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Bilbao no es lugar para jóvenes: casi el 40% de los menores de 25 años está en paro
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Desempleo y escasa emancipación

Bilbao no es lugar para jóvenes: casi el 40% de los menores de 25 años está en paro

La presencia del área metropolitana de la ciudad en la lista de zonas con más desempleo juvenil de la Unión Europea plantea algunas preguntas incómodas sobre lo que supone ser joven en este territorio

Foto: Imagen de archivo de los estudiantes de la Universidad del País Vasco. (EFE/Luis Tejido)
Imagen de archivo de los estudiantes de la Universidad del País Vasco. (EFE/Luis Tejido)

Euskadi necesita rejuvenecerse. Los efectos de la crisis demográfica y del envejecimiento de la población ya resultan evidentes. Y, aunque las cifras económicas del País Vasco siguen a la cabeza de España en cuestiones como el salario medio (2.452 euros en 2021), hay otros síntomas que empiezan a ser preocupantes. Y los jóvenes, aunque también gozan de sueldos más altos que en el resto del país, no lo tienen para nada sencillo para progresar. Y el Gran Bilbao irrumpe ahora como una representación a escala de esta problemática. Los últimos datos del Eurostat sitúan el área metropolitana de la ciudad entre las 20 zonas con más desempleo de la Unión Europea, con una tasa del 38,5% entre los menores de 25 años, cuatro puntos más que la media nacional. Una cifra que es como una puñalada, pero que saca a la luz una realidad bastante compleja y los contrastes en el territorio.

Los datos no dejan precisamente bien parada a España, con 10 de las 20 áreas de esta clasificación. Y, además, proyectan sombras en el relato de éxito con el que Bilbao trata de venderse. La villa siempre celebra que su nombre resuene más allá de las fronteras, ya sea por los grandes eventos que organiza (este año contará con la salida del Tour de Francia), los rodajes de series y películas o el aumento de visitantes fruto de la transformación iniciada por el Guggenheim. Pero aparecer en una lista como esta ya no resulta tan halagüeño. Más allá de que la mayoría de indicadores sean mejores que los del resto del país, el mercado laboral vasco no es un oasis para los jóvenes. Aunque la cifra corresponde a 2021 y Eurostat no ha publicado las cifras de 2022, cuando se produjo una bajada generalizada del desempleo por la recuperación tras la pandemia, no está claro que esto vaya a afectar a la distribución del paro.

Foto: Foto de archivo de una oficina de empleo. (Reuters)

Desde Comisiones Obreras de Euskadi apuntan que, en general, “las cifras de paro juvenil son elevadas”. Entienden, además, que llevarlo a lo micro “no dice demasiado”, puesto que cuando se habla del Bilbao metropolitano se habla de “casi toda Bizkaia": "Es el grueso de la población”. No obstante, desde el sindicato que lidera Loli García señalan varias cuestiones que explican por qué ha aparecido en esta lista. En primer lugar, entienden que “la falta de expectativas de calidad” en el mercado laboral lleva a los jóvenes a seguir formándose. También que en el territorio se produce “un abuso de las prácticas sin relación laboral”. Y es que esta es una historia bastante extendida, la de aquellos que dejan de ser jóvenes pero siguen siendo becarios.

Hay otros aspectos que tampoco pasan por alto desde CCOO. El modelo productivo al que se está orientando el Gran Bilbao también tiene un impacto en las cifras de desempleo. El sindicato advierte que se está apostando por el sector servicios y “no por otros sectores de mayor valor añadido”. Lamentan que no haya “un mercado laboral atractivo” para los jóvenes. “El talento se escapa por las condiciones”, denuncian, al tiempo que reclaman a las instituciones “más control” en cuestiones como las prácticas.

Más allá de ese punto negro de Bilbao, el paro juvenil en la comunidad autónoma vasca se sitúa en el 14,1% según las últimas cifras publicadas. Un número que permite al Gobierno Vasco cumplir con el objetivo marcado en su Plan Joven, que es situarlo por debajo del 15%, aunque pone de manifiesto la realidad de este sector de la población. El desempleo juvenil, que en la pandemia rozó el 24%, se ha mantenido consistentemente por encima del paro de la población general. En la actualidad, la tasa global en la comunidad autónoma vasca es del 8,5%. Y lo cierto es que en los últimos años ha sido habitual que la primera sea, aproximadamente, el doble de la segunda. Si bien los números son mejores que la media del Estado, que está cerca del 30%, siguen siendo considerables. Las causas de esta situación son complejas y no necesariamente relacionadas con las singularidades de este colectivo. El pasado año, un informe de Iseak señalaba que Euskadi "no muestra un problema específico de los jóvenes" en este ámbito, sino "problemas de empleo estructurales que afectan al conjunto de la población". Esa incidencia entre los trabajadores noveles se explicaría por las "frecuentes entradas y salidas en el mercado laboral".

Pese a todo, el dato sobre paro juvenil en sí mismo no sirve para comprender los retos que afrontan los jóvenes en Euskadi. Por un lado, porque hay otra serie de dificultades que tienen su influencia en el día a día. Los salarios de los que sí tienen trabajo también están por encima de la media nacional, pero su situación no es mejor que en otros lugares de España. Los problemas de acceso a la vivienda o la emancipación tardía son dos de los principales problemas de la juventud. También porque el análisis solo llega hasta los 25 años y hoy en día la juventud se ha extendido unos cuantos años, no tanto por el peterpanismo sino por la precariedad.

Dificultades para acceder a la vivienda

En Euskadi, como en todas partes, salario y vivienda están íntimamente relacionados. Y esa es una de las principales problemáticas que afrontan los jóvenes en este territorio. Si bien el salario medio es el más alto de España, ese no es para nada el panorama con el que suelen encontrarse los trabajadores jóvenes. El Observatorio Vasco de la Juventud presentó a finales del pasado año un informe con algunos aspectos demoledores. El análisis señalaba que los jóvenes (en este caso entre 18 y 34 años) necesitan dedicar más de la mitad de su sueldo para poder permitirse alquilar o comprar una vivienda. El propio Gobierno reconocía en ese estudio que los afectados tendrían que cobrar un 70% más para poder abandonar la casa de sus padres. Unos datos contundentes que tiran por tierra algunos discursos que culpan a la propia juventud de su imposibilidad para acceder a una vivienda. Y no parece que el fin de las cuentas compartidas en Netflix vaya a cambiar la tendencia.

Este problema genera un efecto dominó. Con los bajos salarios, la emancipación se vuelve francamente complicada (en Euskadi supera los 30 años, cuatro años por encima de la media europea) y eso retrasa también los proyectos de vida de los jóvenes. Y esto, a su vez, tiene su impacto demográfico, porque es difícil pensar en tener descendencia si vive aún en casa de los padres. En la actualidad, la edad media en la que los vascos tienen su primer hijo es de 32,6 años. Otro estudio del Gobierno Vasco revelaba la importante brecha entre lo que los vascos quieren y lo que se pueden permitir.

De primeras, los encuestados señalaban los 28 como la edad adecuada para estrenarse en la maternidad. Sin embargo, ese proyecto de vida se retrasa cuatro años. Parecida situación la que se da con el número de hijos. Los vascos quieren tener 2,2, pero la tasa de natalidad es de 1,28 hijos por mujer. En ese mismo informe, el 40% de los encuestados achacaba a cuestiones económicas o laborales la imposibilidad de haber tenido menos hijos de los esperados. Lo que empieza con salarios bajos termina con problemas demográficos.

Una prioridad, al menos sobre el papel

Ante esta complicada situación que viven los jóvenes, el Gobierno Vasco se ha marcado 10 objetivos de aquí al final de la legislatura. Un paso adelante en una comunidad que como tantas otras envejecidas ha convertido en un tótem las reivindicaciones de la tercera edad pero se ha olvidado de otros sectores. Al Ejecutivo le interesa especialmente la franja de 25 a 29 años, donde muchos de esos problemas laborales y de vivienda son rampantes.

De hecho, uno de los objetivos más ambiciosos que se plantean es el de reducir la edad de emancipación hasta los 28 años. La estrategia se prolongará hasta 2030 y buscará revertir algunas de las tendencias que más lastran a los jóvenes. La medida estrella es la implantación de una ayuda económica para las personas de 25 a 29 años que hayan iniciado o estén iniciando el proceso de emancipación. Una prestación de 300 euros al mes en el marco del programa Emanzipa, anunciada la semana pasada durante el pleno. El propio lehendakari Urkullu reclamó un “pacto de país con y por la juventud”.

Los que se fueron y los que volvieron

La atracción y retención de talento se antoja clave en este contexto, pero también muy complicada. Euskadi sufre para atraerlo, aunque en términos generales sí que es capaz de retenerlo. Las instituciones vascas son conscientes de esta necesidad. Esta misma semana, la Fundación Iseak lanzó el Libro Blanco del Empleo en Euskadi. En el documento se constata que el País Vasco atrae a inmigrantes poco cualificados, cuando necesita justamente lo contrario. Además, un vistazo a las estadísticas migratorias de la comunidad autónoma refleja que las personas entre 20 y 39 años supusieron el 46% de las emigraciones.

El Ejecutivo Vasco ha tratado de recuperar para la causa a aquellos jóvenes que se marcharon a buscar suerte más allá de Euskadi. Para ello lanzó un plan de retorno juvenil destinado a menores de 35 años. Lanbide, el Servicio Vasco de Empleo, se hacía cargo de una parte significativa del salario del retornado. Sin embargo, el programa no fue para nada un éxito hasta que finalmente entró en proceso de revisión y quedó suspendido. No era (y sigue sin serlo) fácil competir con sueldos "europeos".

Entre los que vuelven, los motivos son más sentimentales que económicos. Nos lo cuenta Iñaki, un economista que, después de pasar por Latinoamérica y Austria, decidió retornar. "La vuelta me supuso un golpe tremendo. La diferencia entre el salario que rechacé cuando decidí volver y lo que firmé aquí fue enorme", explica. Aun así, su caso es el de muchos, le pudo el entorno y el estilo de vida: "Me gusta Euskadi, me gusta España. Yo no podía vivir en un sitio sin esa cultura de la calle, de los bares… Y, además, lejos de la familia y los amigos". Después de ese duro arranque, en su caso, la historia tuvo un final feliz. "En un año conseguí mejorar mucho mi salario y ahora estoy en una gran empresa", afirma orgulloso. Ahora, recién estrenada la treintena, cree que las cosas han mejorado. "Algunas cosas que vi fuera están llegando aquí ya. Se está dejando atrás el presencialismo, hay más teletrabajo y veo un mejor trato al trabajador", apunta.

Foto: El escritor Jon Arretxe, este fin de semana en el Festival Aridane Criminal de La Palma. (Paula Corroto)

También hay quienes deciden migrar a Euskadi. Es el caso de Álvaro, que llegó a para hacer un máster. Ahora, a sus 23 años, está trabajando tras haber participado en un programa del Servicio Vasco de Empleo, Lanbide. "Cuando terminé de estudiar, vi que la cosa estaba muy difícil, aunque ahora he tenido una muy buena oportunidad", detalla. "Yo veo que la cosa está muy difícil, lo veo en la situación de mis compañeros del máster, de los 13 que estábamos en la promoción, se han marchado nueve que tenían mejores ofertas fuera", señala este bilbaíno de adopción. "Me encanta cómo se vive y me encantaría progresar laboralmente aquí", explica Álvaro antes de señalar al elefante en la habitación: "Soy consciente de que, para conseguir ciertos objetivos que me he marcado, en algún momento tocará marcharse". "No es solo aquí, en todas partes el salario es precario", valora a este diario. Y, además, apunta a que el salario mínimo cunde menos que en otras comunidades. "Euskadi es un buen paso intermedio", señala mirando ya al futuro. Más trabajo para los que buscan la fórmula para retener el talento.

Euskadi necesita rejuvenecerse. Los efectos de la crisis demográfica y del envejecimiento de la población ya resultan evidentes. Y, aunque las cifras económicas del País Vasco siguen a la cabeza de España en cuestiones como el salario medio (2.452 euros en 2021), hay otros síntomas que empiezan a ser preocupantes. Y los jóvenes, aunque también gozan de sueldos más altos que en el resto del país, no lo tienen para nada sencillo para progresar. Y el Gran Bilbao irrumpe ahora como una representación a escala de esta problemática. Los últimos datos del Eurostat sitúan el área metropolitana de la ciudad entre las 20 zonas con más desempleo de la Unión Europea, con una tasa del 38,5% entre los menores de 25 años, cuatro puntos más que la media nacional. Una cifra que es como una puñalada, pero que saca a la luz una realidad bastante compleja y los contrastes en el territorio.

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