos el 28-M (25.192 sufragios más que los de Arnaldo Otegi), pero la izquierda abertzale consiguió más concejales, 1.050 frente a 981. Y las distancias se recortaron el 23-J. El PSOE trepó a la primera plaza y el PNV, segundo, tan solo superó a Bildu en 1.106 sufragios. Cuajó el discurso del voto útil para frenar un hipotético Gobierno del PP-Vox, pero fueron otros los que lo rentabilizaron mejor.

Bildu ha sabido abrirse a la sociedad vasca, como precisamente ha exigido Ortuzar a los suyos, y conquistar nuevas capas del electorado. Han influido varios factores, el hecho de que haya enterrado el tono duro o que haya primado las políticas sociales por encima de las proclamas nacionalistas, pero también ha pesado la estrategia desplegada en el Congreso de los Diputados, el jugar, como históricamente ha hecho el PNV, a ser una fuerza útil, capaz de sacar suculentos compromisos (inversiones, transferencias…) al Gobierno central de turno.

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La izquierda abertzale se expande como una mancha de aceite, mientras al PNV le cuesta encontrar al electorado. A ese respecto, Ortuzar ha achacado la caída de votos del PNV a una desmovilización del electorado y no a un cambio de papeleta. "Valoramos mucho a quienes nos han dado un toque de atención quedándose en su casa y no yendo a votar", ha concedido para advertir a los suyos de que ahora toca "recoser y volver a ilusionar para que Euskadi siga su camino de autogobierno y progreso".

Entre el desgaste y las dudas de la sucesión

Hasta ahora, pocas voces dentro del partido habían hecho una lectura crítica de los resultados electorales de mayo y julio. Uno de los primeros fue Iñaki Anasagasti. "Pérdida de dos elecciones a la directiva del Athletic, pinchazo en el Alderdi Eguna, elecciones municipales y forales con 86.000 votos menos, elecciones legislativas con 110.000 votos menos y una remontada de Bildu que tiene presencia nacional vasca en los cuatro territorios y nosotros no, y, como remate un Partido Socialista que gana en la CAV y nos hace perder la hegemonía", advirtió un día después de las generales en un artículo en Deia. El histórico dirigente pidió una catarsis para recuperar el espacio perdido y sobreponerse al desgaste en la gestión.

No es una cuestión baladí: hasta ahora, el PNV había sabido reponerse a las crisis sin aparente esfuerzo. Pero una vez superada la pandemia, la agitación social ha vuelto con fuerza a las calles de Euskadi, y Ortuzar y Urkullu consideran que es una pieza más dentro de la estrategia de la izquierda abertzale. El lendakari, que ha intervenido antes que Ortuzar, ha censurado la actitud de aquellos que alientan las protestas. "Ya está bien de generar malestar en la sociedad. Es un malestar artificial que a nadie beneficia", ha criticado para defender que bajo su gestión Euskadi ha pasado de un 16% de paro a un 7,4%, o de invertir en sanidad 2.700 euros por persona a 3.500, por encima de la media europea, según ha remarcado.

Urkullu puede dar casi por seguro que revalidará su cargo tras las próximas elecciones ―por mucho que suba Bildu o incluso si finalmente supera al PNV, lo más probable es que el PSOE vuelva a firmar el acuerdo de coalición que mantiene con los nacionalistas―, pero el partido debe comenzar a tejer la estrategia de sucesión. Es uno de los debates a los que debe hacer frente la formación.

El debate territorial

Por último, Ortuzar ha dirigido un claro mensaje a Pedro Sánchez. Los nacionalistas van a hacer valer su apoyo a la investidura y quieren que esta sea la legislatura en la que se resuelva el modelo territorial de España. "Nosotros estamos dispuestos a aportar, pero queremos que se corresponda con la misma voluntad política por todas las partes", ha advertido. El PNV considera que ha llegado el momento de abordar el modelo de Estado, del "reconocimiento nacional de Euskadi, Cataluña y Galicia. Ha llegado la hora de hacerlo, con prudencia, pero con valentía. Estamos listos y esperamos encontrar a alguien al otro lado de la mesa", ha remarcado Ortuzar entre aplausos de los asistentes. Eso sí, ya ha advertido a Sánchez de que hay que "cumplir antes para pedir apoyo después".