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Condenado a siete años de cárcel un letrado de violencia machista por maltrato a su ex
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SENTENCIA CONTRA MIGUEL ALONSO BELZA

Condenado a siete años de cárcel un letrado de violencia machista por maltrato a su ex

El reconocido abogado donostiarra ha sido condenado por seis delitos de maltrato no habitual en el ámbito familiar, uno de maltrato habitual, otro de lesiones y un último de coacciones leves

Foto: El abogado Miguel Alonso Belza atiende a los medios de comunicación. (EFE)
El abogado Miguel Alonso Belza atiende a los medios de comunicación. (EFE)

El abogado donostiarra Miguel Alonso Belza ha sido condenado a penas que suman siete años de prisión por diferentes delitos cometidos contra su expareja después de que el juzgado de lo Penal número 2 de San Sebastián le haya considerado autor de seis delitos de maltrato no habitual en el ámbito familiar (4 años y seis meses), uno de maltrato habitual (un año y cuatro meses), otro de lesiones (seis meses) y un último de coacciones leves (ocho meses). La pena se suma a la condena de un año y medio de cárcel que le fue impuesta en febrero por un delito continuado de quebrantamiento de la orden de protección que el Juzgado de Violencia sobre la Mujer había dictado a favor de su expareja tras la denuncia que interpuso por presuntos malos tratos.

Tras la condena inicial, Belza se sentó en el banquillo de los acusados el pasado mes de junio por la causa principal contra su persona por un presunto delito de maltrato y acoso en el ámbito de la violencia doméstica, hechos por los que la Fiscalía solicitaba diez años de prisión, mientras que la acusación popular ejercida por la víctima elevaba su petición a los 19 años. La resolución dictada por el magistrado Santiago Romero, que también impone al acusado una indemnización de 1.171 euros a la víctima por las lesiones causadas y de otros 3.000 euros en concepto de daños morales, no es firme y cabe recurso de apelación ante la Audiencia Provincial de Guipúzcoa.

Foto: Alonso Belza atiende a los medios de comunicación durante el juicio por el asesinato de Nagore Laffage. (EFE)

La sentencia, de 56 páginas, supone un duro varapalo para quien fuera adalid en el País Vasco de la lucha contra la violencia de género, tanto en los tribunales como en los medios de comunicación, donde se significaba por sus contundentes intervenciones en contra de los agresores a las mujeres. El letrado, que defendió a la familia de Nagore Laffage, la joven natural de Irún que fue asesinada durante los Sanfermines de 2008 –hechos por los que el autor del crimen, Diego Yllanes, fue condenado a 12 años y medio de prisión por un delito de homicidio–, fue retirado de forma cautelar del turno de oficio de violencia contra la mujer de Guipúzcoa tras su imputación por un presunto delito de maltrato habitual hacia su expareja.

De hecho, el magistrado alude a la condición de Belza de "reputado abogado en la lucha contra la violencia sobre las mujeres", ámbito en el que había asumido "un papel muy activo, con múltiples intervenciones públicas", para defender que "merece el mayor de los reproches penales". En "todo momento", remarca el juez, el acusado fue "consciente de la ilicitud de su conducta" en su papel de "abogado especializado en la materia".

"Cuando se quitaba la toga se transformaba en un maltratador, como si adoptase el papel de aquellos hombres contra los que había pedido la máxima de las condenas por sus crímenes machistas, copiando sus métodos y conductas"

"Esto nos obliga a analizar si estamos ante una especie de doctor Jeckyll y Mr. Hyde por cuanto el señor Alonso Belza defendía en estrados a mujeres víctimas de la violencia machista con rigor y exquisito celo profesional, pero cuando se quitaba la toga se transformaba en un maltratador, como si adoptase el papel de aquellos hombres contra los que había pedido la máxima de las condenas por sus crímenes machistas, copiando sus métodos y conductas", asevera con contundencia la resolución.

Durante el juicio, la víctima, que declaró oculta detrás de un biombo, aseguró que el letrado la “agredía habitualmente” y que fue objeto de actos violentos “fortísimos”. a partir del momento en el que ella decidió poner fin en abril de 2016 a la relación, que se prolongó por espacio de dos años. Entre los episodios violentos, relató que fue golpeada, recibido patadas, arrojada contra la pared o tirada al suelo por parte del acusado, quien también en alguna ocasión le estiró del pelo, la escupió o agarró por las solapas, además de acosarla y perseguirla. El magistrado considera probados estos hechos denunciados por la víctima, a quien otorga total credibilidad en su relato de lo sucedido.

A raíz de estas agresiones, la víctima afirmó durante el juicio que se vio forzada a cambiar de vida de forma radical sus hábitos de vida, llegando incluso a permanecer en casa con la luz apagada durante largas temporadas para evitar que su expareja se percatara de que se encontraba en el domicilio. A este respecto, la resolución judicial condenatoria señala que Belza "no aceptaba la idea" que la había trasladado la víctima de "finalizar la relación" que mantenían durante dos años "sin convivencia" en un mismo hogar, por lo que comenzó a "enviarle mensajes de forma insistente, a controlar sus amistades y su teléfono móvil, a discutir con ella, encarándose y gritándole al oído, y en varias ocasiones a agredirle".

La víctima vivió un "infierno" por "partida doble": por la "violencia" sufrida y "la angustia que le generaba que nadie le iba a creer al ser su agresor quien era"

Para dictar la sentencia, el magistrado ha tenido en cuenta el vídeo de una de las agresiones que fue grabada por la víctima con una cámara que había instalado en su domicilio a instancias de un amigo, que le aconsejó su colocación para, en su caso, disponer de pruebas de la actitud violenta del letrado hacia su persona. La grabación, determina el juez, "no da lugar a duda alguna acerca de la actitud violenta y fuera de sí" del acusado. Incluso, el magistrado pone de manifiesto que la víctima vivió un "infierno" por "partida doble", ya que además de la "violencia" sufrida tras decidir acabar con la relación con el imputado tuvo que hacer frente a "la angustia" que le generaba el hecho de que "nadie le iba a creer por ser su agresor quien era".

La causa judicial contra el abogado donostiarra por estos hechos no ha finalizado ya que, a la espera del más que seguro recurso a la sentencia, Belza se enfrenta a una petición de un año de prisión por parte de la Fiscalía por quebrantar presuntamente por segunda vez la orden de protección dictada a favor de su expareja en enero de 2017. Sobre el letrado pesa la prohibición de aproximarse a una distancia inferior a 100 metros a la afectada, a su domicilio, lugar de trabajo y espacios frecuentados por la denunciante de "modo habitual", así como de comunicarse con ella por cualquier tipo de medio durante la tramitación de la causa, algo que ya infringió con anterioridad, y por lo que fue condenado a un año y medio de prisión en una sentencia que se encuentra recurrida por la defensa.

Foto: El abogado imputado por malos tratos, Miguel Alonso Belza. (EFE)

Entre otras conductas, el falló consideró probado que el abogado efectuó al menos seis llamadas al móvil de su expareja desde diferentes cabinas telefónicas ubicadas en San Sebastián –ciudad de residencia de ambos– para hacerle llegar “continuas manifestaciones de amor” en el idioma francés, al tiempo que también le hizo llegar diferentes mensajes a través del procurador de la mujer en el proceso abierto por los supuestos malos tratos. Igualmente, la sentencia refleja que Belza acudió a lugares de la capital guipuzcoana que la víctima frecuentaba, especialmente a un club de tenis, a pesar de ser plenamente consciente de que eran escenarios a los que ella acudía de forma habitual y de que no podía estar presente en estos espacios.

Tras la condena por incumplir con la orden de alejamiento, Belza volvió a quebrantar las medidas que pesan sobre él al acudir en varias ocasiones al complejo deportivo donostiarra al que su expareja sentimental acude con asiduidad. Por ello, el letrado se volverá a sentar próximamente de nuevo en el banquillo de los acusados por un nuevo quebrantamiento de la orden dictada por el Juzgado de Violencia contra la Mujer.

El abogado donostiarra Miguel Alonso Belza ha sido condenado a penas que suman siete años de prisión por diferentes delitos cometidos contra su expareja después de que el juzgado de lo Penal número 2 de San Sebastián le haya considerado autor de seis delitos de maltrato no habitual en el ámbito familiar (4 años y seis meses), uno de maltrato habitual (un año y cuatro meses), otro de lesiones (seis meses) y un último de coacciones leves (ocho meses). La pena se suma a la condena de un año y medio de cárcel que le fue impuesta en febrero por un delito continuado de quebrantamiento de la orden de protección que el Juzgado de Violencia sobre la Mujer había dictado a favor de su expareja tras la denuncia que interpuso por presuntos malos tratos.

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