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Crónica de una tarde surrealista y un bus atrapado en Chueca: "Golpeó una fachada"
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Crónica de una tarde surrealista y un bus atrapado en Chueca: "Golpeó una fachada"

El Ayuntamiento de Madrid ha abierto las pesquisas para saber por qué un bus turístico, que acabó varado entre dos calles, circulaba el Domingo de Ramos y sin autorización por esta zona. Así vivieron los testigos el alboroto

Foto: El bus varado entre dos calles. (Asociación de Vecinos de Chueca y Salesas)
El bus varado entre dos calles. (Asociación de Vecinos de Chueca y Salesas)

Era casi la hora punta, en torno a las ocho de la tarde. Albert terminaba de preparar unas masas en la pizzería donde trabaja, en el barrio madrileño de Chueca. Quería tenerlo todo listo antes de que el local se llenara de gente hambrienta. Al ser Domingo de Ramos, muchos turistas podrían haber aprovechado el inicio de las vacaciones de Semana Santa para visitar la capital y, quién sabe, acabar cenando por el centro. Así fue, aunque solo a medias. Varios viajeros acabaron atrapados justo en frente, pero no por el olor de la comida: un bus turístico se había quedado varado al cruzar la esquina.

"Estábamos todos flipando", se sincera Albert, que en el momento del colapso estaba centrado en el trabajo y no se percató de lo que ocurría hasta que la gente empezó a murmurar. Su pizzería está en Augusto Figueroa, muy cerca de este cruce. A esa vía trataba de girar el vehículo a su salida de San Bartolomé, pero las dimensiones del autocar y sobre todo su longitud –"son calles estrechas", recuerda– lo complicaron todo.

Abierta una investigación

"Se quedó ahí un rato moviéndose para adelante y para atrás y la gente empezó a salir a ver qué había pasado. Golpeó la fachada de un local", rememora. Se armó cierto alborto, pero la cosa no duró demasiado: "Seguí trabajando y al rato ya no estaba, supongo que consiguieron salir solos porque no llegué a ver ninguna grúa". Aunque este trabajador asegura que "no es la primera vez que se ven esos autobuses por la zona", sin especificar si fue exactamente en ese cruce, el Ayuntamiento niega que la compañía tuviera permisos para circular por esa ruta.

Desde el Consistorio se anunció el lunes la apertura de un expediente informativo a la empresa Big Bus, propietaria de estos míticos autocares turísticos de color granate y con asientos en la cubierta, muy habituales en la capital. Del resultado de esta investigación dependerá que haya o no sanción a la compañía por lo ocurrido el domingo, siempre y cuando exista una denuncia previa de las partes afectadas. Así lo indican fuentes del Área de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, que impulsó las pesquisas para esclarecer "por qué se realizó una ruta que no estaba autorizada".

En la tienda de Lucía, en la entrada a San Bartolomé y a escasos metros del lugar de los hechos, ya nadie comenta lo ocurrido. "Ese día me tocó el turno de mañana y mi compañera, que justo estaba a punto de cerrar, no se dio cuenta de nada hasta que miró el móvil", explicó. Cuenta que algunos conocidos, que sabían que trabaja allí, vieron un vídeo en Internet y entonces se acercó a verlo con sus propios ojos.

La denuncia la hizo en la red social X la Asociación de Vecinos de Chueca y Salesas, que aseguró que el autobús se había llevado parte del cableado y "unos cuantos árboles" por delante. "Es el turismo, que todo lo invade", sentenciaron desde la entidad vecinal. Como afirmaron los trabajadores consultados y constató luego dicha asociación, esa misma noche el vehículo "consiguió salir marcha atrás", según ellos, en dirección a la Plaza de Pedro Zerolo y la Gran Vía.

La asociación afirmó que, aunque pudo solventarse motu proprio, el bus logró desencajarse tras provocar "una movida importante en el tráfico" y otros daños materiales colaterales. "Esperemos que se asuman responsabilidades", concluyeron. Sobre esto último, el Ayuntamiento de Madrid indicó que será la empresa la responsable de costear daños si se constata oficialmente que estos existen y si los perjudicados denuncian antes. Mientras, la investigación sigue en curso a expensas de conocer qué ha ocurrido exactamente. Toca esperar.

Era casi la hora punta, en torno a las ocho de la tarde. Albert terminaba de preparar unas masas en la pizzería donde trabaja, en el barrio madrileño de Chueca. Quería tenerlo todo listo antes de que el local se llenara de gente hambrienta. Al ser Domingo de Ramos, muchos turistas podrían haber aprovechado el inicio de las vacaciones de Semana Santa para visitar la capital y, quién sabe, acabar cenando por el centro. Así fue, aunque solo a medias. Varios viajeros acabaron atrapados justo en frente, pero no por el olor de la comida: un bus turístico se había quedado varado al cruzar la esquina.

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