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Euskadi tiene la llave de la gobernabilidad: PP y PSOE quieren que el PNV los necesite
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ELECCIONES PAÍS VASCO 2016

Euskadi tiene la llave de la gobernabilidad: PP y PSOE quieren que el PNV los necesite

Los resultados en las elecciones vascas marcarán los pasos a dar en Madrid por parte de todas las formaciones. El PSE es partidario de exportar la unidad de acción con el PNV

Foto: El lehendakari Urkullu y Mariano Rajoy, en una imagen de 2015 (Efe)
El lehendakari Urkullu y Mariano Rajoy, en una imagen de 2015 (Efe)

“Ya nos podemos coger vacaciones hasta el 25 de septiembre”. El comentario irónico, con cierto tono sarcástico, de un diputado del PP tras la fallida investidura de Mariano Rajoy de este viernes no deja de encerrar una verdad irrefutable ante el bloqueo en el que está instalada la política española: que no habrá movimientos (al menos reseñables) hasta después de las elecciones vascas y gallegas. La única salida posible se encuentra en la próxima cita con las urnas en estas dos comunidades. Los partidos son conscientes de que habrá que esperar a los resultados del 25 de septiembre para despejar el escenario de ingobernabilidad que se ha instalado en España y evitar, en su caso, unas terceras elecciones generales en apenas un año. “Hasta después del 25-S no hay nada que hacer”, coinciden en asumir el PP y el PSOE.

La mirada de populares y socialistas está puesta en buena parte en Euskadi, donde el PNV puede tener la llave de la gobernabilidad en España. Ante esta posibilidad, el lendakari y aspirante a la reelección, Iñigo Urkullu, se afana en trasladar el mensaje de que las elecciones vascas “no van a estar condicionadas por la circunstancia de la gobernabilidad” española. Al menos, recalca, para su partido. Pero el escenario de bloqueo político en Madrid juega en beneficio del PNV, que ya de antemano tiene a su favor la dependencia hacia el voto 'jeltzale' en la que parecen estar instalados PP y PSOE. Consciente de su posición de fuerza, la formación de Andoni Ortuzar se empeña en cerrar la puerta a Rajoy y dar la espalda a Pedro Sánchez a la espera de elegir aliado tras el 25-S. A uno y a otro les espera la “agenda vasca”, la Biblia 'jeltzale' que contiene reivindicaciones para avanzar en el autogobierno vasco, con exigencias como la transferencia de Prisiones.

Así que la situación política española va a condicionar los comicios del 25 de septiembre para interés del PNV, que ve cómo la seria amenaza de Podemos, que tiene en Euskadi su bastión electoral (fue la fuerza más votada el 20-D y el 26-J), y su posible alianza estratégica con EH Bildu pone en riesgo su continuidad en Ajuria Enea. En este escenario, al PNV le interesa un PSOE relativamente fuerte en el Parlamento Vasco para hacer frente a esta posible entente Podemos-EH Bildu. Lo contrario sería tener que depender de los votos del PP. Los socialistas vascos prevén una pérdida de escaños con respecto a hace cuatro años, cuando lograron 16 diputados, por el empuje de la formación de Pablo Iglesias y por la tendencia decreciente en la que han estado instalados en los últimos años. El PSE se agarra al 26-J, cuando se logró frenar la prolongada caída (fueron, junto con el PP, las únicas fuerzas que crecieron en votos), pero, en todo caso, nadie pone en duda que habrá un retroceso. La clave estará en saber hasta dónde bajará el listón. Una traslación a la Cámara de Vitoria de los resultados de las pasadas elecciones le otorga unos exiguos 10 escaños de 75 asientos. Sería uno de los peores resultados de la historia del socialismo vasco. Su fracaso sería el fracaso (y la puntilla definitiva) de Sánchez, que se lo juega todo al blanco y negro en las elecciones gallegas y vascas.

El secretario general de los socialistas cuenta con el respaldo unánime del PSE, que ya le brindó un apoyo masivo en su pugna por el liderazgo interno del partido con el vizcaíno Eduardo Madina. Sánchez le debe mucho al socialismo vasco y ha otorgado plena confianza a Idoia Mendia, a quien ahora arropará en varias ocasiones durante la campaña electoral. La líder del PSE y candidata a 'lehendakari' fue uno de los grandes apoyos que tuvo Sánchez en su fallido intento de conformar “un gobierno alternativo progresista” y ahora también le respaldaría si decide acometer un segundo intento por el “gobierno del cambio”.

El sorpresivo planteamiento de Sánchez de este viernes en el Congreso de resucitar la opción del “cambio” con Podemos y Ciudadanos para insistir en su ‘no’ a Rajoy, y que ha vuelto a activar las guerras internas en Ferraz, va a colarse en la campaña vasca. El PSE es partidario de llevar a Madrid la unidad de acción con el PNV, con quien gobierna en las principales instituciones vascas en coalición. De intentar un nuevo asalto a La Moncloa, Sánchez querría asegurarse el apoyo de la formación 'jeltzale' aunque su vía para ser investido presidente es, en esencia, la del acuerdo con Podemos y Ciudadanos, consciente de que la alternativa por el camino de los nacionalismos vasco y catalán pasa por atender a demandas soberanistas inasumibles para el socialismo, como ya le ha condicionado ERC.

Ante el revuelo que generó Sánchez con sus palabras, Ferraz se ha apresurado a negar que el líder socialista se haya postulado como aspirante a La Moncloa tras el fallido intento de Rajoy de ser investido presidente del Gobierno. Pero esta opción es la única que contempla el PNV. Urkullu ha asegurado que la única posibilidad que tiene Sánchez de estar en la “solución” para evitar el actual bloqueo es presentar su candidatura para la investidura. “Si hasta el momento lo que estamos viendo es el ‘no’ al PP y a la alianza del Partido Popular y Ciudadanos, si es que el PSOE está en la solución, no sé cuál es la solución si no es presentar su candidatura como alternativa si no quiere que haya terceras elecciones”, ha sentenciado en declaraciones a Europa Press.

Urkullu ha asegurado que la única posibilidad que tiene Sánchez de estar en la “solución” para evitar el actual bloqueo es presentarse a una investidura

De momento, Sánchez contactará con Pablo Iglesias y Albert Rivera para sondear las opciones del apoyo de Podemos y la abstención de Ciudadanos después de los comicios en Euskadi y Galicia. Por su parte, el PNV está a la espera de que los socialistas muevan ficha en este nuevo escenario abierto por el líder socialista. En todo caso, cualquier movimiento hasta después del 25-S será con pies de plomo, ya que existe el consenso generalizado de que un cambio de postura en cualquier dirección iría en contra de las expectativas electorales de los socialistas vascos y gallegos. A este respecto, Urkullu ha revelado un hecho muy elocuente. Los socialistas han llamado a su partido pero no para “disponer un escenario de diálogo” sino para sondear si el PP “estaba negociando algo” con ellos. Significativo. Es, de momento, el juego del gato y del ratón.

Porque nadie va a dar pasos hasta después del 25-S. El PP no ha contactado con la formación 'jeltzale' para tratar de lograr el apoyo a Rajoy. Los populares saben que la llave está en las elecciones vascas, en si el PNV necesita o no sus votos para mantenerse al frente del Gobierno vasco. “La clave está en que el PNV nos necesite”, sostienen fuentes del partido. Los resultados que deparen las urnas en Euskadi marcarán un segundo intento de Rajoy para ser investido presidente a principios de octubre. Pero el PP también se agarra a una debacle del socialismo en Euskadi ya que dejaría muy tocado a Sánchez a nivel interno y abriría de par en par las puertas a que Ferraz facilite la investidura del líder popular. Esta es la única salida que vislumbran barones socialistas, algunos de ellos enfrentados abiertamente con Sánchez. Los populares vascos también miran de reojo a Galicia, ya que saben que si el PSOE se hunde ante En Marea (la confluencia de las mareas, IU y Podemos), tienen mucho ganado. Por el contrario, los socialistas aspiran a tener la llave para la continuidad del PNV en Ajuria Enea y poder desalojar al PP de la Xunta en alianza con Podemos. Las cábalas ya están hechas.

El partido de Pablo Iglesias se juega mucho en Euskadi después del varapalo electoral del 26-J, donde su alianza con IU no deparó los resultados esperados. El País Vasco y Cataluña constituyen en la actualidad sus dos grandes caladeros de votos, por lo que un retroceso en las elecciones vascas supondría una seria amenaza para el proyecto y debilitaría a su líder de cara a la partida de ajedrez político que se iniciará tras el 25-S. Para esta cita, la formación morada se ha encontrado con un adversario inesperado, la polémica por la inhabilitación del candidato de EH Bildu, Arnaldo Otegi, que puede hacer que parte del electorado robado a la izquierda 'abertzale' regrese a los brazos de la antigua Batasuna en solidaridad con su líder, que está explotando su victimismo para lograr unos votos impensables en otro escenario.

Podemos sabe que la trascendencia de las elecciones vascas va más allá de su posible asalto a Ajuria Enea (se ve en condiciones de arrebatar al nacionalismo la supremacía en Euskadi) y no oculta que los resultados marcarán los pasos a dar en Madrid por parte de todas las formaciones. “Del resultado de las elecciones vascas dependerá mucho que podamos tener o no investidura en el Congreso”, ha afirmado su secretario de Organización en Euskadi, Lander Martínez. En este planteamiento coincide Ciudadanos, que se va a volcar en el País Vasco con su líder, Albert Rivera, que estará omnipresente en la campaña para tratar de lograr implantación en un territorio hasta ahora vetado para la formación naranja (apenas cuenta con un juntero en el Parlamento de Álava y dos concejales en esta provincia). La aspiración de Ciudadanos es ganar peso a costa del PP para tener más fuerza en Madrid de cara a las negociaciones que se abrirán el 25-S tras las citas electorales en Galicia y Euskadi.

“Ya nos podemos coger vacaciones hasta el 25 de septiembre”. El comentario irónico, con cierto tono sarcástico, de un diputado del PP tras la fallida investidura de Mariano Rajoy de este viernes no deja de encerrar una verdad irrefutable ante el bloqueo en el que está instalada la política española: que no habrá movimientos (al menos reseñables) hasta después de las elecciones vascas y gallegas. La única salida posible se encuentra en la próxima cita con las urnas en estas dos comunidades. Los partidos son conscientes de que habrá que esperar a los resultados del 25 de septiembre para despejar el escenario de ingobernabilidad que se ha instalado en España y evitar, en su caso, unas terceras elecciones generales en apenas un año. “Hasta después del 25-S no hay nada que hacer”, coinciden en asumir el PP y el PSOE.

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