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El PP vasco marcará distancias con Génova para no caer en la irrelevancia política
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DEFINIRÁ UNA "PERSONALIDAD PROPIA"

El PP vasco marcará distancias con Génova para no caer en la irrelevancia política

La formación liderada por Alfonso Alonso celebrará una convención en septiembre en San Sebastián para "actualizar" su mensaje y ser vista como una fuerza "útil y necesaria" en el País Vasco

Foto: Alfonso Alonso y Pablo Casado se abrazan en un acto político en Vitoria. (EFE)
Alfonso Alonso y Pablo Casado se abrazan en un acto político en Vitoria. (EFE)

Con la hecatombe de las elecciones generales del 28 de abril sobre las espaldas, y con las encuestas para el 26 de mayo ejerciendo de pesada losa, el PP vasco confiaba en la plaza de Vitoria para remontar el vuelo en las pasadas elecciones forales y municipales. Nada más lejos de la realidad. El inusitado optimismo que proyectaba la dirección del partido, que se veía con opciones reales de volver a ser la fuerza más votada en la capital alavesa, se tornó en pesadilla al certificarse que los populares caían al cuarto puesto en el que es su gran feudo vasco. Las urnas fueron la puntilla definitiva.

La necesidad que habían esgrimido durante la pasada campaña los primeros espadas del PP vasco de contar con una “personalidad propia”, con un perfil más “centrista y moderado”, alejado de las directrices más ‘radicales’ de Génova, cobra ahora mayor trascendencia si cabe con las elecciones vascas en el horizonte, donde los populares vascos se juegan el ser o no ser: De ser clave esta legislatura en el Parlamento vasco ante el Gobierno en minoría del PNV y PSE, el partido puede caer en la irrelevancia política, sin ninguna trascendencia de cara a la gobernabilidad y la acción política vasca.

El PP vasco busca un "perfil específico" con un mensaje "centrista y moderado" que defiende "a ultranza" la foralidad vasca y el concierto

Ante esta amenaza, el PP vasco va a tratar de ‘rearmarse’ con una convención en septiembre que persigue “actualizar” su discurso de cara a que la ciudadanía que no se siente nacionalista vea el partido como “útil y necesario”. Esa “personalidad propia” que busca la dirección abanderada porAlfonso Alonso pasa por marcar distancias con Génova para crear un "perfil específico" con un mensaje "centrista y moderado", que defiende "a ultranza" la foralidad vasca y el concierto económico como estandartes.

El PP dice, al menos en su discurso de cara al exterior, haber tomado nota de lo que han dicho las urnas, que, en apenas un mes, han dejado al partido por primera vez en la historia sin representación en el Congreso de los Diputados y han limitado su peso institucional en el País Vasco a las cotas más bajas. Los populares apenas han logrado 55 de los 2.651 concejales en juego —el 2,07% del total—, frente a los 79 obtenidos hace cuatro años, mientras que en los parlamentos territoriales han perdido seis escaños en relación con 2015 y durante la próxima legislatura apenas ocuparán 11 de los 153 asientos —el 7,01% del total—.

Foto: Maroto y Casado, durante un mitin de campaña en Vitoria. (EFE)

“Necesitamos marcar ciertas distancias de Génova”, admite un alto cargo del PP. Ya antes del 26-M, y en previsión de lo que podía ocurrir, había voces dentro de los populares vascos que reclamaban volver a ese “espacio moderado del centro político” que había sido abandonado con la llegada de Pablo Casado al liderazgo del partido. “El problema es que, cuando se toman las decisiones en Madrid, los resultados para Guipúzcoa son obvios”, censuró el candidato a diputado general por este territorio, Juan Carlos Cano, molesto con la decisión del partido de romper con una línea política que “siempre ha sido de moderación y de centralidad política”.

Un mensaje similar abanderó el portavoz del PP en el Parlamento vasco y presidente del partido en Guipúzcoa, Borja Sémper, que, como candidato a alcalde de San Sebastián, fue la única nota positiva de los populares vascos en las elecciones forales y municipales del 26 de mayo al incrementar el apoyo social en la capital guipuzcoana en un millar de votos, precisamente tras protagonizar una campaña en la que escondió las siglas del PP.

Alfonso Alonso asegura que "hay que situar con claridad la posición del partido, su proyecto y oferta política al conjunto de los vascos"

“Hay que situar con claridad la posición del partido, su proyecto y oferta política al conjunto de los vascos”, asevera Alonso en una comparecencia pública este lunes. Dicho con otras palabras: “Es particularmente importante que el PP vasco sea visto como una fuerza útil y necesaria en el País Vasco”, subraya. Más que necesidad, el líder de los populares vascos ve “imprescindible” actualizar la posición política para incidir en que se trata de un partido “radicalmente moderado, de centro y foralista”. "Somos de centro radical", recalca.

Aquí, Alonso no habla públicamente de “marcar distancias” con Génova, quien ha relegado a un papel secundario al PP vasco, abiertamente sorayista, pero sí de actuar desde la “diferencia” para “sumar a un proyecto en el conjunto de España”. Algo, que, como asevera Alonso, está al margen de las posibles alianzas que pueda decidir la dirección nacional con Ciudadanos y Vox, partidos que tienen "proyectos muy dispares" al de los populares. Como deja constancia, “no es lo mismo al sur del Ebro que al norte”, porque las formaciones de Albert Rivera y Santiago Abascal “no existen, ni se las espera”, en tierras vascas.

Foto: Un cartel a la entrada del casco histórico de Laguardia da la bienvenida a uno de los pueblos más bonitos de España. (J. M. A.)

La necesidad de “actualizar, profundizar y reforzar” el proyecto del PP vasco, con un perfil “más foralista”, nace de la convicción y de la necesidad. “Con los resultados que tenemos, no hay más alternativa en nuestro terreno”, reconoce quien fuera uno de los principales apoyos de Soraya Sáenz de Santamaría para suceder a Mariano Rajoy al frente del partido. Ahora, la máxima de partida de que el PP es “la única referencia de centro derecha constitucional en el País Vasco” se deberá materializar en el nuevo discurso que surja de la convención que los populares celebrarán los días 13 y 14 de septiembre en San Sebastián. En esta cita, se abordarán dos ponencias, una de carácter ideológico y político, encaminada a defender la "actualización de nuestros derechos históricos y del sentimiento de nuestra foralidad en cada uno de los territorios", y otra de contenido económico y social, tendente a plantear un modelo “más abierto, que represente también los valores del ideario del PP”.

“Quiero un PP con personalidad propia en el País Vasco”, remarca Alonso de cara a la trascendental cita de septiembre. La actual aritmética parlamentaria sitúa al PP en una posición privilegiada, con sus nueve de 75 escaños en la Cámara de Vitoria, dividida en dos bloques: el Gobierno en coalición por un lado y el frente EH Bildu-Podemos por otro. Pero lo que hoy es un rol trascendente mañana puede ser un papel irrelevante con las elecciones vascas a la vuelta de la esquina donde los populares se juegan su futuro.

De ser clave esta legislatura ante el gobierno en minoría de PNV-PSE, el PP puede no tener ninguna trascendencia de cara a la acción política vasca

Resulta fundamental preparar cuanto antes el campo de batalla, y más cuando no se descarta que los comicios autonómicos, previstos para el próximo año, se adelanten a finales de este 2019 o principios del próximo año ante la falta de apoyos del gabinete de Iñigo Urkullu para sacar adelante sus proyectos normativos. Algunos dirigentes del PNV ya han deslizado la posibilidad del adelanto electoral en caso de que no salgan adelante los próximos presupuestos, aunque públicamente el Ejecutivo vasco ha cerrado la puerta a sacar las urnas con antelación.

El PP aspira a volver a jugar un papel proactivo en los próximos años en el País Vasco. Para ello, deberá frenar la pérdida de respaldo social elección tras elección. Esta legislatura, los populares han ejercido de salvavidas de Urkullu al permitir la aprobación de sus dos primeros presupuestos. Alonso retiró su apoyo al lendakari para las cuentas de este año en respuesta al aval a la moción de censura que desalojó a Rajoy de la Moncloa y su papel será clave para la hoja de ruta que plantee el Gobierno vasco para el último ejercicio de la legislatura. De momento, el líder del PP vasco ha situado Navarra en el epicentro al condicionar la colaboración del partido a que el PNV no obstaculice un Gobierno de Navarra Suma, la coalición formada por UPN, el PP y Ciudadanos —la Comunidad Foral se está convirtiendo estos días en motivo de presión por parte de los diferentes partidos de cara a futuros pactos en Madrid o el País Vasco—. Puede ser la última posición de fuerza de los populares si no logran esa "personalidad propia" que persiguen.

Con la hecatombe de las elecciones generales del 28 de abril sobre las espaldas, y con las encuestas para el 26 de mayo ejerciendo de pesada losa, el PP vasco confiaba en la plaza de Vitoria para remontar el vuelo en las pasadas elecciones forales y municipales. Nada más lejos de la realidad. El inusitado optimismo que proyectaba la dirección del partido, que se veía con opciones reales de volver a ser la fuerza más votada en la capital alavesa, se tornó en pesadilla al certificarse que los populares caían al cuarto puesto en el que es su gran feudo vasco. Las urnas fueron la puntilla definitiva.

Pablo Casado Nacionalismo
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