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Vida y obra de los 25 años de Alcalá de Henares como Patrimonio de la Humanidad
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LA CUNA DE CERVANTES

Vida y obra de los 25 años de Alcalá de Henares como Patrimonio de la Humanidad

La ciudad complutense echa la vista atrás para celebrar este aniversario. Valoran todo el camino recorrido, pero esperan que la recuperación del patrimonio siga su curso

Foto: Placa en el Colegio Mayor de San Ildefonso de la Universidad de Alcalá de Henares en honor a la Sociedad de Condueños
Placa en el Colegio Mayor de San Ildefonso de la Universidad de Alcalá de Henares en honor a la Sociedad de Condueños

Pronto se cumplirán 25 años de aquel 2 de diciembre que, aunque fue un día en el que no cambió la vida de nadie, sí lo hizo de una ciudad al completo. La UNESCO reconoció a Alcalá de Henares como Patrimonio Mundial de la Humanidad, concretamente a su Universidad y el recinto histórico del milenario municipio. Aquel anuncio desde Kioto (Japón) pronto llegó a las calles de la cuna de Cervantes.

La alegría desbordó un Ayuntamiento henchido de orgullo y la satisfacción se apoderó de aquellos que sabían lo que dicha declaración suponía. Un cuarto de siglo después, expertos en la historia y el patrimonio hacen balance de los avances logrados, pero también sopesan los peligros que la turistificación y el incremento del sector hostelero en el centro pueden causar.

Foto: Restos de la ciudad de Complutum. (G.M.)
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“Lo primero que hay que saber es que la declaración es a la Universidad y al conjunto histórico de Alcalá. Eso se debe al modelo universitario ideado por el cardenal Cisneros que, alrededor de un Colegio Mayor como el de San Ildefonso, abrió otros menores distribuidos en la manzana universitaria”, explica Vicente Sánchez Moltó, cronista oficial de Alcalá de Henares.

Todo aquello fue posible por el trabajo conjunto de dos administraciones como la Universidad de Alcalá (UAH), recuperada hacía poco más de dos décadas, en 1978, con Manuel Gala a la cabeza, y el Consistorio del municipio, presidido por Bartolomé González. A ellas se sumaron instituciones culturales, deportivas y cualquier entidad que pronto se sumaría a la algarabía tras recibir el mensaje desde Kioto.

Primeros cambios, diez años después

Tendría que pasar todavía casi una década para que la Declaración de Patrimonio Mundial de la Humanidad se materializara en las calles que vieron pasear a un Siglo de Oro en todo su esplendor, y es que escritores como Quevedo, Nebrija, Lope de Vega, Calderón de la Barca, Tirso de Molina y Fray Luis de León fueron alumnos de la Universidad de Alcalá. “A finales de la década de los 2000 se empezó a notar de forma considerable. Aumentó muchísimo el turismo, y las rehabilitaciones y restauraciones del patrimonio también fueron a más gracias a una mayor conciencia en torno a la conservación del patrimonio”, explica Sánchez Moltó.

placeholder 9 Estatua de Cisneros mirando hacia la fachada del Colegio Mayor de San Ildefonso
9 Estatua de Cisneros mirando hacia la fachada del Colegio Mayor de San Ildefonso

En realidad, en Alcalá ya existían algunos monumentos y edificios con cierto nivel de protección, como la propia fachada y primera crujía del Colegio Mayor de San Ildefonso, hoy rectorado de la UAH, declarado conjunto artístico nacional en 1968. “El patrimonio no deja de ser una fuente de ingresos y creación de empleo”, remarca el cronista, por lo que la ciudad también ha visto recompensada económicamente esta apuesta por la preservación de su historia.

De todas formas, la Declaración supuso el reconocimiento a un patrimonio que, desde entonces, no perteneció únicamente a los complutenses, sino a toda la Humanidad. “Nos corresponde su conservación, promoción y desarrollo, pero esto no es nuestro”, precisa el cronista. Además, la distinción de la UNESCO, según Sánchez Moltó, trajo consigo otras declaraciones de interés nacional para la ciudad, como es su Semana Cervantina, el Don juan en Alcalá y su Semana Santa.

Alcalá, la ciudad de Dios en la Tierra

Vicente Pérez Palomar es el actual concejal de Patrimonio y así resume los criterios seguidos por la UNESCO para que Alcalá fuera distinguida: “Reconocieron que era el primer modelo de ciudad universitaria de la edad moderna; que era la encarnación de la ciudad de Dios en la Tierra por el conjunto de iglesias y conventos y la referencia en el estudio teológico que creó la misma universidad; y la aportación a la cultura universal al ser Cervantes su hijo más ilustre”.

Foto: Placa en el Colegio Mayor de San Ildefonso de la Universidad de Alcalá de Henares en honor a la Sociedad de Condueños. (Cedida)

El cambio fue trascendental, tal y como lo describe este experto en patrimonio y político local. “Pasamos de tener 300 plazas hoteleras en establecimientos de dos y tres estrellas a contar ahora con más de 3.000”, ilustra. Más allá de este ejemplo de crecimiento económico, otro factor que arraigó en el municipio a partir de diciembre de 1998 fue el orgullo de ser alcalaíno. “La ciudad creció en los últimos años del siglo XX con gente venida de otros lugares y la Declaración de Patrimonio Mundial hizo que el sentimiento de desarraigo desapareciera en buena medida”, defiende Pérez.

Este sentimiento vino acompañado del impulso cultural que ahora aflora por la ciudad complutense, sobre todo por el aumento de los monumentos, museos y centros de interpretación abiertos al público desde entonces.

Los Condueños, salvadores de la Universidad

En cambio, toda esta historia pudo ser muy diferente si en 1851 no se hubiera fundado la Sociedad de Condueños de los edificios que fueron Universidad. Gracias a ella y a los 90.000 reales que pagaron a Javier de Quinto, corregidor real propietario de los inmuebles de la manzana universitaria tras el traslado de la propia Universidad a Madrid, varios vecinos lograron que estas históricas construcciones no fueran desmanteladas. Perdido el contenido, esta entidad logró que no se perdiera el preciado continente que todavía quedaba en pie en la ciudad. Tan solo se autoimpusieron una tarea: conservar, dentro de sus posibilidades, los colegios que un día albergaron las mentes más sabias del país.

placeholder La firma de Manuel Azaña en uno de los libros de actas de la Sociedad.
La firma de Manuel Azaña en uno de los libros de actas de la Sociedad.

Tamaña empresa ha llegado hasta la actualidad, época en que los Condueños siguen activos. “Aquí golpeó mucho el traslado de la Universidad en el siglo XIX pero también la Guerra Civil ya que se destruye la Iglesia de Santa María, y el Palacio Arzobispal, una de las joyas de la ciudad, se quema justo después de la contienda”, explica José Félix Huerta, presidente de la asociación. Ahora, los Condueños se vanaglorian, porque pueden, de que los edificios ideados por el cardenal Cisneros continúen cumpliendo las funciones para las que fueron ideados, que no son otras que las educativas.

Ese fue otro de los motivos para proclamar a Alcalá Patrimonio Mundial de la Humanidad hace ahora 25 años, una hazaña que sin la Universidad y, por ende, el trabajo ya centenario realizado por los Condueños seguramente no se hubiera alcanzado. De hecho, suyos son los edificios utilizados por la UAH y diferentes dependencias repartidas por el centro de la ciudad. “La parte más noble se la cedemos a la Universidad de forma gratuita, otras se las alquilamos, al igual que hacemos con el Ayuntamiento y algunos particulares. Nosotros no podemos repartir dividendos, así que todo lo que recibimos se reinvierte en la propia asociación y su cometido”, añade Huerta.

Crecimiento de la hostelería

La desindustrialización de finales del siglo XX golpeó fuerte en Alcalá, inmersa en un fabril Corredor del Henares. Una de las escapatorias fue el sector terciario, la hostelería incipiente que después de la Declaración de Patrimonio Mundial de la Humanidad fue a más. Según Sánchez Moltó, este sector se ha desarrollado de forma excesiva en el centro de la ciudad: “La mayor parte de los locales están relacionados con la hostelería, lo que supone un pequeño desplazamiento de la población que no es positivo”.

Desde su punto de vista, los conjuntos históricos deben ser vividos por su gente para que no terminen convertidos en un parque temático. Aunque afirma que la Declaración ha dejado un balance inmensamente positivo, sí defiende que “quizá se debería controlar un poco la proliferación de estos establecimientos en la calle Mayor”, dice en referencia a la arteria histórica principal del municipio.

Foto: Pachi señala la zona donde no le dejan instalar (G.M)

Pérez, el concejal de Patrimonio, preguntado por esta cuestión sostiene que se da un proceso de “hostelerización” más de que gentrificación “en algunos sectores del casco histórico”. Datos de 2023 indican que Alcalá se ha convertido en la segunda ciudad más cara para vivir de la Comunidad de Madrid, por detrás de la capital. Eso no ha sido óbice para que la ciudadanía que habita en el centro de la ciudad vaya en aumento. “Tras la Declaración se dio una importante recuperación física y funcional de muchos edificios, lo que ha supuesto que no haya pérdida de población. Eso no quiere decir que en ciertos espacios donde la presión terciaria es más alta no se esté notando”, añade.

Se trata de un problema incipiente que se ha empezado a poner de manifiesto en los últimos años y que desde la corporación municipal abordarán, según expresa el concejal. Todo sea porque Alcalá de Henares, Patrimonio Mundial de la Humanidad desde hace 25 años, no pierda su encanto ni se convierta en un parque recreativo para el turismo y la hostelería no expulse al comercio de barrio que cohesiona a sus habitantes.

Pronto se cumplirán 25 años de aquel 2 de diciembre que, aunque fue un día en el que no cambió la vida de nadie, sí lo hizo de una ciudad al completo. La UNESCO reconoció a Alcalá de Henares como Patrimonio Mundial de la Humanidad, concretamente a su Universidad y el recinto histórico del milenario municipio. Aquel anuncio desde Kioto (Japón) pronto llegó a las calles de la cuna de Cervantes.

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